Y esta semana, la reina de Holanda volvió a dar cátedra de estilo en la cena anual del Cuerpo Diplomático. El evento, que se celebró el lunes 12 de mayo en el Palacio Real de Ámsterdam, Máxima brilló, como siempre, con un hermoso vestido que evidentemente le encanta.
Para recibir a los invitados, Máxima eligió un diseño de gala firmado por Jan Taminiau, su diseñador de cabecera. El vestido, en tono rosa pastel, tenía bordados dorados y blancos que marcaban la cintura, el escote y la falda. Lo más llamativo, claro, es que no lo estaba estrenando para la ocasión.
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El modelo en cuestión lo había estrenado en 2010 durante el Día de la Princesa. Luego lo repitió en 2011 en una visita oficial a Qatar. Y ahora volvió a aparecer con el vestido, intacto, elegante y más vigente que nunca, en un gesto claro de que el lujo también puede ser sostenible y que las reinas también repiten la ropa.
LOS ACCESORIOS QUE MÁXIMA SUMÓ A SU LOOK “REPETIDO”
En esta nueva aparición, Máxima sumó unas sandalias plateadas de Schutz y un clutch brillante de Dior. Pero el broche de oro fue la tiara con perlas y diamantes en forma de lágrima: una joya histórica de la corona que data de 1900.
Reutilizar sin perder el glamour es, definitivamente, un talento que no cualquier miembro de la realeza tiene. Máxima no sólo lo domina: lo lleva con orgullo y se convierte en ejemplo. Porque en su mundo, repetir no es pecado, es poder. Y ella, sin dudas, sabe cómo usarlo a su favor.
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Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/