El presidente Javier Milei y su equipo celebran la sanción de la ley Bases y de la reforma fiscal como un logro refundacional, a casi siete meses de gestión. Milei se definió el viernes como el “primer presidente libertario de la historia” y, a su vez, sostuvo estar llevando a cabo “la mayor reforma del Estado de la historia”. Por lo pronto, logró reducir la inflación, que desde diciembre se precipitaba, y mantiene un nivel de aprobación notable, especialmente si se toma en cuenta el rigor con que funcionó la motosierra. De todos modos, sería recomendable que se observe que, las mismas encuestas que registran los aplausos por la victoria sobre los precios, empiezan a mostrar las inquietudes de quienes temen perder el empleo y de los que sienten la caída del poder adquisitivo.
Por lo pronto, en lo inmediato, durante la próxima semana habrá novedades. La principal es la incorporación de Federico Sturzenegger como ministro en una nueva cartera, creada para él y concentrada en ambiciosas reformas estructurales.
El viernes, el ministro de Economía Luis Caputo descartó que existan recelos de su parte contra quien compartirá el área económica. En cambio, celebró la sanción de la ley con anuncios para dar señales al mercado, que no reaccionó de la manera esperada por la Casa Rosada tras la maratónica victoria. Caputo declaró que, logrado el “déficit cero”, ahora se avanzará en la “emisión cero”, para evitar el endeudamiento acumulativo del Banco Central. Aunque no hay fecha para la salida del cepo, anunció la “segunda etapa del plan de estabilización”. “Tenemos tres canillas. Una es el déficit fiscal. La segunda son los intereses que el Banco Central paga por pasivos remunerados. Y el tercero es cuando el Central compra dólares, la única emisión que no es dañina”, explicó ese día.
El Pacto consiste en un decálogo libertario, que Kicillof no tiene previsto firmar. Otros gobernadores proponen algunas modificaciones.
La oscilación hacia arriba del dólar y la reapertura de la grieta cambiaria fue un tema que arrojó sombras durante el tratamiento de los proyectos. Caputo aseguró que el Impuesto País se bajará “en agosto o septiembre” y minimizó la suba del dólar informal diciendo que es un “mercado donde se operan escasamente 5 a 10 millones de dólar por día. No es un mercado relevante”.
El mundo real
Es claro que para el ciudadano común la economía genera incertidumbre, y mucha. Pero es claro también que “el relato” de veinte años de mitología estatista se estrelló hace más de cuatro años, con la presidencia de Alberto Fernández, mascarón de proa de una Cristina Kirchner con enorme rechazo. Pero Fernández se convertiría, de todos modos, en un símbolo, y también un síntoma, del fracaso. Y de ese modo, todavía sirve de escudo a Milei.
Pero la tormenta económica está lejos de detenerse.
El PBI de este año caerá 3,5 puntos, aproximadamente. Según advierten los informes de la consultora Idesa, uno de los indicios es la caída en la venta de combustibles. “Cayó 8% en forma interanual. El dato no hace más que reflejar los efectos de la recesión y la pérdida del poder adquisitivo, en especial de la clase media”, opina el economista Jorge Colina. “Es tan fuerte el parate de la economía, que cayó hasta la informalidad y aumentó la desigualdad” y puntualiza que “el aumento en la desocupación se produjo en un 70% por caída de la ocupación y en un 30% por aumento de la fuerza laboral, esto es, gente que salió a buscar trabajo pero no encontró”.
Será el 8 de julio y representará el comienzo formal de la “nueva etapa”. Invitarán a gobernadores, sindicalistas y expresidentes.
Más allá de la euforia del Gobierno, en el primer trimestre la economía cayó 5,1%. El consumo privado cayó un 7%, el consumo del Estado 5% y la inversión 23% en gran parte por el desplome de la obra pública nacional que bajó un 50%.
Idesa pone paños fríos a la revolución fiscal. “El superávit no solo se explica por la fuerte reducción del gasto público, sino también por el aumento en la recaudación de dos impuestos muy distorsivos como son los derechos de exportación y el impuesto País. La férrea voluntad del Gobierno por lograr el superávit fiscal es un paso fundamental para que la Argentina salga de la decadencia. Pero no se van a lograr buenos resultados si no se mejora la calidad de los impuestos que se usan para generar el superávit. Por eso, es estratégico y urgente avanzar en las transformaciones del Pacto de Mayo. Un ítem particularmente relevante en este Pacto es el ordenamiento del sistema tributario”.
Expectativas inmediatas
La aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal representan una bocanada de oxígeno político para un gobierno que juega muy fuerte y adolece de una notable debilidad legislativa. Este éxito, significativo, fue posible después de meses de negociaciones con los espacios de la oposición “dialoguista” y gobernadores de casi todas las fuerzas.
Ahora se vienen temas como la reforma de la movilidad jubilatoria -a la que el Presidente amenazó con un veto- y también un cúmulo de proyectos impulsados por el Gobierno.
El Consejo trabajará en proyectos de ley que materialicen los 10 puntos acordados en el pacto con los gobernadores que lo firmen.
Milei, con Sturzenegger en el gabinete, se propone eliminar un centenar de regulaciones que “entorpecen” el crecimiento económico. Redactan un nuevo DNU para modificar la ley de ministerios, rediseñar el organigrama y asignar al nuevo ministro algunas secretarías sensibles de la jefatura de Gabinete. La idea es avanzar con la eliminación de 80 estructuras y organismos estatales y completar lo antes posible la nómina de cargos que aún siguen vacantes.
Pero la gestión Sturzenegger llevará al Congreso un nuevo paquete de proyectos que deberá ser negociado con más paciencia que amenazas. Los aliados no son legisladores propios ni se sienten libertarios. “Ahora tienen las herramientas para que comience una nueva etapa, que debe ser de crecimiento, inversión y empleo”, advirtieron varios de ellos.