Francisco fue un jugador clave para resolver conflictos en América Latina, influir en Medio Oriente y apoyar los Derechos Humanos

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El Papa Francisco y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en la Casa Blanca, (Washington, Estados Unidos)

(Desde Washington, Estados Unidos) La Iglesia Católica enfrentaba una crisis de identidad por los casos de corrupción económica y los escándalos sexuales, que afectaban su imagen Urbe et Orbi. Francisco, que murió el lunes 21 de abril a los 88 años, fue implacable intramuros del Vaticano y definió hacia afuera una agenda internacional que le permitiera conectar con todos los fieles y transmitir su mensaje de esperanza en los sofisticados ámbitos del poder global.

Estos dos conceptos marcaron su derrotero por el mundo. Apuntalaba el dogma de fe ante los desvíos en la Curia, y utilizaba su modos diplomáticos para acercar una solución geopolítica que escapaba al criterio realista que dominaba entre los jugadores de ese momento histórico: Barack Obama, Ángela Merkel, Raúl Castro, Háfez al-Ásad, Benjamín Netanyahu, Vladimir Putin y Xi Jinping.

El Papa Francisco en su visita a Lampedusa (Italia), en julio de 2013

La inmigración indocumentada golpeaba Europa y facilitaba la inserción política de los partidos de extrema derecha en Italia, Francia, España y Alemania. Francisco cuestionaba el discurso político que transformaba en blanco a los inmigrantes africanos, y no dudó en viajar a la isla de Lampedusa que había sido escenario de una tragedia humanitaria.

El Papa lanzó una corona al mar, allí adonde se habían ahogado los indocumentados antes de llegar al sueño europeo. Y después ofició una misa al aire libre que impacto con su mensaje a todo el planeta.

El papa Francisco durante su primera gira Internacional, (Rio de Janeiro, Brasil)

Dos semanas después, en su primera gira internacional, Francisco viajó hasta Brasil. La Iglesia había perdido visibilidad en la sociedad, y su influencia mundial se reducía a reuniones protocolares sin peso específico.

El Papa reunió en Copacabana (Rio de Janeiro) a un millón de jóvenes católicos que llegaron de todo el mundo. Y los invitó a participar en una “revolución de la fe”. Francisco regresó a Roma asumiendo que su agenda pontificia empezaba a definirse.

Las visitas a Lampedusa y Copacabana no fueron hechos aleatorios protagonizados por el Papa, ni implicaban decisiones del Vaticano tomadas frente a la coyuntura y los medios de comunicación. Francisco tenía una idea de la Iglesia y su impacto en el mundo.

“¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”, sostuvo Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

Y añadió cuando recibió el Premio Carlomagno avalado por la Unión Europea :

“Precisamente, ahora, en este nuestro mundo atormentado y herido, es necesario volver a aquella solidaridad de hecho, a la misma generosidad concreta que siguió al segundo conflicto mundial (… ) Los proyectos de los padres fundadores, mensajeros de la paz y profetas del futuro, no han sido superados: inspiran, hoy más que nunca, a construir puentes y derribar muros”.

El papa Francisco en el Muro de los Lamentos, (Jerusalén, Israel), durante su gira por Medio Oriente en mayo de 2014

En este contexto ideológico, Francisco viajó a Medio Oriente para protagonizar una gira histórica a Israel, Jordania y Palestina (West Bank). El Papa planteó que era posible la convivencia entre judíos y árabes, y para probar su mirada ecuménica decidió que sus amigos Abraham Skorka -rabino- Omar Abboud -profesor musulmán- lo acompañaran en su viaje por Tierra Santa.

Tras su viaje a Medio Oriente, Francisco convocó a Mahmoud Abbas -líder palestino, y a Shimon Peres -presidente de Israel- a una oración en el Vaticano. El Papa buscaba un escenario propicio para iniciar un proceso de paz definitivo entre Israel y Palestina, pero sus gestiones quedaron atrapadas en el laberinto.

Abbas ya era cuestionado por Hamas que ocupaba la Franja de Gaza y era respaldado por Irán y Hezbollah, mientras que Peres tenía poco consenso en una gabinete que se movía al compás de la agenda que fijaba el premier Benjamín Netanyahu.

Nueve años más tarde de esa cita en Roma, Hamas ejecutaba el peor ataque terrorista contra Israel.

El Papa Francisco es recibido por Raúl Castro en la Habana, (Cuba), en septiembre de 2015

La agenda global de Francisco tuvo su éxito histórico cuando intervino para que Estados Unidos y Cuba descongelaran sus relaciones bilaterales. La Habana era proxy de la Unión Soviética en el área de influencia de la Casa Blanca, y los vínculos diplomáticos entre ambos países estaban bajo cero grados.

Pero en 2014, la Guerra Fría era un acontecimiento que se estudiaba en la academia y Cuba todavía estaba a 90 millas de Miami.

Barack Obama se reunió a solas con Francisco en el Vaticano, y el Papa abrió un backchannel con Raul Castro, que ya había sucedido a Fidel en el control del regimen cubano. Desde ese momento, en Canadá, enviados de Washington y La Habana negociaron en secreto bajo los auspicios de Francisco.

Nada hubiera sucedido sin el Papa del Fin del Mundo. Y para cerrar ese capítulo de la historia moderna, Francisco visitó Cuba y Estados Unidos, adonde hizo dos discursos clave en las Naciones Unidas y el Capitolio de Washington.

“Le agradezco al Papa lo que hizo por Cuba. Leo todos sus discursos, y si el Papa continua hablando así, volveré a rezar y regresaré a la Iglesia. Y no lo digo en broma”, sostuvo Castro durante una visita al Vaticano.

