El Proyecto que el Gobierno Nacional estaría preparando un proyecto para aggiornar el organismo tecnológico agropecuario fundado en 1956 y que en 2026 cumplirá 70 años de avance en la tecnología productiva del campo argentino, pareciera emerger con un designio estatizante promovido por la actual administración, y aparentemente sin consultas suficientes y debidas con las provincias integrantes de las 5 regiones del componente de su accionar en el territorio argentino.
Quienes tenemos experiencia en servicios profesionales conjuntos con las Naciones Unidas, FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura) y el INTA en nuestro país, consideran que sería muy atinado para dicho propósito tan importante en primer término, redefinir completamente los objetivos del organismo luego del cumplimiento de su extensa trayectoria, positiva por cierto, para lograr una optimización y ajuste apropiados de su administración y costos, despolitización de la institución, posible unificación inteligente con el INTI y otros organismos de investigación, y los propósitos y demandas actuales que las distintas regiones de la nación, del campo, la industria, el comercio y la investigación requieren por un lado. Por el otro, de ninguna manera negativizando en absoluto el aporte del sector privado para su manejo, incrementando aparentemente la estatización, conjunto que contrariaría flagrantemente los principios de libertad, republicanismo, y de eficiencia, que el país y su población demandan.
El INTA, fusionado o no, con otros organismos, no debiera ser conducido de ninguna manera centralizadamente por el Ministerio de Economía de la Nación, lo que contrariaría absolutamente el federalismo y el derecho natural de las regiones productivas agropecuarias, industriales, y comerciales tan disímiles, a codirigir el organismo descentralizado mejor y más eficientemente.
Como ejemplo, es dable citar el caso institucional de Australia, país con el cual la Argentina supo marchar a la par hasta inicios del siglo XX, en el cual el agro creció codirigido no solamente en la aplicación de tecnología en su organismo similar al INTA, el CSIRO (Commonwealth Scientific Industrial Researche Organization), uno de los organismos científicos más importantes del mundo creado en 1916. El mismo le aportó a Australia un extraordinario avance y capacitación en la aplicación tecnológica, comercialización, y exportaciones de sus productos e industrialización de su materia prima, con sus Juntas de Trigo y de Carnes manejadas por el sector rural y comercial privados, que fue lo que sustentara el desarrollo australiano en mucho más alto nivel que el atraso argentino en producto bruto interno, nivel de vida, y exportaciones, hasta la fecha.
El INTA cuenta actualmente con 7.500 empleados, con incremento de personal de un 130% desde 2.003. Financiación: 0,45% valor CIF importaciones, 31,30% Tasa Estadística, Ley 23.664. Regiones NOA, NEA, CUYO, PAMPEANA, PATAGONIA. Estructura, Centros Regionales, Estaciones Experimentales, Centro de Investigación, Unidades de Extensión, Centros de Experimentación, un presupuesto 2.025 de $223.000 millones, Superficie Disponible de Tierra 116.000 ha., de las que usa solamente 45.000 ha., y sin uso + 50.000 ha., increíblemente.
Conclusión: Esta síntesis ilustra sobre la dimensión de la enorme estructura actual del INTA en el país, la cual debiera acceder a un profundo análisis de costo-beneficio al año 2.025 por una parte, para actualizar su funcionamiento. Otro aspecto, obliga necesariamente mediando el S.XXI a la aplicación de un criterio globalizador e inteligente para dicho organismo, agregándole investigación y avance en los temas industriales, comerciales y científicos plausibles, y coincidentes con el eficiente modelo australiano. Todo ello en indudable consulta con los Gobernadores de las cinco Regiones, y los organismos privados correspondientes.