Fue una charla larga que ocurrió en reserva el jueves en la sede porteña del Banco Provincia, a pocas cuadras de la Casa Rosada. El diluvio que había afuera le dio el marco apropiado para un almuerzo en el que se evitó hasta donde pudieron la interna tormentosa que está viviendo el PJ. El gobernador Axel Kicillof y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, le prestaron poca atención a la la carne, al puré de papas y la ensalada que le sirvieron. Tenían una amplia agenda de temas a discutir vinculados a la gestión y la actualidad bonaerense, que aparece ahora afectada por los tironeos con Cristina Kirchner y La Cámpora.
Massa quiere mostrarse lejos de la escandalosa pelea por la Presidencia del Partido Justicialista. Resalta ante sus interlocutores que el Frente Renovador es otro partido y que no está dispuesto a ser uno de los responsables de hacer implosionar Unión por la Patria, la coalición que reunió al panperonismo y que el año pasado llegó a competir en segunda vuelta contra el actual presidente. Les dice que hay tres prioridades: mantener la unidad de la oposición, conformar un frente eficaz anti Milei y enfocarse en gobernar y gestionar.
La reunión del jueves -que trascendió en la prensa el fin de semana- tuvo un antecedente que activó a Massa a moverse. El lunes de la semana pasada había convocado a las oficinas de Avenida Del Libertador a intendentes, diputados y senadores provinciales, diputados nacionales y referentes del Frente Renovador que le transmitieron un panorama preocupante. Las intrigas, zancadillas y recelos entre Kicillof y sus alfiles y el cristinismo empezaron a paralizar la acción política y la propia dinámica de la gestión. “No quiero que esta interna arrastre a un tironeo de juntar soldaditos. No me hinchen las p…”, le escucharon decir en ese encuentro que impulsó al líder del Frente Renovador a ponerse en movimiento.
Sergio Massa se mostró públicamente en las dos marchas universitarias acompañando a su hija Milagros
Por eso, los informantes del encuentro que hablaron con Infobae precisaron que en la charla con Kicillof del jueves pasado primero hablaron sobre el Presupuesto de la provincia, el manejo de la deuda en tiempos de “no hay plata” ni buena voluntad desde la Casa Rosada, pero también sobre las transferencias a los municipios massistas, la posibilidad de ampliar la Cuenta DNI y la demora en el tratamiento de los pliegos de jueces y la virtual parálisis en la que se encuentra la Suprema Corte de la provincia.
Son todos temas en los que Massa puede ser para el gobernador un aliado en la discusión dentro de la Legislatura, habida cuenta que entre Diputados y el Senado la cantidad de bancas “propias” que tiene Kicillof apenas completan los dedos de una mano sola. “Che, por un día, hagamos de cuenta que que vivimos en la provincia de Buenos Aires y no perdamos tiempo en la discusión de la interna”, le transmitió el líder del Frente Renovador. Con forzada inocencia coincidieron en que los dos “la miran de afuera”, uno porque lidera -aunque no preside- otro partido, y el gobernador porque Ricardo Quintela, que rivaliza con CFK, no es su candidato. Hicieron como si se creyeran.
Lo cierto es que Kicillof, al resistirse hasta el día de hoy a apoyar a Cristina Kirchner dejó expuesta una disidencia que La Cámpora no le perdona. El propio Máximo Kirchner -que habla por sí mismo, pero no es imaginable que desentone públicamente de la opinión de la ex vicepresidenta- lo dejó en claro: “Alguien que no puede decidir entre Quintela y Cristina me obliga a reevaluar las cosas”. Esa prescindencia del gobernador bonaerense -que también sostienen el pampeano Sergio Ziliotto y el formoseño Gildo Insfrán, sin tantas recriminaciones- dejó perplejos a muchos dirigentes del panperonismo, porque ni rompe ni adhiere a quien fuera su principal sostén político, su mentora.
De esos reproches y sinsabores se habló entre nada y poco, dicen los informantes, pero sí se pudo conocer que hubo un pedido de Massa para que se resguarde en la Provincia de Buenos Aires la unidad de las distintas partes de Unión por la Patria, que se ven sometidas a una presión extra por las peleas del sector alineado con Axel Kicillof versus La Cámpora. Hay que enfocarse en gestionar y gobernar, sin enredarse en la interna que puede terminar llevándose puesto todo. “Si van a romper, avisen, y así cada uno sigue su camino”, se escuchó en ese encuentro a puertas cerradas, del que trascendieron algunos detalles.
Hay varias derivaciones de esas frases. El temor a que el panperonismo entre en un proceso de balcanización en el que suele sumergirse cuando está en el llano después de una derrota. De cómo se defina esa pelea puede surgir que Cristina Kirchner y La Cámpora inicien un camino propio, otro el peronismo no kirchnerista, con Kicillof y Quintela; por otro lado el peronismo cercano a Milei -vía el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil- y por otro lado el Frente Renovador de Sergio Massa. Cuatro o cinco partes, si se suma a Guillermo Moreno o Santiago Cúneo, que tienen éxito en las redes y el rating.
