El pontífice se mostró con cánulas nasales puestas y una botella de oxígeno detrás de su silla de ruedas, con lo permanecerá después de las más de cinco semanas internado y en la que combatió contra una neumonía bilateral.
El Papa apareció con un ramo de rosas blancas para dejarle a la Virgen de la que es devoto, acompañado por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, que empuja la silla de ruedas, y por uno de sus secretarios privados, el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón.
La visita duró 15 minutos aproximadamente y algunos fieles se acercaron para saludarlo. En la Basílica, donde instalaron una rampa con el motivo de la visita, fue recibido por su arcipreste, el cardenal lituano Rolandas Mackrikas.