“Ese día -explicó Naselli- fui a buscar a Salvador para hacer la visita como me correspondía. Fui a la casa de los abuelos del nene, los papeles de ella. Pero qué pasa… Salvador no quería venir. No quería porque le llenan la cabeza. Entonces le pedí a mi ex si nos podía dejar solos. Aceptó, y cuando se iba veo que deja un teléfono en una mesa. Me quedé charlando con el nene y cuando terminé fui hasta donde estaba el teléfono, lo levanté y estaba grabando todo. Ella viene corriendo, trata de arrebatarme el teléfono y ahí es cuando el teléfono cayó al piso”.
Después, explicó que “Salvador se puso incomodo y me daba pataditas. Es el instinto de un chico de defender a la madre. Me quería ir para evitar el conflicto. Se ve claramente que ella se interpone, y encima no me dejaban salir hasta que lo hicieron. Yo no soy violento ni tengo actitudes violentas. Fue la primera vez que Salvador vio algo así, y es la primera vez que lo veo tan expuesto”.
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Naelli insistió con la idea de la “alienación parental”. Hablando el criollo, “madres que les llenan la cabeza a los chicos en contra de sus padres”. “Hace 6 años que estoy en la lucha para ver a mi hijo. Hay 160 encuentros para ver a Salvador en los que tuve que ir con la asistente social. Ella misma me dijo que no hay ningún caso que un padre requiera 160 acompañamientos. Es difícil así pero hice todo para ver y estar con mi hijo”.
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Posteriormente, contó otro episodio donde también tuvo un inconveniente con su hijo y luego con su mamá. “Un día salimos del club Pampero de Lanus, donde yo lo llevaba para que jugara a la pelota, y yo sabía que a Salvado le gustaba tocar la bocina con insistencia. Entonces le dije “no toques la bocina”. Pero seguía. El tocaba y tocaba, y como no paraba lo saqué, lo puse en el asiento de atrás y me dijo “voy a llamar la policía”, algo que me llamó la atención. Al otro día me cayó otra perimetral. Claramente la madre le daba esos argumentos”.
Sobre el final, aclaró que “Yo hacía muchas actividades con Salvador, la pasábamos bien, íbamos a pescar, jugábamos, pero después él iba y decía “mi papá es malo”. Eso es basicamente que alguien le llena la cabeza. Yo no renuncié a mi paternidad. Para nada. Simplemente dije que había que darle espacio a Salvador. Un día fui a la escuela, se ve que alguien le avisó, llegó corriendo, lo sacó encapuchado con un sueter en la cabeza y por el medio de la cabeza. Ella tiene al nene como un objeto de guerra, como un objeto, es el hijo de ella, no de una madre y un padre”.
Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/