Lo más llamativo es que esta debilidad en el fondo no se haya podido resolver ni con tres jugadores de selección como MQ (más allá de que el Chino no estuvo en Qatar 2022 y hace tiempo que no es convocado por Scaloni), el campeón del mundo Pezzella -alternativa del Cuti Romero hasta la última ventana de Eliminatorias en los clásicos ante Uruguay y Brasil- y el chileno, una fija en La Roja dirigida por Ricardo Gareca.
Todos ellos, de hecho, vienen quedando en las fotos por sus errores que cuestan goles, como sucedió con los despejes fallidos del ex Fiorentina ante Platense e Independiente del Valle, con la falla conceptual de Paulo ante Talleres y el Calamar o con la lentitud del ex Betis para quedar pagando también frente a IDV.
Estas escenas son apenas las fotos de una película difícil de ver. Porque la cuestión de fondo (nunca mejor dicho) es que River no logra hacer pie en una zona neurálgica. Allí, o sus centrales defienden con liviandad o lo hacen con más confianza individual en sus cualidades técnicas que apelando a los tapones afilados para intimidar a los delanteros contrarios.
Y conforme avanza el semestre y esta tendencia se acentúa, aumentan los interrogantes. ¿Gallardo logrará que sus marcadores centrales eleven considerable el nivel antes de que empiece la parte más caliente del año, que incluye el Mundial de Clubes y la definición de la Copa Libertadores? ¿O será necesario sumarle uno o dos futbolistas más para nutrir esa zona a una nómina en la que no abundan las variantes? Cada vez más sobrevuela la idea de reforzar una zona endeble…
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