Lost Records: Bloom & Rage es una aventura narrativa de Don’t Nod, los creadores del genial Life is Strange, y cuenta la historia de cuatro amigas que prometieron no volver a verse. Los eventos de la primera parte nos presentan a los personajes en el presente, reunidas por primera vez en 27 años luego de recibir una misteriosa caja a nombre de ellas. A partir de entonces, la historia nos va llevando entre el presente y 1995 para contarnos con lujo de detalle cómo se conocen y se vuelven amigas inseparables. De más está decir que en este análisis no vamos a incurrir en spoilers. Sin embargo, vamos a dar por obvio que jugaron la primera parte, de la cual también hicimos un análisis.
El final de la primera parte nos deja en una situación complicada, con una revelación inesperada y un misterio imposible de olvidar. Don’t Nod nos dejó casi un mes con ese cliffhanger en la mente, pero con el lanzamiento de Tape 2 la conclusión está al alcance de todos. El estudio francés decidió dividir Lost Records: Bloom & Rage en dos partes como si fuera una película extendida y, si bien ya había mostrado todas sus mecánicas y bondades técnicas en Tape 1, se guardó lo mejor para el final.
Lo primero que vamos a sentir apenas iniciemos esta segunda cinta, es el cambio de clima emocional de toda la entrega. Swann está castigada (con razón, desde el punto de vista materno) y terminando de empacar sus pertenencias. El azar, y un poco su propio olvido, la lleva una vez más a la casita del bosque. El lugar que fue su refugio, un segundo hogar y el escenario de innumerables veladas compartidas entre amigas ahora se siente lúgubre, casi parco. Desde su mirada adolescente todo tiene una dosis ambivalente de remordimiento y añoranza, la certeza ineludible de que se acabó lo que se daba y ahora queda asumir las consecuencias.
Lost Records: Bloom & Rage, de Don’t Nod.
Cada una de las protagonistas reacciona de una forma distinta a la situación que cerró la primera parte y habrá que lidiar con las consecuencias rápidamente. Aquellos que estén esperando un inicio tranquilo y pausado deberán lidiar con una crisis en la que nuestras decisiones serán vitales para el desenlace final del capítulo. Para salir airosos hace falta tener bien frescos los eventos de la primera entrega por lo que, si está dentro de sus posibilidades, les recomiendo volver a jugarla. De todas formas, nos acordemos o no, Lost Records: Bloom & Rage encontrará una forma de seguir adelante y pronto estaremos una vez más en camino hacia el final de la historia.
Esta segunda parte de la narrativa relega un poco el protagonismo de la cámara portátil de Swann y lo pone en cómo lidian con el tema principal. Es un tema muy delicado y está tratado de la mejor manera, pero aún mejores son las decisiones que podemos tomar y cómo se van interconectando para personalizar la experiencia. Todo lo que sucede en la casa de los Mikaelsen quedó tatuado en mi memoria y, días después de haber terminado el juego, todavía me descubro rememorando y replanteando algunas decisiones. Se nota que el ritmo de juego es diferente, el tiempo apremia y el verano se termina. Pronto todo volverá a la normalidad, quizás una nueva normalidad, y parece no haber forma de evitarlo.
El plato fuerte de esta entrega es que trae las respuestas a la gran mayoría de los interrogantes que planteó la primera parte. Lo hace rápido y sin piedad, casi como quien no quiere la cosa, y nos mantiene en vilo a todo momento. También nos deja completar algunas colecciones pendientes y abre la puerta hacia una posible secuela, pero lo más importante es que nos saca varias dudas sobre los eventos pasados. La relación entre las protagonistas sigue siendo el eje de toda la narrativa y la nostalgia del pasado la costura que une todas sus partes. La idea de no ver a tus mejores amigas por 27 años y reencontrarse en un bar es intoxicante y abrumadora, pero es posible ver cómo se van relajando a medida que pasan las horas y los tragos.
Lost Records: Bloom & Rage, de Don’t Nod.
Cada escenario que visitamos está cuidadosamente diseñado para capturar la esencia noventosa del juego. Los afiches de películas y series que, si bien no están licenciados, podemos adivinar con facilidad. Los juguetes y ese último coletazo de tecnología analógica que amamos extrañar, todo en Lost Records: Bloom & Rage respira la cultura pop de los noventas. Y es en esa mezcla de grunge y punk, de teléfonos de línea y VHS, en que se hace presente la mística de los grandes clásicos del cine de la época. Si el juego de Don’t Nod fuera una película estaría basada en un libro de Stephen King, en uno de los que cuentan el horror de la infancia sin necesidad de una criatura salida de los infiernos, porque la adolescencia puede llegar a ser un infierno en sí.
Luego de ver pasar los créditos finales es posible entender Lost Records: Bloom & Rage como un producto completo y revisarlo como tal. La segunda cinta no hace más que confirmar lo que planteábamos en la reseña original: se trata de una aventura narrativa única y exquisita. Don’t Nod consigue mantener viva la esencia que hizo grande a Life is Strange y, sin dejar de lado el componente sobrenatural, construye una narrativa alrededor de la amistad. Las reacciones, los diálogos y las decisiones que podemos tomar son coherentes para un grupo de adolescentes y están tan bien desarrolladas que es fácil empatizar con ellas en cada situación. La conclusión nos encontrará con el corazón estrujado y una sonrisa en los labios, quizás con ganas de llamar a los viejos amigos de antaño. Es una obra introspectiva, fresca y por momentos tan madura que la puedo recomendar con absoluta tranquilidad.
8 Angustia adolescente Lost Records: Bloom & Rage – Tape 2 es una aventura en pleno 1995 cuyas ramificaciones se pueden ver en la actualidad. La relación de protagonistas se potencia con un componente sobrenatural, pero no deja de lado la narrativa tradicional. Revisado en Xbox Series X Plataformas: PC PlayStation 5 Xbox Series S Xbox Series X
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