
Sobrevuela por sobre toda la movida, la discusión que dominó el ambiente político futbolero sobre la llegada o no de sociedades anónimas al fútbol. Sin llegar a ese esquema, los capitales privados parecen ser un camino inevitable para reforzarse pensando en competir contra el poder de los brasileños. Estudiantes destrozó ese mito o pacto en el que una institución argentina no contrata a un jugador que se va como se va Medina de otra institución argentina. Y mientras hacen saber que esta bomba no será la única, instaló esta suerte de nuevo modelo.
Si el compromiso social no se ve afectado, ¿cuántos hinchas empezarán a ver con menos desconfianza a los mecenas que se acercan? Sin ingenuidades, el que pone plata busca un negocio. Seguramente intentará venderlo luego a un precio mayor. Mientras la fórmula de ganar-ganar persista, que el millonario haga su negocio pero que, en este caso, Estudiantes tenga rédito. Así, se puede ir logrando tal vez la aceptación si a los socios no les quitan nada y les dan resultados.
Quince millones de dólares en el mercado interno tuvo su efecto inmediato. Cuando la promesa se hace realidad, empieza el juego. Verón subió la apuesta, aceleró y mientras el festejo Pincha por la Copa ganada se mezclaba con la Navidad, puso su as de espadas en la mesa.
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