Ronald David “Ronnie” Scott, el último piloto latinoamericano de los legendarios aviones Spitfire que combatió en la Segunda Guerra Mundial, falleció este jueves a los 107 años. Nacido el 17 de octubre de 1917 en Villa Devoto, dejó una huella imborrable en la historia de la aviación y en el corazón de quienes lo conocieron.
“Creo que todos deberían haber ido a parar a Hitler. Fue un malnacido que provocó un horror”, dijo en una entrevista que brindó en 2020 al diario Clarín, mientras atravesaba la pandemia con una vitalidad envidiable desde su casa en San Isidro. Esa frase resume el motor que lo llevó, con apenas 24 años, a alistarse como voluntario en la Fuerza Aérea de Gran Bretaña.
Una vida de novela
Hijo de una enfermera inglesa y de un excombatiente escocés de la guerra de los Boers, Scott creció en una familia atravesada por la historia. Deportista nato, integró la primera del Belgrano Athletic Club y fue homenajeado por ese mismo club en su salón dedicado a los veteranos de las dos guerras mundiales.
“No me fui porque no quisiera a mi país. Yo soy argentino, tenemos uno de los mejores países del mundo. Lo lamentable es que se perdió el nivel que teníamos en los años 40”, lamentaba, con lucidez crítica, en una de sus últimas entrevistas.
Ronnie fue uno de los cerca de 5.000 argentinos que se ofrecieron a combatir el nazismo, y su figura se volvió icónica no solo por su heroísmo sino también por su longevidad. Después de la guerra, vivió en Inglaterra, estudió la industria textil y volvió al país en 1946.
El cielo como destino
Con más de 23.000 horas de vuelo, Scott fue piloto comercial de Aeroposta Argentina y Aerolíneas Argentinas, manejando naves míticas como el Douglas DC-3, DC-4, el Comet 4 y el Boeing 747. También fue fundador de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), marcando el camino de generaciones de aviadores argentinos.
Su vida familiar fue tan sólida como su trayectoria aérea: se casó con Marian, tuvo dos hijos –Roger y David–, y se convirtió en abuelo y bisabuelo. Hasta bien entrado en años, jugaba a las bochas, andaba en bicicleta y compartía anécdotas de guerra y de vuelo con un sentido del humor intacto.
Un legado reconocido en dos banderas
La embajadora británica en Argentina, Kirsty Hayes, despidió a Scott con un sentido homenaje en redes sociales: “La partida de Ronny Scott es una noticia que nos entristece a argentinos y británicos. Nacido en Villa Devoto, vivió 107 años en los que mantuvo siempre su compromiso con la comunidad. Y en la Segunda Guerra Mundial demostró su valentía como piloto de la Royal Navy”.
También el Club Atlético San Isidro (CASI) se sumó al adiós: “Hoy nos toca despedir a un emblemático socio, el querido Ronnie Scott que nos dejó nada menos que a los 107 años (…). Una vida de película para un gran personaje del Club, siempre alegre, muy respetuoso y con muchos amigos”.
Ronnie Scott no solo combatió a Hitler, también venció al olvido. Vivió más de un siglo con la frente en alto, piloteando su vida con la misma precisión con la que surcó los cielos del conflicto más cruel del siglo XX. Su historia ya es parte del cielo eterno de los grandes.