Aún quedan muchos Juan Darthés

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La violencia machista es una carga tal para las mujeres, que no solo debemos soportar el abuso sino también, enfrentar las dudas y cuestionamientos tras ser agredidas. Denunciar requiere una fortaleza muy grande, en especial cuando se trata de hombres poderosos o con amplia estima popular o del entorno como José Alperovich (ex gobernador de Tucumán) o Juan Darthés (actor de telenovelas).

La violencia machista es una carga tal para las mujeres, que no solo debemos soportar el abuso sino también, enfrentar las dudas y cuestionamientos tras ser agredidas. Denunciar requiere una fortaleza muy grande, en especial cuando se trata de hombres poderosos o con amplia estima popular o del entorno como José Alperovich (ex gobernador de Tucumán) o Juan Darthés (actor de telenovelas).

Hacer una denuncia conlleva costos muy altos, desde soportar cuestionamientos, atravesar una y otra vez episodios de revictimización, muchas veces ver truncados proyectos de vida, entrar en un mundo nuevo lleno de instancias jurídicas y asistencias psicológicas… un proceso que requiere sostener una fortaleza muy grande durante mucho tiempo.

En un solo año (2022) en la Argentina hubo más de 7 mil víctimas de violaciones. Según estadísticas criminalísticas de la República Argentina, en 5 años las denuncias por este delito se incrementaron en 80%. En Salta, en 2022 fueron 365 las víctimas de violaciones, y hubo más de 1400 víctimas de otros delitos contra la integridad sexual, 4 por día. El 90% de las víctimas son mujeres, y 90% de las personas denunciadas son hombres.

Hace 12 años se reformó el código penal para criminalizar de manera agravada los homicidios vinculados con la violencia por razones de género. Si el 90% de las víctimas de un delito son mujeres, ¿no hay acaso una diferencia explícita, notable, incuestionable entre hombres y mujeres? … Con todo lo que conocemos, es muy difícil comprender que senadores nacionales, como Francisco Paoltroni, cuestionen por qué “El masculinicidio no existe” y que propongan hablar de “homicidio, no de femicidio”. Conocer las razones del delito es clave para trabajar en la prevención, y las razones de género son las que operan detrás de los femicidios.

Según el observatorio santafecino Mercedes Pagnutti, en los primeros 5 meses del año, en el país hubo ya 132 femicidios, 1 cada 21 horas. Salta (6) es la tercera provincia con mayor cantidad de femicidios, después de Santa Fe (14) y Chaco (8).

Los datos públicos del Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta muestran que en 2022 se realizaron más de 33 mil denuncias por violencia de género. El 90,2% fueron denuncias por violencia física o psicológica, y un porcentaje menor por violencia simbólica y sexual. A diferencia de lo que puede imaginarse, los perpetradores no son los hombres peligrosos de la calle, 3 de cada 4 femicidios ocurrieron en la vivienda de la víctima y el 88% de las personas que denunciaron tenían una relación directa con el perpetrador.

Un grupo de mujeres asesinadas en 2023 ya había denunciado al agresor (55 de 250), 17 de ellas tenían una medida de protección, y otras 16 tenían una medida de protección vencida.

Porque esta realidad tiene una larga historia, que como les conté sigue agravándose, es que surgió el movimiento Ni Una Menos. Una masiva movilización que tuvo su edición número 8 el pasado 3 de junio, y que se convocó a causa del estremecedor femicidio de Chiara Páez, una joven santafesina de tan solo 14 años, asesinada a manos de su novio. Cada año miles de mujeres, padres, madres, amigas se manifiestan a lo largo de todo el país para pedir justicia por las mujeres que ya no están, por mantener en agenda el problema de la violencia machista y para demandar políticas y acciones que pongan fin a la violencia de género.

Por el contrario, los programas nacionales de asistencia a víctimas fueron desjerarquizados y desfinanciados. Es el caso del Programa Acompañar, que otorgaba un financiamiento mínimo durante seis meses a mujeres y disidencias víctimas de violencia. Poco se habla de la violencia económica. Típicamente, contamos con programas de asistencia jurídica y psicológica a víctimas, y de un tiempo para acá se comenzaron a implementar políticas para promover la independencia económica de las mujeres, como el Acompañar. La independencia es esencial, sin independencia económica es mucho más difícil para una mujer liberarse de una situación de violencia doméstica, especialmente si tiene que salir de ese lugar con sus hijos. El gobierno de Javier Milei recortó 80% de su financiamiento, y la línea 144 para atención de víctimas se redujo 25,5%.

Ya era insuficiente el aparato estatal para atender estas desigualdades y violencias, donde muchas terminan en la muerte. Hoy, es sumamente preocupante el recorte que el gobierno nacional está haciendo, negando y desatendiendo tamaño problema, que no solo termina con la vida de las mujeres, además deja a niñas y niños sin madre (en 2023, unos 205 niños perdieron a sus madres a manos de un femicida).

Seis años después de haber sido denunciado, el poder judicial condenó a Juan Darthes por abuso sexual. Necesitamos poderes judiciales a la altura, que hagan justicia, con la misma vara para todos, que comprendan los tiempos de las víctimas y que muestre a los hombres que la violencia es un delito que se paga con cárcel. Demandamos una justicia a la altura porque desde la denuncia de Thelma; no nos callamos más.

Veo que los hombres, como las mujeres, tendemos a ocupar los roles que la sociedad espera de nosotros, respondiendo a un ordenamiento llamado patriarcal. Esos hombres deben ser fuertes, autoritarios, proveedores, violentos, bien machos. En verdad, yo suelo ver todo lo contrario. Veo hombres frágiles, que someten a mujeres dentro de sus hogares (fuera de la vista de todos), que violan en manada, que trafican fotos de conocidas o desconocidas desnudas en grupos de whatsapp, que hostigan a jóvenes en la calle, todo esto una y otra vez para confirmar su hombría.

Suelo pensar que todo esto se parece más a la cobardía que a la hombría. Y voy a insistir, como en columnas anteriores, que las políticas para prevenir y evitar la violencia de género deben ser focalizadas en los hombres. Las políticas dirigidas al empoderamiento de las mujeres ya no solo me parecen insuficientes, sino también peligrosas. Enviamos a mujeres empoderadas, capaces de reconocer las violencias, que aprendieron lo que significa vivir violencia psicológica, simbólica y económica… y con esa información las empujamos a enfrentar a sus parejas, hombres que no han sido igualmente informados e interpelados. Nadie me diga: sí estamos trabajando con hombres… porque no es real. Únicamente se trabaja con hombres judicializados, y no masivamente.

¿Qué medidas efectivas vamos a implementar para revertir esta realidad tan hostil? Queremos una sociedad más amorosa y justa para las y los jóvenes, adolescentes y niñas/os de hoy y de mañana, pongamos todo nuestro esfuerzo y aceleremos los cambios que necesitamos.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales