¿Sos Yin o Yang? Descubre qué personalidad tienes y qué significa cada uno

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El Yin y el Yang forma parte de la filosofía china desde tiempos inmemorables y son el claro ejemplo de los opuestos inseparables atrayentes.

El origen del Yin y el Yang

Los inicios de esta teoría se le acreditan al filósofo chino Lao-Tsé, quien vivió en los años 530 antes de Cristo junto con Confucio. Lao-Tsé creó el taoísmo, una de las formas de pensamiento más lógicas y que perdura tras 2.500 años.

El taoísmo considera al concepto del Yin y el Yang como un símbolo del equilibrio universal. No existe uno sin el otro ni nada opuesto entre ellos porque se complementan.

Una vez que un lado llega a su máximo expresión se transforma en el otro. En su máxima expresión, el Yin contiene la semilla del Yang y viceversa.

¿Cuáles son las características de las personas Yin y cómo son los Yang?

Los Yin tienden a ser personas relajadas, prudentes, pasivas y con un apego hacia los demás. Son muy cuidadosos al momento de hablar y responder porque evitan herir a quienes quieren.

Además, están conectados con el agua, la luna, la noche, lo relajado , lo interior y la creatividad. Tienen tendencias hacia la espiritualidad y en un extremo pueden sentir una falta de energía vital o concentración.

Por su parte, los Yang se manejan por principios más osados como la acción, temeridad, movimiento, desapego y respuestas con muy poco tacto. Están conectados al sol, el calor, el fuego y la energía.

Una manifestación extrema podría traducirse en estrés, agresividad, nervios, entre otros.

El Yin y el Yang en la mitología china

En la mitología china este símbolo fue concebido al mismo tiempo que el universo y existen en el centro de la Tierra. Al momento de su creación, su logro de equilibrio permitió el nacimiento de Pangu (el primer humano).

El libro oracular chino I Chin menciona que la relación cambiante entre los dos polos es el responsable del flujo del universo y la vida en general. Cuando hay desequilibrio ocurren catástrofes como inundaciones, sequías y plagas.

Fuente: https://www.cronista.com/