Una vez más, la falta de una ambulancia volvió a ser protagonista en Rosario de Lerma, con consecuencias que podrían haberse evitado. Esta vez, el accidente se produjo en la intersección de las calles Güemes y Uruguay. Un choque entre dos motocicletas dejó a un hombre gravemente herido tirado en el asfalto. A pesar de los llamados desesperados, la ambulancia llegó recién una hora después, no desde el Hospital Joaquín Corbalán, sino desde La Silleta, a más de 15 kilómetros de distancia.
Durante ese tiempo, el herido permaneció inmóvil en el suelo, sin asistencia médica, mientras la Policía cortaba el tránsito y los vecinos observaban con impotencia. ¿Dónde estaban las ambulancias del hospital local? Según la información oficial, el nosocomio cuenta con al menos dos unidades, pero no hay explicaciones claras ni comunicados que justifiquen su inoperancia.
Este hecho no es aislado. Desde hace más de dos años, la comunidad viene denunciando la ineficiencia del sistema de emergencias del hospital. A pesar de contar con infraestructura mejorada y aportes del gobierno provincial e incluso del sector privado, la gestión hospitalaria sigue fallando en lo más básico: garantizar la atención de urgencias.
Los reclamos vecinales se acumulan, pero la respuesta siempre es la misma: silencio. La gerencia del Hospital Corbalán no emite comunicados esclarecedores, ni ofrece respuestas a una comunidad cansada de la desidia. Incluso el propio intendente de Rosario de Lerma, Sergio “Topo” Ramos, expresó públicamente que el problema del hospital no es la falta de recursos, sino la falta de gestión. Este medio trató de comunicarse con la gerencia, pero las respuestas fueron infructuosas.
La gravedad de la situación quedó aún más expuesta la semana pasada, con el trágico fallecimiento de un bebé en el hospital. En ese caso, el comunicado oficial fue escueto, técnico y frío, sin asumir responsabilidades reales ni anunciar soluciones concretas. A pesar de los esfuerzos del personal de salud, la falta de una ambulancia equipada y disponible contribuyó a que el traslado se demorara y, finalmente, el recién nacido perdiera la vida.
Lejos de reconocer fallas estructurales, la dirección del hospital optó por culpar a los medios y actores políticos por supuestamente “utilizar políticamente” la tragedia. Lo cierto es que la comunidad no está pidiendo explicaciones políticas, sino respuestas concretas. Exige saber por qué, en pleno 2025, un hospital de referencia regional sigue funcionando sin ambulancias activas, aún con el esfuerzo de terceros para el funcionamiento de un quirófano operativo y que, con una dirección que elige el silencio en lugar de dar la cara.
El Hospital Joaquín Corbalán no puede seguir escondiendo su ineficiencia detrás de comunicados ambiguos ni responsabilizando a otros. Lo que ocurre es simple: la falta de gestión está poniendo en riesgo vidas humanas. Y eso, por más que se quiera negar, es inaceptable.
Argumentos que no tienen sustento
Lejos de reconocer fallas estructurales, la dirección del hospital optó por culpar a los medios y actores políticos por supuestamente “utilizar políticamente” la tragedia. Lo cierto es que la comunidad no está pidiendo explicaciones políticas, sino respuestas concretas.