Macri finge demencia. Manda a los suyos voltear el DNU de los fondos reservados y se va a comer milanesas con Milei en la noche de Olivos. Mientras intercambia piquitos con el libertario, la jauría mediática que activa por cuenta y orden del mismísimo Gobierno lo masacra en las redes. Una relación un tanto confusa.
Macri mira para otro lado. Hace honor a la sobreactuación del respeto y amor que “el Javo” dice prodigarle y se manifiesta a favor del veto presidencial de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que votaron todos los senadores del PRO, salvo la cordobesa Carmen Alvares Rivero. Se presenta políticamente correcto mientras deteriora su propia base de sustentación.
Patricia Bullrich lo expuso sin contemplaciones. “Está mal mandar a los senadores del PRO a votar a favor de un proyecto fiscalmente irresponsable y después salir a decir que estás en contra…usan a los senadores como carne de cañón y atentan contra el plan económico que dicen apoyar”.
La pulseada que pretende librar Macri con Milei alcanza en estas horas visos de patetismo. Mauricio Macri quiere ser un interlocutor privilegiado, participar de la mesa de las decisiones y no lo estarían dejando. Lo pasean.
Macri atribuye su relegamiento en la mesa del poder al asesor estrella del libertarianismo, Santiago Caputo. No parece registrar que tanto Caputo como la muy hermana Karina son Milei puro.
Milei salió a respaldar a su asesor frente a propios y extraños: “Es parte del triángulo de hierro, que les molesta que Santiago Caputo tiene un cociente intelectual varias veces por encima de la media y juega a la mancha con los aviones intelectualmente frente a los precámbricos que andan dando vuelta por la política, es parte del proceso decisorio frente a mi hermana y yo”.
En una semana que fue a pura pérdida para el Gobierno, Macri hizo gala del poder de fuego que todavía tiene. Mandó a votar en contra el DNU que otorgaba fondos reservados por 100.000 millones para tareas de inteligencia, un área que depende del ministro plenipotenciario sin cartera Santiago Caputo. Le asestó un golpe durísimo al Gobierno al infringir una derrota parlamentaria pero sin solución de continuidad pasó a mojar su propia pólvora.
Milei salió de la velada de Olivos diciendo que las explicaciones de Macri de porqué lo hizo no lo convencieron. Durísimo.
Mauricio Macri – EFE/ Elvis González
“Si en la Argentina llegara a pasar un atentado es responsabilidad de este grupo de irresponsables que le quitan financiamiento a la inteligencia, entiendo que ellos dicen que es para espiar, que es para perseguir, pero en el fondo se están describiendo a sí mismos, puede ser que quieran que alguien se ensucie las manos por ellos para eliminar gente que no les gusta, llámese yo”.
Si hubo entre ambos un pacto de no agresión para sostener un indispensable alineamiento parlamentario, sólo lo cumplió Macri.
“Por el bienestar de nuestros jubilados y de los nietos de los jubilados apoyo el veto del presidente Milei”, dijo Macri este viernes tomando distancia de los senadores de su fuerza y exponiendo la fragmentación que avanza en los bloques amarillos.
Lejos de agradecerle, apenas unos minutos después, Milei le hizo su descarga de fusilería y lo dejó pagando.
La pretendida sociedad política entre los libertarios y el PRO detonó esta semana.
El amoroso entendimiento de la dupla Macri-Milei fue pura ficción. No le será fácil al ex presidente acompañar solo las decisiones o proyectos que a su entender expresan el cambio. Milei demanda adhesión al cien por ciento. No hay margen alguno para diferenciaciones. O estás en un todo de acuerdo o sos casta.
El oficialismo no descarta sumar a sus filas exponentes del PRO pero en ningún caso consideran contar con el aval de Macri.
La fragmentación y cooptación de dirigentes por parte de los libertarios es vivida por el oficialismo como una ventana de oportunidad pero inevitablemente complica y enrarece el panorama parlamentario.
La idea de un apoyo ya no incondicional, sino “ley por ley” para marcarle la cancha al oficialismo va a acelerar las tensiones internas que en el bloque de diputados del PRO están en su peor momento.
Todas las fuerzas están fragmentadas, tienen diferencias y contradicciones. Son muchos los legisladores que ya no responden a jefatura alguna.
Las trifulcas intrabloque, que también sacuden al oficialismo, esta semana escalaron esta de manera exponencial.
Para el senador libertario Francisco Paoltroni corren días de furia. Salió a confrontar con sostenida vehemencia contra la fuerza que lo cobija. Rechaza la candidatura de Ariel Lijo para la Corte Suprema, anticipó que votará en contra de los fondos reservados para inteligencia. “Usted agarra la plataforma de campaña y ¿qué venimos a hacer? Una Argentina distinta. Esta monstruosidad de fondos reservados no es una Argentina distinta” .
El formoseño sospecha como tantos otros que los fondos reservados pueden ser usados para tareas de espionaje interno y amedrentamiento de los opositores. Paoltroni no tardó en recibir una feroz golpiza mediática. Un recurso que ya parece no estar funcionando.
