Fray Javier Otaka es religioso de la Orden de San Agustín y actualmente reside en Salta, donde se desempeña como responsable de la pastoral de los colegios Niño Jesús de Praga y Santo Tomás de Villanueva. Aunque no es sacerdote, su vocación religiosa lo llevó a asumir un rol activo en la comunidad educativa y espiritual agustiniana.
¿Cómo vivieron los agustinos la elección del Papa León XIV?
Con mucha alegría, mucha emoción y también agradecimiento a Dios por este don tan grande. Para nosotros es como un hermano más, como de la familia. Es alguien que conocemos, que sabemos que es muy capaz y que va a hacerle mucho bien a la Iglesia, sobre todo en este tiempo en que se habla tanto de retroceso o cerrazón. León XIV representa una continuidad y, creo yo, una profundización del compromiso social de la Iglesia.
¿Qué aspectos destacan ustedes de su figura?
Robert Prevost fue nombrado obispo por Francisco. Francisco designó muchos obispos y cardenales que comparten su línea, su visión de Iglesia. León XIV, además, nació después del Concilio Vaticano II, igual que Francisco. Si bien puede haber matices, yo creo que hay una clara continuidad. Y el nombre que eligió también es significativo: León XIV, en continuidad con León XIII, quien sacó la encíclica Rerum Novarum, sobre la doctrina social de la Iglesia, los derechos de los trabajadores y la dignidad de la persona humana. Todo eso está muy presente también en el pensamiento de Francisco.
¿Cómo se posiciona la Orden de San Agustín ante estos cambios?
Los agustinos siempre hemos tenido una postura equilibrada. No estamos ni en la línea avanzada ni en la conservadora. Somos más bien de una línea intermedia. No nos sentimos ni de una punta ni de la otra, buscamos el equilibrio. Y con esta elección muchos de nosotros teníamos confianza en Robert Prevost, aunque no era de los más mencionados en las listas.
¿Qué sintió personalmente cuando se anunció su nombre como nuevo Papa?
La misma sensación que tuve cuando escuché que habían elegido a Francisco. En el caso de Robert Prevost, lo sentimos muy cercano, es alguien de nuestra familia espiritual. Fue una gran emoción. Creo que los cardenales no eligieron un Papa de transición, sino alguien que va a continuar el camino de apertura y diálogo con la cultura. Hoy se habla de muchas cosas que quieren llevar a la Iglesia hacia el pasado, pero esta elección muestra que hay voluntad de avanzar y profundizar el compromiso con lo social.
¿Cuáles son los pilares de la espiritualidad agustiniana?
Nuestra espiritualidad tiene como base “un solo corazón y una sola alma orientados a Dios”. Se sostiene sobre tres pilares fundamentales: la comunidad, la interioridad y el servicio a la Iglesia. A eso se suma la búsqueda de Dios, la búsqueda de la verdad y la amistad, todos valores que acompañaron la vida de San Agustín y que nos identifican como orden.
¿Cómo está hoy la comunidad agustiniana en Salta?
La verdad es que no estamos con mucha salud vocacional a nivel nacional. Son muy pocas las vocaciones en la Argentina, pero la gran mayoría provienen de Salta. Hoy tenemos dos jóvenes en formación en España, uno cursando Filosofía y otro concluyendo Teología, y aquí en Salta hay un prenovicio haciendo su año de experiencia comunitaria. Si el año que viene él quiere y está preparado, puede comenzar el noviciado. También es salteño.
¿Cuántos frailes son actualmente en la comunidad?
Somos cuatro frailes en total: tres sacerdotes y yo como hermano. Además está este prenovicio, que todavía está en proceso de discernimiento sobre si desea continuar en la vida religiosa.
¿Qué espacios pastorales tienen en la ciudad?
Estamos en la parroquia Santa Teresa, conocida como “la iglesia de los Carmelitas”, ubicada en Tucumán y Florida. Al lado funciona el colegio Niño Jesús de Praga. Y en el barrio San Remo tenemos el colegio Santo Tomás de Villanueva.