El Pacto de Mayo nació envuelto en sospechas de que no fue más que un bluff, y en la Casa Rosada están ansiosos por demostrar lo contrario. Ayer, después del desfile militar por el Día de la Independencia, cerca de Javier Milei aseguraban que está a punto de salir publicado el decreto que creará oficialmente el “Consejo de Mayo”, el cuerpo que se dedicaría a transformar los 10 puntos del acuerdo en proyectos de ley. “Sale esta semana, sí o sí”, afirmaron.
Después de la puesta en escena del Pacto de Mayo en Tucumán, el desafío de Javier Milei es demostrar que el listado que firmó con 18 gobernadores no fue una mera carta de intenciones y que puede llevar a la realidad esos enunciados básicos. Sin embargo, enfrenta un escenario complejo.
Por un lado, la oposición en el Congreso está más fragmentada en comparación con diciembre, sobre todo en Diputados, donde los espacios dialoguistas sufrieron el desgaste del largo tratamiento de la Ley Bases y el paquete fiscal. Además, los ataques de Milei dejaron secuelas. Los partidos que hasta ahora fueron cooperativos prometen endurecer sus posturas después de haberle dado al Gobierno las herramientas para poner en marcha las reformas. Consideran que en la etapa que se abrió tras la aprobación de Bases, Milei deberá asumir toda la responsabilidad por la situación económica y los efectos de la recesión.
A su vez, los gobernadores amenazan con adoptar una posición combativa y reclaman que Milei cumpla con los acuerdos. Principalmente, que les gire los fondos de coparticipación o las cajas previsionales.
En este contexto adverso, la fecha de puesta en marcha del Consejo no está decidida. Y el mecanismo de selección de representantes, tampoco. En Gobierno sólo se atreven a asegurar con relativa seguridad que el delegado del Poder Ejecutivo sería el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Y adelantan que probablemente le pidan a cada cuerpo del Consejo que elija a sus delegados.
En el caso del empresariado, un asesor presidencial deslizó que debería ir un miembro del Grupo de los 6. Y entre los sindicalistas miran con simpatía a Gerardo Martínez (UOCRA), quizá el dirigente de la CGT con mayor llegada al Gobierno, que visitó y se habló incontables veces con Francos, sobre todo cuando lideraba el Ministerio del Interior. “Esos se van a poner de acuerdo en dos minutos”, dijeron, despreocupados, en Balcarce 50.
(Nicolás Nuñez)
El panorama en el Congreso se perfila más complicado. A pesar de que aún no vieron el decreto del Consejo, en los despachos de los bloques dialoguistas en el Congreso ya encendieron las luces amarillas. Con el ala de PRO que responde a Mauricio Macri la relación está muy tensa desde que el ex presidente y flamante titular del partido decidió salir a reclamar por la coparticipación y a marcarle cuestionamientos al rumbo del Gobierno. Y en principio, desde el bloque de Cristian Ritondo esbozaron una predisposición tendiente a la desconfianza.
“Van a querer meter a un libertario”, dijo un diputado. Si los libertarios eligieran esa alternativa, junto con Francos el oficialismo sumaría dos lugares. “Si no arreglan la coparticipación de la Ciudad, con nosotros van a estar en problemas”, lanzaron en el bloque amarillo ante una consulta sobre la colaboración con el consejo.
Cerca de Milei dijeron que el titular de Hacienda, Luis Caputo y el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, están en tratativas para encontrarse a revisar el conflicto por la coparticipación. En Gobierno deslizaron quieren “recordarle” a Jorge Macri que se había llegado a un acuerdo “de caballeros” hace dos meses, y recriminarle ese incumplimiento. Aunque muy por lo bajo, admiten predisposición para buscar un nuevo entendimiento. Del otro lado exigen que se les asegure el goteo y que les paguen la deuda. No hay fecha concreta para tal charla, pero en ambas terminales aseguran que se concretaría entre esta semana y la que viene, a más tardar. Si se pone en marcha el Consejo de Mayo antes, las respuestas de sus principales socios en el Congreso probablemente sea poco auspiciosa.
Mientras tanto, la relación con el jefe de Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, está picada. Dicen en los pasillos del palacio legislativo que quedó muy incómodo desde que el oficialismo le retaceó la silla que le habían prometido en la Comisión Bicameral de Inteligencia para designar, en cambio, a dos legisladores libertarios, Gabriel Bornoroni, el jefe del bloque, y César Treffinger. “No lo vemos sumándose a ningún consejo después de la cagada que se mandaron. Miguel está con mucha calentura por el tema de la bicameral”, confió un legislador. En Gobierno aseguraron que jamás hicieron tal promesa y deslizaron malestar con la decisión del diputado rionegrino de faltar al Pacto de Mayo.