Cerca de las 21.30 y después de que la FilarMed iniciara la noche con una intro propia, NTVG salió al escenario con todos sus músicos de traje y arrancó directo con “Preludio”, “Nada fue en vano” y “Tan lejos”.
La orquesta, dirigida por Tami Daniel Rueda-Blanco, aportó un diferencial a la música de NTVG, reinterpretó sus canciones con un tono clásico, aportándole mayores armonías que se podían traducir en cierta melancolía y nostalgia, pero también ritmo. A más de una persona del público se le cayó una lágrima por la mejilla.
“Es lo más cerca que estuve de una oficina, ma” , bromeó Emiliano Brancciari mirando su atuendo. El comentario rompió el hielo entre tantos instrumentos clásicos y un Arena repleto de butacas, cuál teatro de la calle Corrientes, diferente a lo que acostumbra la escena del rock; y marcó el tono del resto del show: formal por momentos, pero con la calidez de una charla entre amigos.
No Te Va Gustar y la Filarmónica de Medellín en el Arena de Villa Crespo | Foto: Agustin Dusserre/Ignacio Arnedo.
El concierto fue el primero con este formato fuera de su presentación en Colombia, y Argentina fue el país elegido. “Gracias por acompañarnos, de verdad” , dijo Emiliano varias veces, agradecido y algo sorprendido por la respuesta del público.
Las cuerdas de la Filarmed dibujaban un escenario onírico mientras la banda se acomodaba sobre un escenario que, por momentos, parecía una gran sala de conciertos clásica. Canciones como “Tu defecto es el mío” y “Desde hace un sueño” sonaron más íntimas.
También hubo momentos de baile en canciones como “Paranoia”, donde Emiliano se cruzó todo el escenario y se acercó a los extremos de las plateas a saludar a la gente. Entre canción y canción se permitía charlar con la gente, alguna que otra vez se confundió los álbumes a los que pertenecían las canciones entre risas y los años en los que salieron, es que pasaron 30 años y 11 álbumes de estudio. También agradeció en varias oportunidades al público por permitirles este formato con esa cercanía uruguaya, tan franca, contrastaba con la solemnidad de los arreglos filarmónicos.
Emiliano Brancciari y Tami Daniel Rueda-Blanco | Foto: Agustin Dusserre/Ignacio Arnedo.
La lista fue extensa y cuidada: desde “Memorias del olvido” hasta “A las nueve”, pasando por momentos más melancólicos como “Una triste melodía” y “No necesito nada”. Si bien durante la noche el público pidió “Clara”, Emiliano confirmó que no estaba en la lista, pero metió un fragmento del estribillo sin la filarmónica sobre el final. “Vieron que soy fácil” , comentó entre risas.
Cuando parecía que todo terminaba, llegaron los bises y el público se puso de pie. Tocaron “Al Vacío”, “Cero A La Izquierda” y “No Era Cierto”, que serían las postales finales de un viaje que nadie quería que terminara. Todos saltaron y se abrazaron porque siempre hay “con quien quedarse a festejar”.