David Slodki dará dos charlas sobre la presencia judía en la provincia

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David Slodki dará dos charlas en el marco del Abril Cultural Salteño en el Colegio de Escribanos, Mitre 384. Hoy, desde las 19, compartirá “Un colla judío: Jacobo Regen (Semblanza de la vida y la poesía del gran lírico salteño)”. Y este jueves, a las 20, “Moré Leivi Slodki y una carta del Chaco (Una estremecedora página de la colonización agrícola judía en la década del 30)” y “Mi padre y Scholem Aleijem (Cuentos judíos ante su sepultura)”. Entrada libre y gratuita.

David Slodki dará dos charlas en el marco del Abril Cultural Salteño en el Colegio de Escribanos, Mitre 384. Hoy, desde las 19, compartirá “Un colla judío: Jacobo Regen (Semblanza de la vida y la poesía del gran lírico salteño)”. Y este jueves, a las 20, “Moré Leivi Slodki y una carta del Chaco (Una estremecedora página de la colonización agrícola judía en la década del 30)” y “Mi padre y Scholem Aleijem (Cuentos judíos ante su sepultura)”. Entrada libre y gratuita.

El Abril Cultural propone como eje de esta edición el encuentro con las comunidades que conformaron Salta. La presencia de diversas experiencias se pone en diálogo con historias, letras, música y culturas durante el desarrollo del espacio anual. Y David Slodki fue invitado. “Me siento judío, mis padres lo son, no soy religioso, pero sí tengo una raíz cultural que valoro, respeto y me duele por algunas cosas”, comenzó diciendo el escritor y psicólogo en diálogo con El Tribuno, y contó sobre las propuestas que desarrollará, la primera sobre Jacobo Regen y sus pertenencias.

Un colla judío

La disertación de hoy se llama “Un colla judío: Jacobo Regen”. David explica: “Jacobo era muy salteño, nació en Campo Quijano, hasta los 15 años vivió allí. Y tenía lindos recuerdos de entonces, por ejemplo, me contaba que jugando al fútbol, una vez hizo un gol y metió la pelota y la alpargata en el arco (risas), y que todos lo llevaban en andas”.

“Él se sentía muy consustanciado. En ese sentido, era un colla. Y, sin embargo, su poesía rompe con todo lo que era la hermosura, la poesía de Castilla, lo magnífico de Jaime Dávalos, él rompe con ese uso nerudiano del lenguaje que magníficamente tenían nuestros poetas”, esboza el perfil literario de su amigo, y suma: “Jacobo, por lo contrario, es austero, casi metafísico. Inaugura una nueva poesía”, dice, y cuenta: “Y voy a leer párrafos de Walter Adet, creo que son los más precisos y bellamente escritos sobre Jacobo… ese poeta que inaugura otra poesía”.

“Voy a leer sus poesías, voy a intentar dar mi hipótesis, que seguramente se complementará con otras, de por qué la poesía de Jacobo, siendo una poesía tan desolada, porque cabe decir esa palabra de su poesía de colla judío, sin embargo, provoca regocijo”, dice.

“Sobre él grandes poetas y grandes exegetas de la literatura han hablado maravillas, asombrados de su poesía, pero también gente que no tiene ninguna formación literaria se maravilla con su poesía”, continúa. “Una poesía desolada que regocija. ¿Por qué? Me pregunto e intento una respuesta”, cierra la idea, dejando la curiosidad por conocerla.

“Son poemas breves, la austeridad es una de sus características, y el trabajo que tiene, bueno, es honrar la palabra”, cuenta, y dice un poema de Jacobo: “Yo creo en las palabras que son carne y espíritu, tatuajes repujados a punta de cuchillo”.

Slodki compartirá también anécdotas sobre el poeta que “era un corrector de pruebas meticuloso. Trabajó en el diario La Prensa, en Editorial Paidós, en Ediciones de La Flor”, ilustra.

Raíces

La charla del jueves, tendrá dos momentos. “Moré Leivi Slodki y una carta del Chaco”, será el primero y luego “Mi padre y Scholem Aleijem” completará ese reencuentro. Su padre atestiguara las raíces de David. “Alguna vez discutiendo con él sobre judaísmo, me dijo: ‘Si querés saber qué opinan los auténticos judíos de mí, tenés que conocer a mis amigos, los colonos judíos del Chaco”, recuerda David.

“Y conocí a sus amigos diez años después de su muerte”, cuenta. “Y me hablan cosas hermosas de él, ‘hombre boino’, hombre sabio. Mi padre era el moré, maestro en hebreo, de los colonos. Y, conocí a más de uno de aquellos amigos, ya viejitos. Y uno me dice: ‘Yo una vez escribí una carta que a su padre le gustó mucho’. Y pude conocerla. Era una carta que este hombre escribió en idish y fue publicada en Vilna, en 1937, y su hija la tradujo al castellano”, agrega.

Sobre esa carta será la charla. “Maravillosa, de cómo era la vida y el trabajo, y aun así estaban pendientes de lo que pasaba en el mundo. Era una carta sobre la Guerra Civil española. Y ya hablaban de la guerra que asomaba su rostro abominable en 1937, en 1939 estalla la guerra, y cuenta de la vida de ellos, es una carta de antología y la voy a dar a conocer”, dice.

“Mi padre quería muchísimo a Scholem Aleichem, el más grande escritor en idish de los literatos judíos, ruso, del siglo XIX. Y me decía que Aleichem le decía a sus hijos que si no creían, cuando él muriera, no leyeran el Kaddish ante su sepulcro, pero que leyeran un cuento suyo”, cuenta David. “Y yo lo sentí como un mandato de mi padre. Y entonces yo, cuando voy a su tumba a visitarlo, le leo un cuento de Scholem Aleichem, pero agrego un cuento mío; él nunca supo que yo intentaba escribir”, concluye.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales