Alexander von Humboldt (1769-1859) fue el sabio más grande y respetado de su tiempo. Provenía de una familia de la nobleza alemana y portaba el título de Barón. Estudió en la prestigiosa Academia de Minas de Freiberg, faro de las ciencias en el siglo XVIII y tuvo entre sus maestros a Abraham G. Werner, padre de la geología alemana. Y entre sus compañeros a Johann Wolfang Goethe, padre de la literatura alemana.
Joseph Redhead (1763-1844), fue un doctor en medicina de la Universidad de Edimburgo y un producto de la ilustración escocesa donde convergieron figuras como el economista Adam Smith, el filósofo David Hume, el geólogo James Hutton, el químico Joseph Black, el médico William Cullen y hasta un amigo de todos ellos: Benjamín Franklin.
Redhead conoció a Humboldt en Göttingen y fue allí donde establecieron una relación científica.
Ambos en América
Humboldt llegó a América en 1799 y fue a México a visitar a sus viejos amigos de Freiberg, entre ellos a Andrés Manuel del Río, descubridor del vanadio y los hermanos Fausto y Juan José D’Elhuyar, descubridores del tungsteno o wolframio. Humboldt daría allí, en el Real Seminario de Minería de México, su primera clase o conferencia magistral, bajo el título “Pasigrafía geológica”.
Luego recorrería Cuba, Venezuela, Colombia, Ecuador y finalmente llegaría hasta Lima. Ascendería el volcán Chimborazo y navegaría el Orinoco. Odisea que cumpliría de la mano de su amigo francés, el botánico Amado Bonpland.
Al tiempo en que Humboldt y Bonpland regresaban a Europa, Redhead conseguía llegar a América acompañando la comitiva del virrey que venía a Buenos Aires y Lima. Redhead, además de médico, era un naturalista con intereses en la botánica y en la geología. Viajó desde Buenos Aires a Potosí midiendo las alturas del camino de postas. Utilizó los métodos de medir la temperatura a la que hervía el agua y más tarde el tubo de mercurio. Midió la altura del Cerro Rico de Potosí que era entonces motivo de discusión. Regresó con sus datos y eligió quedarse a vivir en Salta. Se afincó en la casa de Macacha Güemes, la hermana del prócer, y se convirtió en médico de la familia.
Testigo y protagonista
El general Pío Tristán lo consideró un espía inglés complotado con los patriotas y secuestró sus papeles entre los cuales se encontraban sus artículos científicos. Entre ellos su estudio experimental sobre la dilatación del aire atmosférico. Redhead acompañó más tarde a su gran amigo, el general Manuel Belgrano, en las batallas de Tucumán en 1812, en la jura de la bandera a orillas del río Pasaje (hoy Juramento) y finalmente en la batalla de Salta del 20 de febrero de 1813.
Finalizada la batalla y con el triunfo de las fuerzas patriotas, Redhead exigió a Tristán la devolución de sus escritos y con ellos preparó un artículo que publicó en 1819 en la Imprenta de la Independencia en Buenos Aires. Dicho folleto se convirtió en el primer artículo científico publicado en nuestro país.
El trabajo llegó a manos de Humboldt quien lo leyó cuidadosamente y dudó de algunas alturas. Humboldt y Redhead se habían conocido en Alemania y habían trabado amistad. En su enciclopédica obra sobre el viaje a las regiones equinocciales, Humboldt lo cita a Redhead y a su trabajo de la medición de alturas en la geografía andina.
En 1826 llegó a Salta la misión inglesa que iba a Potosí integrada por James Paroissien, que era un ex oficial de San Martín, junto a Edmond Temple, John Scrivener, el barón de Czettritz, entre otros. Paroissien le comenta a Redhead las observaciones y reservas de Humboldt en cuanto a las alturas de Tucumán, Jujuy, Cerro Rico de Potosí e incluso el Illimani al cual daban una altura que superaba los 7.000 m de altura sobre el nivel del mar.
El 26 de marzo de 1826 Redhead le escribe una carta a Humboldt desde Salta, en impecable francés, de dos carillas manuscritas a pluma en donde le recuerda sus afectos, le cuenta sobre una enfermedad que le había aquejado, los detalles de su acompañamiento a Belgrano hasta su lecho de muerte, entre otros comentarios personales. Dicha carta se encuentra disponible en archivos digitales alemanes y es una joya para la historiografía argentina.
