Allanan una inmobiliaria top de Rosario por una pista narco

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Una inmobiliaria ubicada en la zona más exclusiva de Rosario, donde nace el linajudo bulevar Oroño frente al río, fue blanco de un allanamiento ordenado por fiscales federales que investigan narcotráfico y lavado de activos. Los procedimientos los concretaba desde la mañana Gendarmería Nacional que además requisaba una mutual céntrica, un domicilio que también se ubica en el tradicional paseo rosarino y en las cárceles de Villa Devoto y Marcos Paz.

La investigación que conduce a la inmobiliaria Squadra de Oroño 141 bis enlaza con una historia de impresionante volumen sangriento y con dos personajes que amasaron una fortuna no menos asombrosa de manera fugaz, que los llevó a adquirir departamentos multimillonarios en Puerto Madero, hacer inversiones en vehículos costosos y en desarrollos exclusivos. Precisamente por la compra de una casa en Campo Timbó, un barrio exclusivo en Oliveros, a 50 kilómetros de Rosario, se hizo el allanamiento en Squadra.

Hace dos años los fiscales federales de Rosario Franco Benetti y Matías Scilabra se interesaron en las inversiones que hacían dos sujetos conectados con un grupo de jóvenes muy vehementes que mataban a mansalva en el cordón industrial al norte de Rosario. Estos dos hombres son personas que aparecen como proveedores de cocaína. Uno es precisamente el que hizo la compra que motivó el allanamiento de este martes.

Se llama Matías Andrés Bruzzoni. Es de Granadero Baigorria, municipio pegado a Rosario, donde está la cabecera del puente a Victoria. Tiene 31 años. Un hombre que había sido jugador de fútbol regional, había tenido un grupo de cumbia y se presentaba como representante de futbolistas. Alguien que según la pesquisa estaba tirado en 2020 pero que al momento de ser detenido en un departamento de Puerto Madero había comprado inmuebles, camionetas de lujo y precisamente la vivienda en Campo Timbó.

Junto a Bruzzoni habían detenido a Marco Leonel Gutiérrez, un hombre de 33 años, también de Baigorria, que en su faz formal manifestaba dedicarse a la compraventa de vehículos, detenido en un domicilio de Capitán Bermúdez. En 2020 Gutiérrez fue condenado a una pena de tres años de ejecución condicional por un hecho en Fray Luis Beltrán donde murió asesinado Nahuel Oliva, de 22 años, en un incidente que se vinculó al narcotráfico. Le atribuyeron haber ocultado al autor material del hecho que es un chico de 17 años. Se le imputó encubrimiento pero lo presumieron instigador del crimen.

La inmobiliaria allanada esta mañana es el punto de llegada de un mundo donde se conecta la violencia que se usa para avanzar en el mercado de drogas, las ganancias suculentas del negocio disponibles para invertir y las pesadillas de los que están en la zona más tenebrosa de ese mundo.

En diciembre del año pasado hubo un juicio abreviado a catorce personas, en el que Bruzzoni fue condenado a seis años de prisión y Gutiérrez a cuatro. Ahora por el camino que permitió las inversiones hay una pesquisa colateral que llevan el mismo fiscal federal Benetti junto a su colega Juan Argibay Molina de la Procuración Contra el Lavado de Activos (Procelac). Por este legajo se hicieron los allanamientos de esta mañana.

Hay un personaje vinculado especialmente a Gutiérrez que tiene una historia que asimilable a esos efímeros thrillers que aparecen cada tanto en la veta ultraviolenta del hampa. Se llama Eber Ramos. Es otra persona que tuvo un crecimiento económico vertiginoso conectado a los negocios de la droga que pudo llegar al juicio mismo juicio abreviado que Bruzzoni y Gutiérrez. Pero no le tocó esa suerte.

Eber Ramos era un simple vendedor barrial junto a su grupo familiar que junta una montaña de plata. Escala desde ser delivery en su casa hasta multiplicar los puntos de venta que controla. Apenas en dos años a partir de su arranque pasa a moverse en un BMW y quema fajos de billetes día por medio en el casino.

Es un muchacho que, según la pesquisa, perdonaba deudas a clientes que le compraban sustancia rutinariamente, pero exigía a cambio que pusieran quioscos para él. Terminó siendo una de las tres personas brutalmente asesinadas a machetazos en una casa de Capitán Bermúdez, a 5 kilómetros de Rosario, el 13 de enero de 2024 por dos sujetos que llegaban a venderles dólares. Para el momento en que lo mataron lo habían intentado detener tres veces. Tenía 25 años.

Para los investigadores la prueba irrefutable de que Matías Bruzzoni era el proveedor de la banda criminal aparece el 19 de julio de 2021. Ese día la Policía Federal siguió a Eber Ramos desde su casa hasta un lugar donde se encontró con Bruzzoni y le entregó una mochila. Allí estaba el dinero por una provisión de drogas. Ese mismo día Bruzzoni conducía en una camioneta Lifan, AC-132-NB, que estaba a nombre de un tercero. Uno de los autorizados a conducirla era Marco Gutiérrez. Los fiscales sostenían que la camioneta pertenecía a Gutiérrez y la entregó a Bruzzoni como pago de un cargamento.

Los efectos de las acciones de este grupo se siguen desplegando. Pero la red había tenido un momento de resonancia nacional por el diálogo dramático de uno de los sicarios del grupo, un joven que entonces tenía 21 años, con su madre, que era una empleada municipal de Ricardone, otra localidad del Gran Rosario.

Es Nicolás Caffeína, un chico hundido por las adicciones problemáticas, que vendía cocaína y se convierte en asesino a sueldo. Según los registros de un teléfono secuetrado le implora a su madre, Elisabeth Mc Cormick, que lo ayude a internarse para, así lo dice, parar de asesinar.

Ella insta a su hijo a poner una pescadería como pantalla para comerciar drogas. El chico le implora: “No, intername ma, porque estoy a punto de hacer cualquier cosa. Hoy estoy tranquilo, mañana me agarra la desesperación. Y no quiero matar más gente”, le dice. “No Ma, porque yo a la mañana estoy tranquilo ¿viste? Y me agarra la locura a la noche. Y no puede ser… El viernes fui a matar uno por 30 mil pesos mami. ¿Me entendés? Y lo tengo que hacer porque estoy tirado. No quiero matar más gente, Mami. Me pudrí de matar gente… No quiero saber más nada de boletear gente”.

La inmobiliaria allanada esta mañana es el punto de llegada de un mundo donde se conecta la violencia que se usa para avanzar en el mercado de drogas, las ganancias suculentas del negocio disponibles para invertir y las pesadillas de los que están en la zona más tenebrosa de ese mundo. Fuentes de la Justicia Federal dijeron que es prematuro establecer si la inmobiliaria tiene algún tipo de responsabilidad penal en este caso. Lo que hay en investigación es la compra de un terreno de un grupo narco. No alcanza por ahora para implicar a nadie de Squadra.

Fuente: https://www.lapoliticaonline.com

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