Todo comenzó como un juego de radio. Una consigna amable, lanzada al aire por Andy Kusnetzoff en el programa Perros de la Calle. El disparador había sido el gesto público de Pedro Rosemblat hacia Lali Espósito: un reconocimiento amoroso y espontáneo en las redes antes del segundo y contundente recital de la cantante. “¿Querés reconocer a tu pareja?“, propuso Andy, y dieron un número telefónico.
Entonces, comenzó a preguntar si Sofi Martínez y Harry Salvarrey tenían alguien a quien llamar y le dijeron que no. Pero cuando llegó el turno de Cande Molfese, una sonrisa tímida la delató. Y llegó la confesión inesperada: “Yo sí. Podría llamar a alguien”.
Y acto seguido, la bomba: “¡Estoy de novia!”
Nadie se lo esperaba. “¡Nos lo venís escondiendo hace meses!”, le reprocharon con afecto. Andy, entre broma y verdad, reconoció: “Jamás te pedí que no te pongas de novia… pero no me lo contaste”.
Sofi Martínez provocó risas al cruzarla: “Hace un par de semanas hizo una columna de estar soltera, dijo que una está soltera porque lo elige”.
Y entonces, sin necesidad de nombres ni grandes revelaciones, Cande Molfese trazó el retrato de su pareja. Un hombre sin redes sociales, al que describió como divertido, buen pibe y cuidador. No necesitaba más. Porque su lenguaje era el de los gestos, y no el de las etiquetas. “Me cuida, me quiere bien”, dijo con calma y timidez.
El vínculo, contó, viene desde enero. No fue algo fugaz. Él estuvo ahí para apoyarla cuando ella tuvo el blooper de no reconocer a Whitney Houston, contó sobre el día que creyó que la protagonista de El Guardaespaldas no era la cantante y en realidad hacía playback.
El enamoramiento creció con pasos concretos. Primero lo dejó dormir en su casa. Después lo presentó a su mamá y a sus hermanas. “Conoció a mi grupo de Violetta”, dijo con ternura. Faltan aún las amigas del colegio, pero el “primer cordón afectivo”, como ella lo llamó, ya lo abrazó. “Se lleva muy bien con Facundo, Constanza y Sofía, mis más cercanos —reveló—. Y con mi hija, Almendra, también. Muy divertido con ella”.
Cande Molfese contó que está de novia
Y aquí llegó el corazón de la historia: la anécdota en la casa del padrastro, donde por primera vez se cruzó con el juicio sincero e implacable de los chicos. “Fuimos a lo de mi padrastro. Estaban mis sobrinos. Uno, de 11 o 12 años, le dijo: ‘Me caés mucho mejor que la anterior. Y eso que solo te vi un rato. Me gusta tu pelo’.”
Andy se rió: “Está enamorada”, dijo observándola.
La semana pasada, en el primer episodio de Mi cielo, con Mariano Iúdica en Infobae, Molfese también hurgó en lo profundo de su alma, y contó episodios de su historia familiar.
Cuando Iúdica le preguntó si le gustaría desandar o saber cosas que nunca pudo averiguar, navegó en las aguas de la abrupta partida de su padre de su casa: “Tengo una familia muy sincera y eso es muy lindo. Creo que eso hace que seamos tan unidos. Yo soy la más chiquita de las cinco hermanas y durante un tiempo vivimos en Bolívar, provincia de Buenos Aires. Hay mucha información denuestra ida de esa ciudad, pero de cuentos. Me gustaría entender qué pasó realmente con mi mamá, que vivió una traición amorosa. Cómo se sintió ella con cinco hijas. Una muy chiquitita, de un año. ¿Y cómo tuvo que llevar eso? Y también la versión de mi padre, que se vino a Buenos Aires”.
En la charla, confesó que se siente preparada para conocer a fondo lo que sucedió entre sus padres: “Quiero ver todo…”. Y le restó importancia a un posible sudrimiento: “Es parte de la vida. Y mirá que mi familia es muy sincera, ¿eh? Yo lo sé todo, pero lo quiero ver. Yo creo que mi madre sufrió mucho. Y también quisiera verla en ese estado. Pero no por verla sufrir sino para poder abrazarla más de la cuenta. En cuanto a mi papá, también me gustaría entender un poco más su cabeza de por qué se fue… El se vino a vivir a Buenos Aires.
Para terminar, Iúdica le propuso jugar a quitarle el dolor a alguien. Y sin dudar, Cande eligió a su papá: “Se lo voy a dar a mi viejo, que él ya está. Que construya de aquí en adelante. Todo lo que pasó y todos esos dolores que él tiene por culpa… Ya está. Lo que pasó, pasó. Ya está, tiene 72 años. No pasa nada. No hiciste nada tan grave. Podes construir de acá hacia adelante.