Frente a frente. Las listas de Cristina Kirchner y Ricardo Quintela que todavía no se sabe si van a competir
La fragmentación peronista convive con un fenómeno inverso en torno a Milei y los libertarios, que viene amuchando a La Libertad Avanza y el PRO -aliados naturales- los partidos provinciales, los peronistas amigables -como Jaldo o Jalil-, y un sector de los radicales. Son partes de un nuevo panoficialismo que sostiene no sólo los vetos presidenciales, sino que empieza a modelar una precaria mayoría para discutir leyes cruciales, la principal de todas: el Presupuesto.
Y sobre este tema es que Massa llevó a Kicillof una señal de alerta, una urgencia por definir una acción política que se sobreponga a las tensiones y los recelos: la cuestión electoral.
¿Y cómo se vota en 2025?
Hay una fecha que se mencionó el jueves, antes de fatigar el muy criollo y peronista postre vigilante -que ahora se evoca con el más amigable nombre “queso y dulce”- en la cumbre de Kicillof y Massa, es el 15 de noviembre. Para el ex candidato presidencial, hay que tener una definición antes de esa fecha con el formato que tendrán las elecciones del año que viene, habida cuenta de la reforma electoral que hizo aprobar Milei en el Congreso.
Con la Boleta Única Papel (BUP) el gobierno nacional le trasladó a la provincia de Buenos Aires la obligación de cambiar su normativa electoral. Es que en territorio bonaerense no se puede utilizar la nueva pieza de votación porque la Constitución bonaerense establece en el artículo 61 inciso 2 lo siguiente: “Se votará personalmente y por boletas en que consten los nombres de los candidatos”.
La Boleta Única de Papel fue aprobada con 143 votos en la Cámara de Diputados y quedó convertida en ley
En la charla, Massa compartió con Kicillof que la BUP que aprobó Nación dice, en cambio, que son los primeros cinco nombres: “Cualquiera puede impugnar la elección y se puede declarar la inconstitucionalidad, si se adopta la BUP. Eso obliga discutir la reforma de la Ley Electoral de la provincia”. Es el peor momento para poner a consideración una discusión de la norma básica de la democracia cuando los sectores del peronismo están enfrentados y hay un diálogo interrumpido con otros sectores de la oposición provincial, que en este caso son los propios libertario.
“¿Qué proyecto se va a mandar? ¿Se va a mandar Boleta Única propia, se va a elegir por distrito único diputados provinciales y por secciones electorales los senadores, por municipio o qué criterio se va a usar? ¿Se va a votar juntos, en el mismo día, diputados y senadores nacionales y cargos provinciales y municipales? ¿Se va a votar con urnas separadas? ¿Quién va a estar a cargo del control de la elección provincial?”, son las dudas que tienen en el Frente Renovador y que, dicen, se abordó en el Bapro.
Pero hay un tema que complejiza aún más la situación. Es que la hipótesis del massismo es que el gobierno de Milei puede impulsar en los próximos días un ítem dentro del Presupuesto que cambiaría todo. Con el argumento de que “no hay plata” podría virtualmente darse de baja las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), al no asignar fondos específicos para su realización y dejar en manos de los partidos el financiamiento de las internas.
El frente anti Milei
Massa y Kicillof se reunieron el jueves en la sede del Bapro
La discusión de la cuestión electoral, creen en el peronismo, puede ser el escenario desde el que se ponga a prueba el regreso a los desacuerdos sin escándalos ni golpes bajos. “Está bien que se peleen y hagan fuegos de artificios, pero no afectemos la gobernabilidad en la provincia y los municipios”, es el mensaje que le escucharon decir a los últimos interlocutores al líder del Frente Renovador, que por ahora no tiene previsto subir el perfil.
“No quiere circo. Se junta con militantes, con estudiantes, con los técnicos de la Fundación Encuentro y con los dirigentes, pero lejos de las cámaras y los flashes”, explicaron a Infobae en su entorno. Por ahora, cuando faltan 20 días para que se cumpla un año de la derrota ante Milei, no está previsto un acto público. Estuvo en las dos marchas universitarias acompañando a sus hijos y habló casi nada a los movileros que lo interrogaron.
Su planteo político apunta a mantener la unidad de la oposición, que no sólo es la de los sectores de Unión por la Patria. También apela a otras fuerzas que mantienen un rechazo cerrado a las ideas libertarios. El objetivo es consolidar un “frente anti Milei” que tenga eficacia para enfrentarlo primero en el Congreso y el año que viene en las elecciones.