Gago ya venía tecleando desde que Boca quedó eliminado de la Copa Libertadores de América de manera muy prematura. En la primera fase del “repechaje” perdió por penales de local con el Alianza Lima de Perú y no sólo no fue al máximo trofeo continental sino que también se vio marginado de la Copa Sudamericana. Bajo su mando, en resumidas cuentas, el gigante se quedó con su plantel multimillonario solo para jugar el campeonato argentino. “El cabotaje”, como los mismos hinchas de Boca alardeaban cuando ganaban trofeos aquí y en otras latitudes.
Pero el planteo en el Monumental fue la gota que rebalsó el vaso. La gota o la correntada de agua, pues el primer tiempo que jugó Boca fue de lo peor que se recuerde en mucho tiempo y el 2-1 (resultado que se mantendría en la segunda mitad y terminaría siendo definitivo) no reflejó en lo más mínimo la diferencia que hubo entre uno y otro en el campo de juego. La estrategia temerosa y mezquina de “la línea de 5” en el fondo puso a todo el equipo muy atrás y le regaló toda la iniciativa y el campo de juego al rival de toda la vida.
Si bien Boca llegó “medio enclenque” al duelo que se jugó en Nuñez delante de 85.400 personas por la inoportunas lesiones de sus dos principales delanteros, Edinson Cavani y Milton Giménez, nadie esperaba que la estrategia de Gago fuera tan poco ambiciosa o, como se dice en la “popu”, tan miedosa. Riquelme, cuentan, vio todo el segundo tiempo en silencio y con las manos en la cabeza, pensando qué decisión tomar con un dt que ya venía a los tumbos. Sabe, mejor que nadie, que si la cosa no mejora el próximo apuntado puede ser él.
RIQUELME ECHO A GAGO TRAS EL PAPELON EN EL SUPERCLASICO
Ya en las últimas horas del lunes había empezado a trascender que Riquelme, aconsejado por el polémico Consejo de fútbol, estaba a punto de tomar una decisión crucial para el futuro auriazul: era ahora o nunca, teniendo en cuenta que se avecinan tanto la definición del campeonato argentino como el Mundial de Clubes, donde Boca compartirá grupo con el Bayern Muchich de Alemania y el Benfica de Portugal, nada más y nada menos, y un equipo australiano que se deja ver como el más débil de la zona.
Y fue “ahora” nomás, ya que este martes a primera hora se supo que el propio “Juan Roman” se comunicó con Gago y le dijo el famoso “hasta acá llegamos”, una salida un poco más digna que aquella que le dieron a Sebastián Battaglia, otro ídolo del club, a quien “rajaron” en una estación de servicio en una medida que se volvió meme y motivo de cargada para los Xeneizes. Nadie recordará al ciclo de Gago como positivo, mucho menos cuando se debe encontrar un reemplazante de manera urgente. ¿Nombres? En las próximas notas.
Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/