Reactivo, Paoltroni expone la estrategia comunicacional con la que el oficialismo pretende salir a neutralizar disidencias. En orden a disciplinar voluntades también se evaluó separarlo del bloque.
En Diputados, los libertarios tienen su propio show. Ahora se evalúa expulsar del bloque a tres legisladoras. Una seguidilla de escándalos, gritos y llanterio convirtieron el bloque en un conventillo.
Audio Lourdes Arrieta contra Martín Menem
Lourdes Arrieta, la chica del patito en la cabeza, la diputada que dice no saber quién es Alfredo Astiz porque ella nació en los 90, increpó a los gritos al presidente de la Cámara Martín Menem y plantó una denuncia por violencia de género contra Nicolás Mayoraz. Llia Lemoine la hizo corta: “Está desequilibrada mentalmente, no tiene los patitos en fila”.
Episodios surrealistas que ponen al descubierto la endeblez del armado libertario. Un rejunte de buenas voluntades con escasa densidad conceptual y emocional para enfrentar las tensiones parlamentarias.
Lo de Villarruel corre por otro andarivel. Las diferencias entre el Presidente y su vice son ya irreconciliables. También entre ellos la tensión tiene que ver con una disputa por el poder. Victoria hace su propio juego y esta semana se diferenció de manera rotunda subiendo un video en el que rechaza la candidatura de Ariel Lijo a la Suprema Corte.
No cayó bien en el oficialismo, menos aún el cotilleo que la Vicepresidenta festejó con el senador kirchnerista José Mayans cuando entre risas y mohínes se refirieron a Milei como el “jamoncito”.
Victoria Villarruel y José Mayans
Las refriegas de la semana corrieron a un segundo plano la entrega XXX del albertismo. Una pena para el oficialismo. Todavía es imposible saber hasta qué punto las intrigas de palacio con Macri diluye el “efecto Fabiola”.
El escándalo que arrastra a Alberto Fernández hacia el mismísimo infierno fue hasta aquí pura ganancia para Milei. El chiquero en el que hoy chapalea el último Presidente kirchnerista suma argumentos a la narrativa del libertario porque desnuda a la casta obscena y prebendaria.
Las revelaciones acerca de la libertina intimidad presidencial, que se desprenden de la causa de violencia de género que tiene como única víctima a la ex primera dama, refuerzan la idea del poder como un “coto de caza”, un sitio para disfrutar de privilegios y placeres garantizados.
Arrastrando por un tsunami de chat, fotos y videítos, Alberto Fernández encarna todo lo que está mal.
El perfil hombre golpeador que hoy compromete al ex Presidente concursa con la patética figura de un “Berlusconi a la criolla”.
Ahora se sabe que la disputa por una infidelidad precipitó la filtración de la foto de la fiesta de Olivos. Enredos de alcoba, festicholas y revanchas detrás de la migración de la imágen de teléfono en teléfono hasta la consagración en el prime time. Quien se acuesta con chicos puede perder el control de su teléfono. Un cuadro severo de incontinencia digital.
Estaríamos hablando de una novela turca si no hubiera una mujer golpeada y una sociedad humillada. De los efectos deletéreos sobre la política en general y el kirchnerismo en particular, mejor ni hablar.
A la perplejidad inicial le sobrevino el “operativo despegue”. Alberto como electrón libre, un engendro fallido, un producto anómalo al que es urgente encapsular no sin antes incluir en el termosellado a la mismísima “mi querida Fabiola”.
Fabiola Yañez difundió otro video en la que se la ve golpeada
El kirchnerismo maniobró para desentenderse cuanto antes de su “muñeco maldito”. En la arremetida connotados referentes en contratiempos y contradicciones. No es fácil abortar un producto con mandato cumplido.
Abrumado por su situación Alberto Fernández fue esta semana de torpeza en torpeza. Pidió a la Justicia prohíba la difusión de nuevos videos, con lo que convalidó la hipótesis de que hay varios más en poder de Fabiola. Hizo la presentación alegando la protección de sus hijos.
Alberto Fernández demanda a su ex mujer de violar su intimidad al hacer públicas imágenes que estaban en la galería de fotos de un teléfono que él le regaló a su hijo de dos años para jugar y la acusa de “violencia de género” contra Tamara Pettinato por filtrar los videos del flirteo presidencial en el mismísimo despacho presidencial. Si hay un lugar del cual es difícil volver es del ridículo.
Lejos de disfrutar de esta oportunidad que le ofrece el kirchnerismo, los libertarios se enroscan en sus propios disparates, ocupan las pantallas con sus rencillas, arremeten con sus salvajes golpizas digitales contra todo aquel que expresa alguna diferencia.
Una pena. Cuando el enemigo se equivoca dicen que hay que dejarlo hacer. Armarse de pochoclos y dejarlo correr.
La atención está puesta ahora en saber si la oposición resistirá el veto a la reforma jubilatoria. Es poco probable que se animen a rechazar el veto aun disponiendo de las dos terceras partes de los votos. Son los juegos de la política.