“Ahora lo entregué para embalsamarlo y en cualquier momento me lo van a traer. En unos días ya lo tendré de nuevo”, contó. Garfield se convertirá así en el sexto gato que tiene en ese estado en su propia casa, la cual compartía con ellos.
Sin embargo, Daniela aclaró a Pronto que lo que hace no es exactamente embalsamar, sino practicar la taxidermia, un procedimiento distinto. “Eso está mal dicho. Yo practico la taxidermia, que es otra cosa. Embalsamar es trabajar cada órgano interno con productos y es otro proceso”.
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“Con la taxidermia se le quita la pielcita, tiene un trabajo total la curtiembre y después lo rellenan. Los ojitos son de vidrio y son iguales a los reales”, explicó. Y agregó: “Los gatos quedan iguales a cuando estaban vivos. Yo hasta el olorcito les siento y eso que pasan por la curtiembre”.
En su casa, los animales tienen un espacio especial: “Ellos están en mi casa, en una vitrina del 1900, muy señoriales. Los tengo en mi habitación, frente a la cama. Pero no es que los miro todo el tiempo; ellos simplemente están. Es como los tatuajes: sé que los tengo, pero no me los miro todo el tiempo” explicó.
A pesar de ese vínculo tan fuerte con sus gatos, Daniela siente que es tiempo de cerrar una etapa. “Hace poco, un amigo llamado Andrés, que es monseñor, me preguntó si quería llevar a los gatos a su iglesia en Escobar. Está San Expedito en la entrada y me dijo que podía elegir poner a los gatos en un mueble tipo vitrina allí”, contó.
Conmovida por el gesto, tomó la decisión de trasladar a los seis felinos embalsamados al templo: “La idea es llevarlos a la iglesia para que tengan su eterno descanso ahí”. En su casa, aún conviven con ella cuatro gatos vivos, aunque todos ya están grandes.
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“La más chica que tengo es la China, de ocho años, y el resto son grandes ya. Me impacta eso porque es volver a prepararme para otras despedidas. Y sufro un montón”, admitió. La pérdida de Garfield fue algo que pudo “madurar un poco más”, ya que el animal estaba enfermo.
“No puedo vivir ni viajar ni estar tranquila. Es tanta la culpa que siento si los tengo que dejar solos, que casi no me muevo de mi casa”, confesó. “Comen a su forma porque una no tiene dientes, la otra tiene otro problemita y necesita otra alimentación, tipo paté. Los baño, me la paso limpiando, demandan mucho”.
Por todo eso, ya tiene tomada una decisión firme: cuando los cuatro gatos que la acompañan ya no estén, no sumará nuevos animales a su vida y así sucesivamente porque la mediática no sabe vivir de otra manera más que acompañada de estos seres tan especiales.
“Aparte me aferro muchísimo a los gatos y sufro un montón cuando parten. Hasta que logro largarlos y entender que ya no están, me cuesta un montón. Cada vez que se va un integrante de la familia, la casa cambia y la dinámica se modifica”, concluyó, con mucha emoción.
Las fotos de los gatos embalsamados de Daniela Cardone:
Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/