Investigador incansable
El punto es que le comenta que tiene ahora mejor instrumental y que está encarando la misión de medir las alturas de la base de la cadena oriental del Valle de Salta a orillas del río Arias y luego subir a caballo hasta alguna de las cumbres. Le informa que la región es boscosa, pero que hay algunas quebradas que dan acceso hasta la cumbre. Da la impresión de que se refiere al actual cerro San Bernardo, pero podría tratarse de cualquiera de los otros cerros de la sierra de Mojotoro. Téngase presente que para entonces Redhead ya tenía 63 años y seguía interesado en medir las alturas de las montañas y se carteaba desde Salta con Humboldt. O sea, con el científico que entonces gozaba de indiscutible fama internacional.
Hay otra carta donde Redhead le comenta a Humboldt su preocupación por la no liberación de Bonpland preso en Paraguay por el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia. Redhead tenía también amistad con Bonpland. Es interesante remarcar, como lo ha señalado el Dr. Miguel de Asúa, las relaciones y lazos académicos que unían entonces a otras figuras relacionadas directa o indirectamente a Humboldt en el marco de lo que se ha dado en llamar “ciencia humboldtiana”. Algunos de ellos con cargos diplomáticos, otros representantes de empresas mineras o bien naturalistas en sentido amplio que se habían radicado en el país o eran viajeros de paso.
Grande sabios en la región
Está el caso de Joseph Pentland (1797-1873) que vino al Alto Perú, mantuvo correspondencia con Redhead y estaba también interesado en la medición de las alturas de montañas andinas sea por métodos trigonométricos o mediante el uso de tubos de vidrio barométricos. Pentland dejó una obra escrita fundamental para Bolivia que sigue siendo una referencia ineludible para la historia de ese país.
El capitán Joseph Andrews, jefe de una de las misiones mineras inglesas al Potosí, pasó por Salta y nombró a Redhead como su encargado de negocios. Se conservan interesantes cartas entre ambos donde Redhead hace expresa salvedad de la importancia que tienen los recursos minerales para su tierra de adopción y los defiende de los potenciales monopolistas y especuladores que podrían llegar luego de la firma del tratado de amistad y comercio firmado con Inglaterra en 1825. Tratado del cual se acaban de cumplir los 200 años y que fue uno de los primeros reconocimientos diplomáticos de Gran Bretaña a las nuevas naciones sudamericanas.
A los mencionados antes debe sumarse el Dr. John Scrivener que de vuelta de Potosí vivió cuatro años en Salta y se vinculó con Redhead dejando valiosas impresiones en sus memorias. También Edmond Temple que luego de la misión minera al Potosí volvió a Inglaterra y escribió allí sus memorias, en dos gruesos tomos, que son una fuente valiosa para nuestra historiografía.
A ellos se suma el médico y botánico escocés John Gillies (1792-1834), también doctorado en Edimburgo como Redhead, que llegó a la Argentina en 1820 y se radicó en Mendoza durante ocho años. Descubrió numerosas especies vegetales y algunas le fueron dedicadas en su nombre. Realizó además estudios geográficos de los pasos andinos a Chile, observaciones meteorológicas y toma de datos de alturas barométricas.
Y también, recordar al ingeniero y botánico inglés John Miers (1787-1879), especialista en helechos, quién viajó desde el Plata a Chile para instalar una planta metalúrgica de cobre. Al igual que los otros naturalistas tomó alturas en la cordillera. Publicó una obra en dos tomos en 1826.
Todos estos sabios, que tenían correspondencia mutua a través de Humboldt o Parish, formaban parte de lo que se ha dado en llamar el “imperio informal” de acuerdo con J. Gallagher y R. Robinson (1953). Abonando lo ya comentado, hay que destacar que Redhead mantuvo además intercambio epistolar con Humboldt y Woodbine Parish acerca del famoso meteorito del Chaco o Mesón de Fierro. El punto central era si esa mole de hierro y níquel era un objeto celeste o se “había criado en la propia tierra”. Terminaría por imponerse su origen cósmico.
Uno de ellos, el Otumpa, fue llevado a Buenos Aires, cargado en un barco y trasladado a Inglaterra donde hoy constituye uno de los tesoros del Museo de Historia Natural de Londres.
Una deuda con Readhead
Salta tiene una deuda de honor con este héroe de la independencia que acompañó codo a codo a Güemes y Belgrano. Ese gigante de la historia mundial que fuera Arnold Toynbee nos lo recordó cuando visitó Salta en la década de 1960. Toynbee quedó sorprendido de lo poco que los salteños sabían de la figura de este gran médico y científico, al cual hasta ahora solo se le ha dedicado un pasaje urbano y mal escrito como “Read Head”. La relación desde Salta de Redhead con Humboldt y otras grandes figuras de la historia de la ciencia constituye uno de los valiosos patrimonios que se deben rescatar y atesorar para las nuevas generaciones.