China impulsa un plan estratégico para afianzar su influencia en América Latina

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El presidente de China, Xi Jinping, pronunció un discurso durante la ceremonia inaugural de la reunión ministerial del Foro China-CELAC en Beijing el 13 de mayo de 2025 (REUTERS/Florence Lo)

El plan de acción conjunto entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para el periodo 2025-2027 introduce una estrategia de cinco pilares que busca consolidar la influencia de China en América Latina y el Caribe, según detalló un artículo de Leeland Lazarus en la revista Americas Quarterly. Esta hoja de ruta, presentada por el presidente Xi Jinping en mayo durante la apertura del Foro China-CELAC, institucionaliza la presencia de Beijing en el hemisferio occidental y plantea interrogantes sobre la soberanía y la alineación estratégica de los países de la región, así como sobre la seguridad nacional de Estados Unidos.

El nuevo marco de cooperación se apoya en los conceptos de Solidaridad, Desarrollo, Civilización, Paz y Conectividad entre Pueblos. Aunque el discurso oficial enfatiza el respeto mutuo y la cooperación, el objetivo subyacente es posicionar a China como actor dominante en el continente americano. Este enfoque representa el esfuerzo más ambicioso de Beijing hasta la fecha para fortalecer su presencia en la región, en un contexto donde la reducción de la ayuda estadounidense a América Latina y el Caribe ha facilitado el avance chino. En los últimos años, China ha desplazado a Estados Unidos como principal socio comercial de Sudamérica, con un intercambio que alcanzó los 518.000 millones de dólares el año pasado y que, según economistas citados por Americas Quarterly, podría superar los 700.000 millones de dólares para 2035.

La publicación estadounidense reportó que, aunque la inversión directa del gobierno chino ha disminuido, las empresas chinas han tomado la delantera en sectores estratégicos como tecnología, telecomunicaciones, energías renovables, minerales críticos y vehículos eléctricos. El nuevo plan para la CELAC refleja este giro hacia prioridades económicas específicas y una expansión significativa de los lazos políticos y sociales.

El pilar de Solidaridad se orienta a fortalecer los vínculos políticos más allá de las diferencias ideológicas. Una de las iniciativas más destacadas es la invitación anual a 300 funcionarios de partidos políticos de países CELAC para visitar Beijing, lo que suma 900 visitas en tres años. Esta medida busca crear redes de contacto que permitan a China sortear la volatilidad electoral en la región, donde los cambios de gobierno pueden ser abruptos. Países como México, Brasil, Colombia y Chile, con gobiernos de tendencia progresista, han mostrado mayor apertura hacia Beijing, mientras que en los próximos años se celebrarán elecciones presidenciales o parlamentarias en Chile, Bolivia, Jamaica, Honduras, Brasil, Perú, Colombia, Costa Rica, Argentina, Guatemala y Paraguay. Al cultivar relaciones con líderes de rango medio y alto, incluidos posibles candidatos presidenciales, China busca dotar de resiliencia política a su estrategia regional.

En el ámbito económico, el pilar de Desarrollo, alineado con la Iniciativa de Desarrollo Global de China, contempla una línea de crédito de 9.000 millones de dólares para infraestructura, reducción de la pobreza y transformación digital. Además, se ofrecen 300 oportunidades de capacitación técnica y 300 proyectos locales de asistencia. El plan fomenta el uso de instrumentos financieros como los “Panda Bonds”, bonos denominados en yuanes que facilitan transacciones transfronterizas en la moneda china. Actualmente, Argentina, Brasil y Bolivia pueden liquidar comercio en yuanes, y Argentina mantiene un swap de divisas de 5.000 millones de dólares para reforzar sus reservas. El plan también prevé la creación de un fondo de cooperación de inversión en acciones y promueve mecanismos bilaterales de resolución de disputas, lo que desafía las normas financieras multilaterales tradicionales.

El Plan de Acción China-CELAC 2025-2027 busca posicionar a Beijing como actor dominante en la región (REUTERS/Florence Lo)

También se remarca la importancia de la construcción de “puertos amigos”, un concepto que busca suavizar las preocupaciones sobre el control chino de infraestructuras marítimas clave, como Chancay en Perú o terminales portuarias en torno al Canal de Panamá. Estas inversiones, junto con la cooperación en transporte de doble uso, han generado inquietud entre analistas que advierten sobre el posible empleo de activos comerciales para fines militares o de inteligencia. Además, el plan promueve la colaboración en tecnologías de vanguardia como big data, computación en la nube, Internet de las cosas, ciudades inteligentes, inteligencia artificial y gestión del espectro radioeléctrico. En este contexto, la región se convierte en un terreno de competencia entre Washington y Beijing por la infraestructura digital y la armonización regulatoria.

El pilar de Paz, enmarcado en la Iniciativa de Seguridad Global de China, aborda la ciberseguridad, el crimen transnacional y la seguridad pública. El plan propone la creación de un mecanismo de enlace entre los Equipos Nacionales de Respuesta a Emergencias Informáticas (CERT), lo que podría otorgar a las autoridades chinas acceso privilegiado a redes de intercambio de amenazas digitales en América. Actores con base en China han estado implicados en intrusiones cibernéticas en la región, como el caso del grupo de ciberespionaje Nickel, que en 2021 atacó a 16 gobiernos latinoamericanos y caribeños.

