“¡¡¡¡Enhorabuena @carlosalcaraz por esta inmensa victoria!!!! ¡¡¡¡Grande!!!! ¡¡¡Muy contento por tus éxitos!!! Vamos”, escribió en su cuenta de X (ex Twitter) el 14 veces ganador de Roland Garros (este domingo, Carlitos lo ganó por primera oportunidad). Además, reposteó una publicación de la cuenta oficial del torneo, que tiene un lindo edit del joven de 21 años y juega con el Rey Carlos en su mensaje: “Carlos I, prince of clay”, dice.
Igual, eso no fue todo: los elogios de Nadal a Alcaraz siguieron en Instagram, donde le dedicó un posteo felicitándolo y un par de historias en las que mostró su alegría de que otro español siga con su legado. Son gestos que hacen aún más grande a una leyenda del tenis como lo es Rafa, quien lucha para intentar recuperar su mejor nivel luego de una larga inactividad por una lesión en el psoas ilíaco sufrida a principios de año en el Abierto de Australia (en este RG perdió en 1R vs. Zverev; antes, segunda en Roma, octavos en Madrid y segunda en Barcelona).
Enhorabuena @carlosalcaraz por esta inmensa victoria!!!! Grande!!!! Muy contento por tus éxitos !!! 🇪🇸 #Vamos https://t.co/bIBbJhyh4B — Rafa Nadal (@RafaelNadal) June 9, 2024
“Mi héroe era Rafael Nadal y sigue siéndolo. Desde que empecé a jugar, me fijaba en Rafa. Veía todos sus partidos. También miraba a Federer, pero siempre que Rafa jugaba lo veía. Todavía me pongo nervioso cuando hablo con él, es mi ídolo y modelo a seguir. Creo que esos nervios aparecerán siempre y es imposible evitarlos”, dijo hace un tiempo Carlitos, ya en medio de las comparaciones constantes que había -y hay- entre ambos.
Carlitos y su primera Copa de los Mosqueteros (EFE).
Y a pesar de que en un momento Rafa se cansó de las preguntas sobre el joven (“No me preguntéis más por él”, pidió en una conferencia), esta relación de respeto, cariño y admiración nunca cambió: ambos saben que convivirán con el mote de maestro-sucesor. Por eso, los mensajes de Nadal tras el primer Roland Garros de Alcaraz tienen una importante relevancia.
Zverev – Puntazo de Zverev ante Alcaraz en la final de Roland Garros
Así lo ganó Alcaraz
Hubo que esperar dos décadas para volver a ver a un campeón en la Philippe Chatrier diferente a un miembro del Big 3 o a Stan Wawrinka, quien se coló en 2015 en el medio de los más grandes de la historia. Bueno, especialmente uno distinto a Rafael Nadal, amo y señor del polvo de ladrillo parisino con 14 títulos. El resto se los repartieron Novak Djokovic (tres consagraciones) y Roger Federer (una sola, en 2009). Pero esa racha llegó a su fin y puede que haya significado un quiebre, dado que esta vez la Copa de los Mosqueteros quedó en manos de Carlos Alcaraz (3º), quien superó a Alexander Zverev (4º) en un partidazo por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en 4h20m.
El análisis del partido se podría dividir en dos, puesto que las diferencias estuvieron muy marcadas. Durante el primer y cuarto parcial, el murciano dictó el juego a su ritmo. Se bailó la música que él quiso: cambios de alturas, derechas pesadas, dropshots y solidez desde el fondo de la cancha. Sin embargo, en el segundo y tercer parcial hubo otro Zverev. Y un deslucido Alcaraz. El alemán castigó con el revés, se plantó un metro más adelante en la línea de base, tomó el control de los puntos y facturó cada uno de los errores de su rival.
Ahora bien, faltaba la quinta y definitiva manga. Esa que le iba a poner el punto final a la gira de polvo de ladrillo en el escenario más emblemático. Y Alcaraz, que ya había solicitado la asistencia médica por segunda vez en la tarde y trataba de huirle a los calambres, mostró el colmillo de tiburón, mientras que Sascha no tuvo el arpón exacto para detener su marcha. Eso sí, cuando contó con la posibilidad de recuperar el rápido quiebre del español, el juez de silla le marcó como buena una posible doble falta de Alcaraz y se quedó con las manos vacías. Luego, Carlitos aprovechó la tensión de su rival, zafó de los momentos críticos y terminó de cocinar una victoria más que especial para su carrera. Una que lo vuelve a poner en la lucha por el Nº 1 y que lo consagra definitivamente como uno de los dos grandes talentos de esta nueva generación.
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