“Santo Padre, estamos agradecidos por su inestimable apoyo a nuestro nuevo comienzo con el pueblo cubano, que ofrece la promesa de mejores relaciones entre nuestros países, una mayor cooperación en todo el continente y una vida mejor para el pueblo cubano”, afirmó Obama antes de recibir a Francisco en la Casa Blanca.

El papa Francisco llegó a Auschwitz y atravesó su entrada bajo la inscripción en hierro forjado “Arbeit macht frei” (El trabajo os hace libres) para comenzar su recorrido silencioso por el campo de concentración adonde fueron exterminadas más de un millón de personas

La mediación de Francisco entre Estados Unidos y Cuba ocurrió por su formación histórica. El Papa conocía la trama de la Guerra Fría, y ese conocimiento le permitió resolver situaciones complejas cuando avanzaba la negociación entre Washington y La Habana.

No sería la primera vez que el Papa proyectaba su formación intelectual en la hoja de ruta que diseñaba para recuperar el prestigio de la Iglesia y recordar las tragedias de la humanidad.

Así fue como Francisco decidió su viaje a los campos de exterminio nazi en Auschwitz y Birkenau, adonde fueron asesinadas millones de personas por orden de Adolfo Hitler. El Papa siempre reiteraba que el conocimiento de la historia permite tomar decisiones que pueden evitar futuras tragedias humanas.

Y en una época del ascenso de la derecha extrema en Europa, no dudó en viajar a Polonia.

El mensaje del papa Francisco en el campo de exterminio de Auschwitz

Francisco recorrió Auschwitz en silencio, y dejó su posición escrita en el libro de visitantes del campo de concentración: “Señor, perdón por tanta crueldad”, escribió con su letra redonda.

El Papa rezó, dialogó con diez sobrevivientes de la Shoa y recordó a san Maximiliano Kolbe, un sacerdote polaco que fue asesinado en Auschwitz.

El papa​ Francisco en la ciudad de Trujillo (Perú), adonde celebró una misa multitudinaria en la playa de Huanchaco.

Después de visitar Georgia, Azerbaiyán, Suecia, Egipto, Portugal, Colombia, Bangladesh y Myanmar, el Papa regresó a América Latina con una visita oficial a Chile y Perú. Fue una gira compleja para Francisco, en un escenario atravesado por denuncias de corrupción y abusos sexuales a menores cometidos por religiosos.

En Chile había suficiente evidencia para probar las acusaciones de pedofilia contra el sacerdote Fernando Karadima, que era encubierto por el obispo de Osorno, Juan Barros. Francisco defendió a Barros, y la gira a Chile se transformó en una crisis política-religiosa.

“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar (…) No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, dijo el Papa causando un profundo malestar en la comunidad religiosa de Chile.

Antes de concluir la visita a Chile y Perú, Francisco mantuvo una charla telefónica con el cardenal Séan O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores del Vaticano, quien explicó al Pontífice la situación legal del sacerdote Karadima y el oscuro papel que cumplía el obispo Barros.

“Hice una herida sin quererlo y esto me ha dolido mucho. Sé cuánto sufren y sentir que el papa les dice en la cara que le den una carta con la prueba, es una bofetada. Me doy cuenta de que mi expresión no fue feliz, porque no lo pensé”, admitió Francisco cuando volaba de regreso a Roma.

Ya en el Vaticano, el Papa ordena al monseñor Charles Scicluna que iniciará una investigación para deslindar las responsabilidades en los casos de pedofilia que golpeaban a la Iglesia Católica de Chile. Con ese informe del monseñor Scicluna, Francisco eyectó a Barros y otros seis obispos que se habían complotado por encubrir los delitos sexuales en la iglesia chilena.

Hasta sus últimas horas, el Papa pidió perdón por sus afirmaciones en la gira de Chile y Perú. Un error conceptual que puso en jaque su mirada de la fe y el mundo.

El Papa Francisco visita el parque del hipocentro de la bomba atómica en Nagasaki, (Japón)

Cuando comprendió que Japón no se rendiría al final de la Segunda Guerra Mundial, Harry Truman ordenó desde la Casa Blanca que se lanzarán dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Fue una tragedia para la humanidad, un hecho histórico que marco para siempre al siglo XX.

Francisco viajó a Japón para recordar las consecuencias mortales de la carrera nuclear. Se reunió con sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, y mantuvo un encuentro muy emotivo con el emperador Naruhito. En ese cónclave, el Papa recordó que las bombas cayeron cuando tenía nueve años, y que sus padres comenzaron a llorar por lo que había sucedido en Japón.

“La única arma digna del hombre y capaz de garantizar la paz duradera es el diálogo”, enfatizo Francisco ante las víctimas de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos”.

El papa Francisco es recibido por el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el aeropuerto de Ajaccio, (Córcega). Fue su última gira internacional

Luego de viajar a Hungría, Eslovaquia, Chipre, Grecia, Malta, Canadá, Kazajistán, Bahrein, Congo, Sudán del Sur, Portugal, Mongolia, Indonesia, Papua, Timor Oriental, Singapur, Luxemburgo y Bélgica, entre 2019 y 2024, Francisco aterrizó en el aeropuerto francés de Ajaccio, (Córcega).

Era el 15 de diciembre de 2024.

Su cerebro estaba intacto, su cuerpo tenía 88 años.

Francisco fue aclamado en esa isla con mayoría de católicos.

Y allí dejó su último mensaje en extramuros:

“Necesitamos un concepto de laicidad que no sea estático y rígido, sino evolutivo y dinámico”.

Fuente: https://www.infobae.com/tag/policiales

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