Ese 19 de abril de 1970, Marcela Basteri dio a luz en Puerto Rico a su primer hijo, fruto de su matrimonio con Luisito Rey. Lo llamó Luis Miguel Gallego Basteri. Y se abrazó a él tratando de evadirse del infierno que vivía junto a su esposo, que la maltrataba y parecía no tener escrúpulos a la hora de intentar generar dinero. De hecho, con su carrera como cantautor en franco descenso, el hombre descubrió en su primer heredero la posibilidad de crecer económicamente. Y así fue como decidió empezar a cotizar su talento desde que el niño tenía apenas 11 años.
Logró convertirlo en una estrella internacional. Luis Miguel o El Sol de México, tal el apodo que su padre le había inventado fraguando su lugar de nacimiento, conquistó al público infanto juvenil de todo el mundo. Y, conforme fue creciendo, fue ampliando su abanico de seguidores. Pero claro, su madre no estaba de acuerdo con la explotación a la que estaba siendo sometido el adolescente. Así que las discusiones conyugales se volvieron cada vez más duras. Hasta que, finalmente, decidió separarse. En ese momento, se fue a vivir la Toscana italiana, donde residía su familia, junto a su hijo menor, Sergio. En cambio los dos más grandes, el astro y el hermano que le seguía, Alejandro, se quedaron al cuidado del padre en tierra azteca.
Luisito Rey era, además, el mánager del intérprete de Decídete y Fiebre de amor. Y la realidad es que, en ese momento, Luismi se sintió presionado frente a la posibilidad de terminar echando por tierra su creciente carrera si se alejaba del que decía ser su mentor. Después, el hombre le hizo creer que Marcela se había ido con un amante italiano y que ya no quería saber nada de sus hijos, para que ya no reclamaran su presencia. Pero esta versión estaba muy alejada de la realidad. Lo cierto era que el padre impedía la comunicación entre madre e hijos. Cortaba los reiterados llamados con los que la mujer intentaba contactarse con los chicos desde Europa.
Luis Miguel y su madre, Marcela Basteri
Marcela llevaba siete meses sin ver a sus hijos mayores cuando recibió un llamado de su ex, quien le pedía que fuera a España a firmarle unos papeles del cantante. Luisito Rey había puesto los bienes provenientes del trabajo de Luismi a nombre de la madre de las estrella que era italiana para evadir al fisco. Y no le quedaba alternativa que recurrir a Basteri para poder hacer uso de lo conseguido. Ella dudó. No veía la hora de volver a abrazar a sus hijos, pero temía que el hombre pudiera tenderle una trampa. De todas formas, el 19 de agosto de 1986, se despidió de su familia en el Aeropuerto Internacional Falilei de Pisa ansiosa por reunirse con sus hijos en Madrid. Caminó hacia el área de check in de la mano del pequeño Sergio. Y sus parientes nunca más volvieron a verla.
Luis Miguel estaba en Chile, participando del Festival de Viña del Mar. Se suponía que Marcela viajaría sola desde España para verlo. Pero nunca subió al avión. Las teorías sobre el paradero de la mujer fueron de lo más variadas. Están desde los que hablan de una vendetta de la mafia hasta los que sostienen que sigue viva con otra identidad ni más ni menos que en la Argentina. Pero la versión que más resonó, en especial en la cabeza de Luismi que ya de grande contrató al Mossad para hacer una investigación al respecto, es la que indica que fue su padre quien la habría matado -o mandado a matar- para no tener que seguir dependiendo de ella en relación a las decisiones sobre la vida y la economía del artista, por entonces de apenas 15 años.
A partir de ese momento, la vida de Luismi estuvo marcada por un interrogante: su madre. Era el tema recurrente del que hablaba con sus allegados, dicho hasta por las mujeres que tuvieron alguna que otra relación fugaz con él. Pero era la pregunta prohibida de cada entrevista que tenía que enfrentar en el marco de su profesión. Nunca pudo perdonar a su padre, de quien se alejó apenas cumplió la mayoría de edad. Y, durante mucho tiempo, recurrió a los excesos y al alcohol para tratar de llenar ese vacío interior que le había dejado el dolor de esa pérdida absurda.
El cantante y Paloma Cuevas, su actual pareja
Tampoco pudo sanar su historia formando su propia familia. A su hija mayor, Michelle, fruto de su noviazgo de juventud con Stephanie Sallas, recién la reconoció públicamente en 2007, cuando ella tenía 18 años. En tanto, al día de hoy mantiene una disputa con Aracely Arámbula, madre de sus hijos, Miguel y Daniel, nacidos en 2007 y 2008 respectivamente, con quienes se reencontró durante un recital en Chihuahua en 2024, después de una década de distanciamiento, pero con los que no mantiene un vínculo fluido.
Después de incontables amoríos, en la actualidad el cantante está viviendo una apacible relación con la diseñadora de moda española Paloma Cuevas, a quien conocía desde su infancia. Pero la mujer es la ex pareja del torero Enrique Ponce, con quien tuvo a sus hijas Paloma y Bianca, y de quien Luismi se había hecho muy amigo hace algunos años. Por lo tanto, el comienzo de esta historia, que tuvo lugar en 2019, también estuvo teñido por el escándalo.
Así las cosas, aunque tuvo fama, éxito, dinero y mujeres, la realidad es que para el cantante nunca ha sido fácil encontrar la felicidad. Quizá por eso, durante mucho tiempo, se escudó detrás de una coraza que lo hacía ver distante e insensible. Sin embargo, en la serie de Netflix sobre su vida que autorizó y que se lanzó entre 2018 y 2021, dejó ver su costado más vulnerable. Y hoy, a los 55 años, intenta mostrarse más relajado. Pero sigue sin poder enfrentar a la prensa para decir qué sabe, o no, sobre lo que ocurrió con su madre y que, sin lugar a dudas, le dejó una herida imposible de cerrar.