¡La soledad mata!

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Que fuerte y dura frase, para iniciar el desarrollo de tema tan incierto como complejo, pero así de despiadado sonó en el programa “En diálogo con Longombardi”, de Marcelo Longombardi, en CNN, el día 5 de septiembre en el horario de 8 a 9 de la mañana. Fue durante la entrevista al doctor Facundo Manes.

Que fuerte y dura frase, para iniciar el desarrollo de tema tan incierto como complejo, pero así de despiadado sonó en el programa “En diálogo con Longombardi”, de Marcelo Longombardi, en CNN, el día 5 de septiembre en el horario de 8 a 9 de la mañana. Fue durante la entrevista al doctor Facundo Manes.

Al preguntarle acerca de las consecuencias de la soledad, este respondió enfáticamente: En Estados Unidos mueren más personas a consecuencia de la “soledad”, que por alcoholismo y obesidad. Conocedor del valor de su opinión, no dudé en la veracidad del hecho. Pero me quedó la sensación de desamparo de mucha gente que ama la soledad y disfruta de ella. Quizá le haya faltado tiempo en pormenorizar mejor, de todas maneras y salvando distancia aquí lo trataremos. Por lo tanto, veremos hasta donde es tan poderosa la soledad como agente nocivo para llegar a matar.

Siempre estuvo claro que la soledad, manifestada en un estado de ánimo continuo o frecuente de aislamiento, no es buena, mucho menos recomendable para la salud integral. ¿En qué se basa esta aseveración? En un simple y lógico concepto, “para realizarse es necesaria la presencia de otro, de un semejante”. Ese otro, está bien representado en la figura del espejo, en el cual nos reflejamos, nos miramos, aprendemos y hasta ayuda a socializar, similar al acontecer en la cueva de Platón. Vocablos importantes en la escuela de la vida como fuente de tradición, de cultura, de conocerse a sí mismo y poder enmendar actitudes, palabras, e incluso pensamientos que poco aportan a vivir y compartir.

Privarse de todo diálogo en una sociedad compleja, es una cuestión difícil de llevar y un lujo inútil que aísla. Es como estar en un país donde no se entiende el idioma.

Aislarse menoscaba el ejercicio y natural capacidad de adaptación, comprensión. Es retrógrado, anquilosa el aprendizaje y por ende el crecimiento.

¿Cuáles son los efectos dañinos de la soledad crónica? Veamos. Mantenerse cerca del grupo social, da acceso al refugio, comida y protección. La separación se interpreta como peligro. Momento en que los niveles de cortisol se disparan más que en las personas contactadas socialmente (con las complicaciones consiguientes: ACV, IM). Aumenta el riesgo de demencia en un 64% (no es que la produce). Puede contribuir a la muerte prematura, un 43% en personas que no vivían solas (pero padecían la soledad).

No obstante, la soledad, como tiempo de pausa de un día agobiante, en absoluto puede ser malo; al contrario, ayuda a encontrarse, refresca el alma y la mente para un nuevo acontecer.

Rápidamente aclarado, volvamos con la tanatopraxia. En principio se usaba como un adjetivo calificando una forma de ser que se interpretaba antisocial; mucho tiempo solo, hablando lo necesario, y no mucha mayor conexión con el medio que la furtiva presencia, o mejor dicho ausencia. Este modo es común en adolescentes rebeldes, pero suelen ser de menor grado, no por ello menos importante.

Se debe encontrar la forma de dialogar, con mucha comprensión y paciencia puesta en el gesto. Sin estos condicionantes, el abordaje es desaconsejable, puede acarrear serias complicaciones. Emocionalmente los jóvenes suelen ser inestables e impulsivos, detalle a tener en cuenta; ímás aún los progenitores!

En los gerontes el tema de la soledad es reiterativo y adquiere ribetes desesperantes, etapa que engrosa mucho más las estadísticas. Aquí sí como en ningún otro tópico, la soledad es infinita y sin salida.

Por lo general no existen hijos ni parientes cercanos que se ocupen de necesidades primarias. Pero más allá de ello, lo aterrador constituye la ausencia de afectos, de alguien que mínimamente se interese por su estado, por su salud. Es una sensación abarcativa y destructiva que quita a la vida su atractivo. Allí seguramente está la clave de una soledad crónica que pueda llegar a matar.

Como aporte extra, digamos que también se puede sentir solo en medio de muchos, estado que conforma una patología. Esta particular situación llevó al Papa Francisco a decir, “la soledad no es estar solo, sino, estar vacío” (de un proyecto de vida).

Entonces, aprovechar con alegría y motivación tiempo y espacio es fundamental para aquel que reconoce la importancia de compartir pequeñas o grandes cosas de la vida, en este último capítulo se inscribe la familia predominantemente.

En definitiva, estamos hechos para relacionarnos, lo mucho o poco puede depender de eventualidades que no dependen directamente de un propósito, sino más bien de la circunstancia.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales