EL ADIÓS A FRANCISCO/ “Gracias por enseñarnos a escuchar”

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En 2017, Nahuel Guitián, un joven de San Antonio de los Cobres, viajó al Vaticano junto a Sandra Sulca para encontrarse con el Papa Francisco. Lo hizo como parte de una misión profundamente humana y espiritual que nació en su comunidad un año antes, cuando San Antonio enfrentaba una dolorosa crisis: una ola de suicidios juveniles que estremecía al pueblo y que tenía como escenario un puente conocido como el “puente vaticano”. La red Scholas Occurrentes, fundada por el propio Jorge Bergoglio cuando aún era cardenal en Buenos Aires y luego transformada en una organización global al asumir el papado, llegó hasta este rincón de la puna salteña para proponer algo tan simple como transformador: pintar un mural. Pero no se trataba solo de una obra artística, sino de una forma de gritar lo que antes se callaba, de reunir a jóvenes y adultos en un acto colectivo de escucha, expresión y vida.

En 2017, Nahuel Guitián, un joven de San Antonio de los Cobres, viajó al Vaticano junto a Sandra Sulca para encontrarse con el Papa Francisco. Lo hizo como parte de una misión profundamente humana y espiritual que nació en su comunidad un año antes, cuando San Antonio enfrentaba una dolorosa crisis: una ola de suicidios juveniles que estremecía al pueblo y que tenía como escenario un puente conocido como el “puente vaticano”. La red Scholas Occurrentes, fundada por el propio Jorge Bergoglio cuando aún era cardenal en Buenos Aires y luego transformada en una organización global al asumir el papado, llegó hasta este rincón de la puna salteña para proponer algo tan simple como transformador: pintar un mural. Pero no se trataba solo de una obra artística, sino de una forma de gritar lo que antes se callaba, de reunir a jóvenes y adultos en un acto colectivo de escucha, expresión y vida.

“El encuentro con el Papa fue muy sorpresivo”, contó Nahuel, que por entonces tenía 18 años. “La noticia nos cayó de golpe. Yo no era de viajar mucho, mis salidas eran solo hasta la capital o pueblos cercanos. Así que imaginate lo que fue eso. Muy emocionante. Pudimos estar con él unos cinco minutos y decirle gracias. Gracias por habernos enseñado a escuchar”.

Nahuel, acompañado por su compañera Sandra, llegó hasta Roma como representante de aquel grupo de jóvenes que transformó el dolor de su comunidad en una acción concreta de esperanza. “Fue él quien inició este movimiento. Scholas Occurrentes es su mensaje, su forma, su metodología. A mí me impactó mucho. Me conmovió. Por eso seguimos replicando esa forma de actuar en cada actividad que hacemos. Intentamos generar siempre espacios para descansar, reflexionar, pensar, y sobre todo, escuchar al otro”.

Francisco los recibió con calidez y atención. Y fue allí donde les dejó una enseñanza que Nahuel no olvida: “Nos dijo que una pequeña herramienta, como un pincel, puede reunir, puede sanar, puede hablar por nosotros cuando no encontramos las palabras. Puede transmitir un mensaje profundo. Nos dijo algo que me quedó marcado para siempre: ‘no vamos a cambiar el mundo, pero si seguimos intentando, un día vamos a encontrar a quienes sí lo van a cambiar’. Esa red, ese proceso, ese crecimiento… todo empieza en esos primeros encuentros”.

Cuando se conoció la noticia de la muerte del Papa Francisco, Nahuel revivió aquellos días y lo que significó para él y su comunidad. “Yo venía siguiendo su estado de salud, ya me venía preparando. Pero claro que duele. Nos enseñó muchísimo. Puso el foco en cosas que antes no se hablaban en la Iglesia, como el suicidio. Era un tema tabú. Él le dio un nuevo sentido a muchas cosas, sobre todo al valor de escuchar y del encuentro”.

La historia de San Antonio de los Cobres es una muestra palpable del impacto que tuvo este movimiento. El mural pintado en 2017 en el puente no fue un simple gesto simbólico, sino el catalizador de un cambio profundo. “Queríamos asegurarnos de que el mural no fuera solo una obra decorativa. Era una excusa para que las personas nos vieran, para que entendieran que lo importante era el mensaje. No pensábamos que con un mural íbamos a terminar con el suicidio, pero sí con la indiferencia. Lo que importaba era esa acción de salir, de hablar entre nosotros, de ir a las instituciones, de hacer comunidad”.

Y los resultados fueron sorprendentes. “Después del mural, los suicidios bajaron a cero. No sé por qué exactamente, pero estoy convencido de que cuando uno habla del problema, cuando pone en palabras lo que da miedo, puede enfrentarlo. Ese mural fue una chispa. Y lo más importante fue todo lo que vino después”.

Actualmente, en San Antonio de los Cobres funcionan múltiples espacios de encuentro que nacieron como ramificaciones de esa primera experiencia: centros de arte, de música, de deporte. “Fue un cambio hermoso. Le agradezco de corazón al Papa Francisco, porque a partir de esa experiencia con Scholas, tuvimos una escuela para la vida”.

Nahuel explicó que la llegada de Scholas Occurrentes a San Antonio fue a través del programa Escuela de Ciudadanía, en 2016. Participaron las dos escuelas secundarias del pueblo y lo que más sorprendió a los chicos fue que, por primera vez, se los interpelaba directamente: ¿Qué les pasa? ¿Qué le pasa a su comunidad? ¿Y cómo lo van a solucionar ustedes? “Eso nunca nos lo habían preguntado. Siempre eran los adultos los que daban las soluciones. Y esta vez, se nos pedía a nosotros que pensemos y actuemos. Eso me marcó”.

Desde entonces, Nahuel se sumó como voluntario a la red. A veces eran cinco, otras veces diez, a veces dos o incluso uno solo. Pero el compromiso nunca se rompió. Incluso después de la pandemia, cuando el proyecto quedó en pausa, volvió con más fuerza y hoy Nahuel es coordinador de Scholas en San Antonio de los Cobres. “Ahora tenemos un equipo hermoso. Participamos del campeonato nacional, llevamos a chicos a compartir con jóvenes de otras provincias”.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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