El plan reconoce, aunque de manera indirecta, el aumento de las actividades de organizaciones criminales vinculados a China en América Latina. Se proponen programas de formación policial y coordinación operativa para combatir el lavado de dinero, la trata de personas, la minería ilegal, el tráfico de fauna silvestre y el narcotráfico. En los últimos años, redes criminales chinas han participado en todas estas actividades tanto en la región como en otras partes del mundo. Al abordar estos delitos de forma explícita, el gobierno chino transmite su disposición a colaborar con los países de la región en el fortalecimiento de la cooperación policial.

El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, asistió a una rueda de prensa para una reunión ministerial del Foro China-CELAC, en la Casa de Huéspedes del Estado Diaoyutai, en Beijing el 13 de mayo de 2025 (REUTERS/Tingshu Wang)

El componente de seguridad también incluye la cooperación aeroespacial, con la creación de un Foro de Cooperación Beidou y un Centro de Desarrollo de Aplicaciones Beidou. El sistema de navegación satelital Beidou, diseñado para competir con el GPS, permite a China establecer sus estándares tecnológicos en la infraestructura regional de navegación y comunicaciones. Además, el plan reafirma el interés chino en la Antártida, promoviendo la cooperación científica y el intercambio de investigadores, lo que se alinea con la creciente presencia estratégica de China cerca del Estrecho de Magallanes, uno de los puntos marítimos más críticos del mundo.

El cambio climático ocupa un lugar destacado en la agenda. Entre las iniciativas figuran el lanzamiento de una “Isla Cero Carbono” para países caribeños y la creación de un Centro de Desarrollo China-Caribe. Estas acciones buscan posicionar a China como un socio más confiable en materia climática, en contraste con las críticas que enfrenta Estados Unidos por sus compromisos fluctuantes y el reciente desmantelamiento de la USAID.

El pilar de Civilización, que sustenta la Iniciativa de Civilización Global de China, refuerza la estrategia de poder blando. Incluye festivales culturales, intercambios cinematográficos, cooperación turística y digitalización de museos. El plan propone una Conferencia de Diálogo de Civilizaciones, una idea sugerida por el presidente Gustavo Petro de Colombia, y la integración de Institutos Confucio y aulas en los sistemas educativos regionales. China ofrecerá 500 becas internacionales para la enseñanza del chino, 1.000 plazas de intercambio “Puente Chino” y 30.000 libros de texto en chino a los países miembros de la CELAC. Estas medidas buscan difundir narrativas favorables a China en los espacios educativos y culturales latinoamericanos. Americas Quarterly destacó que la participación ideológica de China en la región es deliberada, estratégica y cada vez más profesionalizada para fortalecer su capacidad de influencia discursiva.

El último pilar, Conectividad entre Pueblos, lleva la proyección de China al ámbito municipal y comunitario. A través de foros de gobiernos locales, asociaciones de amistad, diálogos turísticos y encuentros deportivos, Beijing construye una arquitectura de influencia desde la base. El plan prevé 500 oportunidades de formación para académicos y periodistas de países CELAC, la organización de una exposición de cine y televisión china, y la traducción anual de 10 nuevas series de televisión al español y portugués. Estas iniciativas, según Americas Quarterly, no se limitan al intercambio cultural, sino que forman parte de un método más amplio para moldear la opinión pública y el discurso en todos los niveles de la sociedad, desde gobiernos locales y universidades hasta medios de comunicación y organizaciones deportivas.

El presidente de China, Xi Jinping, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Chile, Gabriel Boric, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se unieron para una sesión de fotos de grupo antes de la ceremonia de apertura de la reunión ministerial del Foro China-CELAC en Beijing el 13 de mayo de 2025 (REUTERS/Florence Lo)

La combinación de estos cinco pilares configura una estrategia sofisticada y multidimensional. Aunque se presenta bajo el discurso de la asociación, el Plan de Acción 2025-2027 plantea interrogantes sobre la autonomía, la resiliencia y la dependencia de los países latinoamericanos y caribeños. La atracción que ejercen la inversión y la infraestructura chinas es innegable, pero los riesgos asociados a infraestructuras estratégicas de uso incierto, plataformas digitales potencialmente vinculadas a la inteligencia china y una programación política, educativa y cultural que privilegia la visión de Beijing se vuelven cada vez más difíciles de ignorar.

Para Estados Unidos, las implicaciones son claras. El plan de acción China-CELAC constituye una hoja de ruta estratégica que busca insertar a China en todos los ámbitos de la gobernanza, la economía y la sociedad del hemisferio occidental. Esto institucionaliza la presencia china en una región que históricamente ha estado bajo la influencia estadounidense, y lo hace de formas difíciles de contrarrestar con ayuda esporádica o apoyo retórico. La revista Americas Quarterly concluyó que, si Estados Unidos y sus aliados desean mantener su credibilidad como socios en las Américas, deberán ofrecer alternativas claras en infraestructura, tecnología, educación y clima que igualen el alcance y la permanencia de la visión china. De lo contrario, Washington corre el riesgo de ceder la iniciativa a China no solo en los próximos tres años, sino durante un periodo mucho más prolongado.

Fuente: https://www.infobae.com/america/

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