Esther Gladys Casimiro llegó al Colegio Secundario 2 de Abril de 1982 alrededor de las 13:30 para emitir su voto en la mesa 1360. Sin embargo, lo que parecía ser un trámite simple se convirtió en una experiencia frustrante y confusa.
“Llegué y no había nadie en la fila, pero la presidenta de mesa me dijo que mi DNI no estaba permitido para votar. Me dijo que tenía que presentar el libro azul, algo que nunca me habían pedido antes”, explicó Casimiro.
La mujer aseguró que su documento vence recién en julio de 2025 y que nunca había tenido que llevar el libro azul para votar. “Ni siquiera sabía dónde guardo eso”, comentó.
Ante la situación, fue derivada a un grupo de tres mujeres que, según le indicaron, podrían darle una solución. Una de ellas ingresó a un aula cerrada y tardó varios minutos, mientras Casimiro esperaba.
Finalmente, le informaron que en el sistema de la escuela figuraba que ella tenía otro DNI existente, algo que la sorprendió. “Me dijeron que ese documento es un duplicado o triplicado, pero yo lo tengo desde 2010 y es el original”, afirmó.
Casimiro pidió una constancia que acreditara que no pudo votar, pero la respuesta fue negativa. “Me dijeron que espere la multa y que luego hiciera el descargo, pero no me podían dar ninguna constancia”, relató.
Consultando con personas cercanas, le informaron que debían haberle entregado esa constancia para respaldar su situación, algo que nunca ocurrió. Ahora, Casimiro teme enfrentar una multa sin poder demostrar que la imposibilidad de votar no fue su responsabilidad.