La icónica catedral de Notre Dame de París reabre sus puertas al público, marcando un hito en la recuperación de uno de los monumentos más emblemáticos del mundo.
Cinco años después del devastador incendio de abril de 2019, la catedral vuelve a ser el centro de la vida religiosa en Francia, recobrando su rol como un importante foco cultural y turístico de la capital francesa.
El fuego, que destruyó una parte significativa de la estructura, también dejó intactos algunos de los elementos más icónicos de la iglesia. Sin embargo, el trabajo de más de 2.000 arquitectos, ingenieros y artesanos ha logrado devolverle su antiguo esplendor.
El incendio, que arrasó el techo y la aguja, dejó secuelas irreparables en varias áreas de la catedral, aunque se evitó su colapso total.
Entre los daños más graves, se encuentra la caída de la famosa aguja de Eugène Viollet-le-Duc, diseñada en el siglo XIX, y la fusión del tejado de plomo, que esparció polvo tóxico sobre la ciudad. El proceso de restauración, que comenzó inmediatamente después de estabilizar la estructura, ha sido minucioso y extenso.
Los esfuerzos de los restauradores han incluido el uso de métodos tradicionales de construcción. Para recrear las vigas del techo medieval, carpinteros especializados utilizaron 1.200 árboles talados en los bosques de Francia.
En paralelo, se implementaron medidas de seguridad, como un nuevo sistema de nebulización para la prevención de incendios, lo que garantiza una mayor protección para la catedral en el futuro.
Uno de los elementos más simbólicos de la catedral, la aguja, fue restaurado con un diseño fiel al original. A pesar de las propuestas de diseño más modernas, las autoridades francesas decidieron que la reconstrucción debía respetar la visión de Viollet-le-Duc, manteniendo la aguja de 93 metros (315 pies) tal como fue en 1860.
En la punta de la aguja, un nuevo gallo de cobre ha sido instalado, sustituyendo al que fue destruido por las llamas. El diseñador del nuevo gallo explicó que sus “alas de fuego” representan el renacer de la catedral, como un fénix que resurge de sus cenizas. El gallo original, dañado durante el incendio, se exhibirá en un futuro museo dedicado a la historia de la catedral.
El 15 de abril de 2019, el fuego destruyó la aguja de la catedral (REUTERS/Benoit Tessier)
Las dos torres de Notre Dame, que son famosas en todo el mundo gracias a la película “El jorobado de Notre Dame”, fueron salvadas gracias al trabajo rápido y efectivo de los bomberos.
No obstante, algunas de las gárgolas y grotescos de piedra caliza que adornan las torres se vieron dañadas por el agua de las mangueras y tuvieron que ser restauradas o recortadas.
En cuanto a las campanas, las ocho que se encuentran en la torre norte fueron limpiadas y restauradas. Por su parte, las dos campanas de la torre sur no sufrieron daños significativos. Además, tres nuevas campanas han sido instaladas sobre el altar, una de ellas donada por los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Las vidrieras de los rosetones, uno de los elementos más representativos de la catedral, lograron sobrevivir al incendio. Aunque algunas de ellas sufrieron daños, su restauración forma parte de las fases futuras de las obras.
El presidente Emmanuel Macron propuso un plan para sustituir varias vidrieras. Sin embargo, el proyecto fue rechazado pública y jurídicamente por especialistas en arte y patrimonio.
Las vidrieras de los rosetones sobrevivieron al incendio (REUTERS/Sarah Meyssonnier)
Concebidas por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc (1814-1879) durante la gran restauración del siglo XIX para dar más luminosidad al templo medieval, las vidrieras en cuestión -en seis capillas de la fachada sur- sobrevivieron al virulento incendio.
Pero el jefe de Estado consideró apropiado cambiarlas por unas más modernas alegando que era necesario un toque contemporáneo a la catedral.
Si se ejecuta el controvertido plan, el mismo se llevaría a cabo en 2026, y las cristaleras serían expuestas en un futuro museo dedicado a Notre Dame que se ubicará en el complejo de Hotel de Dieu, adyacente a la catedral.
Mientras tanto, el trabajo de restauración de las capillas del coro ya ha sido completado. Las pinturas murales de estas capillas han sido cuidadosamente limpiadas y devueltas a su esplendor original, al igual que el suelo de marquetería de mármol que fue restaurado después de haber sido dañado por las llamas y el agua.
En cuanto al gran órgano de la catedral, que cuenta con 8.000 tubos, este fue desmontado para ser limpiado de polvo de plomo y, posteriormente, montado y afinado minuciosamente. Sin embargo, el órgano del coro, que sufrió graves daños debido al agua, aún se encuentra en proceso de restauración.
La nave de la catedral de Notre Dame de París mientras el presidente francés Emmanuel Macron visita el interior restaurado del monumento, el viernes 29 de noviembre de 2024 (Sarah Meyssonnier/Pool vía AP)
La reapertura de la catedral no se limita al interior. Los alrededores de Notre Dame también están siendo renovados. El antepatio de la catedral se está transformando en una explanada rodeada de árboles, mientras que un nuevo parque fluvial está siendo diseñado para ofrecer un espacio verde a los parisinos y turistas. Este proyecto, que forma parte de la remodelación del área, se espera que se complete en 2030.
Con esta reapertura, Notre Dame de París no solo recupera su protagonismo como lugar de culto, sino que también renueva su atractivo como uno de los principales destinos turísticos del mundo. La restauración ha sido un esfuerzo monumental, realizado con el mayor respeto por la historia y la arquitectura del lugar, asegurando que la catedral vuelva a ser, como lo fue durante siglos, un símbolo de resiliencia y belleza para generaciones futuras.