En los últimos años, la actividad minera en Salta dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad palpable. “Hoy todos conocemos a alguien que trabaja en minería”, afirma Diego López Morillo, subsecretario de Educación y Trabajo del Ministerio de Educación de Salta. En diálogo con El Tribuno, el funcionario destacó el notable crecimiento de la oferta educativa vinculada al sector y la articulación con las empresas para atender las necesidades de mano de obra calificada.
Actualmente, la provincia cuenta con más de 20 propuestas de formación superior relacionadas directamente con la minería, entre ellas tecnicaturas en minería, higiene y seguridad, y trayectos formativos específicos. Estas se dictan en localidades estratégicas como Campo Quijano, Salta Capital, Orán, Mosconi y Vaqueros.
“La minería es un sector amplio que requiere desde perfiles de oficios como calderistas, electricistas o conductores de alta montaña, hasta profesionales como geólogos y técnicos de laboratorio”, explicó López Morillo. Por eso, desde su área se impulsaron tanto carreras formales como cursos intensivos y especializados, en muchos casos diseñados en conjunto con las propias empresas mineras.
La capacitación llega también al interior más profundo. Se dictaron cursos en San Antonio de los Cobres, Olacapato, Tolar Grande, El Galpón y otros puntos cercanos a proyectos mineros. Muchos de estos trayectos —como los de soldadura, perforación o logística— tienen una demanda altísima y bajo nivel de abandono, en gran parte porque están directamente vinculados a salidas laborales concretas. “Cuando los jóvenes ven que el curso responde a una demanda real, como ser calderista o chofer de alta montaña, se anotan rápido y se mantienen hasta el final”, comentó el subsecretario. Estas formaciones, al ser técnicas, se dictan en grupos reducidos, ya que requieren infraestructura de talleres y equipamiento específico.
Por otra parte, la provincia cuenta con 70 centros de formación profesional y escuelas técnicas secundarias, muchas de las cuales —como las de electromecánica, electrónica, informática o construcción— también se alinean con los requerimientos del sector minero.
Uno de los ejes más valorados por las empresas son las prácticas profesionalizantes. “Firmamos más de 80 convenios con empresas para que los estudiantes puedan realizar sus pasantías, lo que mejora considerablemente su empleabilidad”, destacó López Morillo. Incluso, muchas de estas experiencias derivan en empleos efectivos.
En cuanto a la participación de las mujeres, López Morillo aseguró que “no hay distinciones de género” en la oferta educativa. “Tenemos mujeres soldadoras, calderistas y conductoras de alta montaña que ya están trabajando, incluso como jefas de cuadrilla”, dijo.
Respecto al contexto actual, opinó: “Hay una coyuntura por la baja del precio del litio que ralentizó algunos proyectos, pero no se detuvieron. La expectativa sigue siendo alta y el sector sigue generando empleo, incluso en una Argentina con dificultades económicas. Salta ganó empleo el año pasado, en gran parte gracias a la minería”.