La gran chance que tiene el Boca de Martínez de hacer historia en el Monumental

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La paternidad de Boca sobre River lleva más de 30 años consecutivos desde la última vez que el Xeneize pasó al frente en el historial. Es algo que los hinchas se acostumbraron a meter en cada discusión y que entra en debate en conjunto con las cargadas típicas de los tiempos más modernos, relativas al descenso millonario y a la final de la Copa Libertadores 2018 entre ambos y ganada por los de Marcelo Gallardo en Madrid.

Esa supremacía -no obstante- refiere a los partidos que completan la historia oficial del superclásico, pero como estadística completa, abarca los partidos en cualquier estadio que los enfrentó. Y está claro que la diferencia mayor cada equipo la logró en su propio estadio.

Sin embargo, la historia tiene etapas. Y si bien lo más reciente en el Liberti es favorable al Millonario, hay un dato que marca una paridad asombrosa si se mira un pedazo subjetivo (pero simbólico) del historial del Súper en la cancha de River.

La chance de hacer historia

Y es que en los últimos 50 años (desde 1975 hasta la fecha), los partidos jugados en el estadio Monumental están repartidos en partes iguales entre los dos gigantes del fútbol argentino. Son 63 encuentros, de los cuales tanto Boca como River ganaron 20 cada uno y en los que hubo 23 empates. Es decir que si el equipo de Diego Martínez se impone este domingo, el historial del clásico en el último medio siglo lo liderará tanto como en general, como de local y hasta incluso de visitante.

El dato sorprende, aunque no tanto, teniendo en cuenta que justamente la cancha de su máximo rival es el escenario donde Boca ostenta el récord de ser el equipo que más ganó después del local, con un total de 29 encuentros desde la inauguración del predio sito en Figueroa Alcorta y Udaondo.

El 4 a 2 del Boca de Guillermo al River de Gallardo, victoria top.

Comparativamente, no hay mejor contraste que el que da invertir la cuestión: en 64 partidos jugados en la Bombonera en el mismo período de tiempo, Boca saca una ventaja de siete, con 23 ganados contra 16 de su archirrival, más 25 empates.

Qué abarca la racha

Paradójicamente, el inicio de el período abarcado es el histórico Metro ’75, aquel que le devolviera al Millonario el alma al cuerpo al consagrarlo como campeón local tras 18 años de sequía. En ese torneo, sin embargo, el clásico en el Monumental fue para Boca: un 1 a 0 con gol de Patota Potente de tiro libre.

gol – 25-2-2024 El gol de Rubén Da Silva a River

Recién en 1978 River pudo ganarle a Boca en su cancha, algo que solamente pudo repetir una vez en los siguientes cinco años (con un 2 a 1 en el Metro ’80). En el Nacional ’82, incluso, Boca consiguió su mayor goleada como visitante en el clásico: fue 5 a 1 con dobletes de Gareca y Cacho Córdoba y el restante gol xeneize de Oscar Ruggeri, con el agravante que Córdoba también falló un penal.

Diego Maradona festeja la victoria en Núñez en su último partido como profesional. Fue un 2 a 1 en 1997.

Tras una década del ’80 con triunfos de ambos lados (en los cuales se dio la única serie de tres victorias consecutivas de un lado, que fue para River entre 1984 y 1986), los ’90 marcaron -con el inicio del liderazgo xeneize en el enfrentamiento- un claro predominio azul y oro.

Entre 1990 y 1999, River apenas pudo ganar el clásico de septiembre del ’90 y el que se jugó en octubre del último año del milenio. Es decir que pasaron más de nueve años sin que pueda vencer a Boca en su propia cancha. En ese lapso, el Xeneize ganó cinco veces como visitante.

En los últimos tiempos, la cosa está más repartida, sí. Pero teniendo en cuenta el predominio en cuanto a logros del River durante la época en que fue dirigido por Marcelo Gallardo, las cinco victorias de Boca contra igual cantidad de la Banda en los 14 clásicos que se jugaron tras el regreso a Primera del Millonario avalan la teoría que -históricamente y en este tramo de la historia- al Xeneize no le sienta tan mal jugar el clásico en Núñez.

Un granito de arena

Los números son fríos, sí. Pero suelen significar mucho, aunque por supuesto que no entran a la cancha. De todas maneras, este Boca con altibajos y todavía intentando tomar vuelo puede aportar su granito de arena para un logro que -de conseguirlo- será inobjetable. Porque los datos son datos.

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Fuente: https://www.ole.com.ar/