La huelga cuenta con el respaldo de las dos CTA —la Autónoma y la de los Trabajadores— y marca el regreso de la central obrera a una estrategia de confrontación, tras casi un año de relativa calma. Las dos anteriores medidas de fuerza tuvieron lugar el 24 de enero y el 9 de mayo. En este caso, la acción sindical comenzó el miércoles 9 al mediodía con manifestaciones frente al Congreso Nacional junto a jubilados.
Entre los reclamos principales se encuentran la exigencia de paritarias sin restricciones, la homologación de todos los convenios colectivos, un aumento de emergencia para jubilaciones y pensiones, la actualización del bono y el cese de la represión a las protestas sociales.
Tensión interna en el mundo sindical
El caso de la UTA fue uno de los más llamativos. Aunque el gremio apoya los motivos de la huelga, decidió no sumarse, alegando estar bajo una conciliación obligatoria en el marco de su propia negociación paritaria. Esa decisión, sin embargo, deja entrever una fractura interna en el sindicalismo, donde algunos referentes empiezan a alinearse —voluntaria o forzadamente— con la agenda oficialista.
Según estimaciones privadas, el paro de este jueves podría significar una pérdida económica cercana a los 200 millones de dólares.
Qué servicios se ven afectados
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