Ansiedad en los jóvenes: una conducta que se aprende en la familia, que puede tratarse y superarse

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Una explosión de llanto en medio de un examen, el golpe contra el teclado en medio de una tarea laboral, el enojo irreprimible por no poder salir a horario del trabajo y la bronca por la corrección a un error. La lista de situaciones, que se repiten en los adolescentes y en los nuevos adultos jóvenes ante un momento de frustración o de conflicto , es interminable. Para los que superan los 30, encontrarse con compañeros de estudio o de trabajo que explotan en llanto -frente a todos- por un reclamo laboral o una tarea que no se logra resolver es una incógnita. Más aún para las generaciones que tienen 40 o más y que pueden ser los padres de estos nuevos adultos jóvenes.

Una explosión de llanto en medio de un examen, el golpe contra el teclado en medio de una tarea laboral, el enojo irreprimible por no poder salir a horario del trabajo y la bronca por la corrección a un error.

La lista de situaciones, que se repiten en los adolescentes y en los nuevos adultos jóvenes ante un momento de frustración o de conflicto, es interminable. Para los que superan los 30, encontrarse con compañeros de estudio o de trabajo que explotan en llanto -frente a todos- por un reclamo laboral o una tarea que no se logra resolver es una incógnita. Más aún para las generaciones que tienen 40 o más y que pueden ser los padres de estos nuevos adultos jóvenes.

Acá tenemos la respuesta.

En diálogo con dos especialistas de la psicología y la psiquiatría analizamos estas situaciones, estas definiciones que hablan de estas nuevas etapas de la vida: la adolescencia, el nuevo adulto joven y el adulto. Una entrelazada con la otra, que comprenden apenas dos décadas, en las que la formación de las emociones, son la clave para las décadas futura.

Situados ya en una de estas experiencias, es que los adultos -que superan los 30- se preguntan ¿por qué actúan de esta manera los los nuevos adultos? Los chicos de 20 ¿qué pasó?

Y, en realidad la respuesta es sencilla, pero no siempre aceptada.

“Abordar esta temática es compleja teniendo en cuenta que mucho muchas de las formas en las que el ser humano puede abordar una situación, se aprenden en la infancia. Entonces hay que ver un poco cómo ha sido el manejo de la frustración, del enojo, de la irritabilidad en la infancia, porque son patrones que se van a ir repitiendo a lo largo o en el transitar de la vida”, explicó Anabel Frías, médica psiquiatra (MP 6161)

La profesional explicó que cuando son adolescentes, adolescentes adultos, que tienen que enfrentar situaciones laborales familiares en las que se van a generar conflictos, diferentes tipos de opinión sale a jugar un papel importante: el modo que tiene cada adulto joven en resolver un conflicto.

Carina Salas, psicóloga (MP 331) explica que los nuevos adultos aparecen en un escenario laboral de profundos cambios, en el que valore tales como la fortaleza, el compromiso, la continuidad laboral, la responsabilidad, el respeto por el trabajo, el respeto por las oportunidades -que todo esto se sostenía en generaciones anteriores- entran en conflicto con la búsqueda de la realización personal, la justicia social, con el compromiso del medio ambiente junto a una mayor sensibilidad para perseverar en el sostenimiento de esfuerzos que permitan alcanzar metas y desarrollo de aprendizajes. “El aprendizaje necesario que luego se transmita y se pueda transferir a la vida en general, estos aprendizajes valiosos para la vida”, explica Salas.

En coincidencia, las dos especialistas analizan que las formas en que se logra resolver los conflictos que se pueden presentar en las primeros años de la adultez, son una muestra de lo aprendido.

Los cambios de estereotipos

Frias destacó que algunos tendrán mayores herramientas para que la resolución de una situación de la vida, sea con la menor angustia posible. “Si bien hay varias herramientas que se pueden utilizar todas ellas van a tener que ver con un tratamiento. Un tratamiento por ahí con profesionales de salud mental llegado el momento”, agregó la psiquiatra.

Por su parte, la psicóloga Carina Salas recuerda que los nuevos adultos presentan dificultades en el afrontamiento de situaciones adversas, promoviendo una cultura en la que el disfrute o inconvenientes menores, relativizan el peso de la responsabilidad y los compromisos asumidos.

“En los jóvenes de las nuevas generaciones, lo significativo es que rompieron con el estereotipo de mantener ciertas emociones ocultas, abriendo espacios donde se visibilicen temas vinculados a la salud mental, tales como ansiedad y depresión”, analizó.

Salas advierte que junto con esta visibilización también se observa la dificultad para afrontar situaciones del mundo. “Este mundo que les resulta difícil de afrontar, el temor al fracaso, y la necesidad de protección por parte de quienes fueron sus adultos en algún momento”, analizó la psicóloga,que en este punto deja ver tal vez, el punta del hilo de lo que está ocurriendo con los jóvenes, y su aprendizaje para el manejo de las situaciones desafiantes y la ansiedad que genera.

“Observamos que predomina la cultura de la inmediatez. Todo más rápido pero no necesariamente siempre mejor”, alertó Salas.

Y si bien una de las conductas que se replica en casi todos los jóvenes es la capacidad de poder ser más sensibles y dejar al descubierto emociones que antes no se expresaban, esta mayor sensibilidad no se corresponde con el desarrollo de competencias emocionales.

“Esas competencias que permitan gestionar de forma saludable las situaciones de estrés, de conflicto en las relaciones interpersonales, situaciones de tensión en ambientes laborales o toma de decisiones con impacto significativo”, detalló Salas.

Nuevas herramientas

Cuando se advierte que existen situaciones que generan ansiedad y que no se pueden resolver, algunas de las herramientas pueden ser las técnicas de respiración las técnicas de Mindfulness, que ayudan en estos momentos de gran angustia, pero que son momentos temporales.

“Lo que uno tiene que tratar de hacer es que esa resolución se traslade a diferentes ámbitos de la vida y ese joven esté preparado para diferentes conflictos y para diferentes situaciones”, explicó Frías, que entre la lista de recomendaciones destacó el llevar una vida saludable, buena alimentación, el deporte, un ámbito de socialización con los amigos y con la familia.

“Ahora bien, hay que advertir que cuando ese enojo altera diferentes aspectos de la vida, como la relaciones de pareja o la vida social, es cuando hay que consultar con un profesional de salud mental”, recomendó Frías.

Salas consideró que el camino que tenemos que transitar tanto jóvenes como adultos está basado en tender a la crianza respetuosa, a la crianza consciente. “En el que sobretodo prime la validación del otro y al otro”, analizó.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales