Las parejas más famosas de Laurita Fernández y el árbol genealógico del amor que formó

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Larga. Una sola palabra alcanza para definir con justeza, precisión y exactitud a la lista de novios, parejas, filitos, compañeros furtivos y amantes ocasionales que tuvo Sabrina Rojas. Otra vez: larga. Y no sólo porque haya estado con Luciano Castro, uno de los galanes más codiciados y deseados de todos los tiempos por hombres y mujeres, sino porque además a su lado se han visto pasar muchachos de toda índole, clasificación, edad y origen. Zambullirse en ese recorrido por las lides del amor no será tirarse al mar, precisamente, pero puede resultar una tarea refrescante en estos días de temperaturas del demonio.

La primera vez que salió publicada en la páginas de la Revista Paparazzi, hace más de 15 años, Sabrina Rojas era una “ascendente modelo mendocina” que no tenía más contacto con los medios que sonreír en alguna foto con alguna bebida energizante en sus manos y sostener un romance algo escondido con Hernán Caire, quien intentaba despegar de la condición de adolescente eterno que le dejó su paso por Jugate Conmigo y de las acusaciones de violencia que le tiró por la cabeza Nazarena Velez en aquel recordado programa de Susana Giménez. El segundo propósito lo logro. El primero…

Las crónicas de aquella época dicen que fue difícil justificar esa primera nota. “El único argumento que se podía dar era su belleza. Tenía una luz especial, indudablemente. Verla era saber que iba a triunfar, que estaba “condenada” a ser exitosa”, recuerda, ahora, un poco más viejo y un poco más pobre, como casi todos en este país, alguien que formaba parte de aquel grupo de periodistas y editores que debía decidir si publicar ese texto o no.

Las fotos no dejaron dudas: Sabrina era una bomba. Hablara de lo que hablara ese artículo podía generar repercusión. Dicho y hecho. A las pocas semanas, ella estaba sentada en Intrusos, discutiendo con Canosa, desfilando para algún coiffeur con ínfulas de empresario y bailando con Tinelli.

Se había despertado la “revolución Rojas” y no por el comunismo ni por los bolcheviques, sino por esa rubia que iluminaba todo a su paso un poco por su sonrisa y sus ojos y otro poco por lo explosivas de sus curvas. Había quedado atrás ese pasado anónimo, y también el noviazgo con Caire.

Curiosamente, aquella llegada a las grandes ligas mediáticas de la fama y la exposición permanente -solidificada cuando la contrató Gerardo Sofovich y en tandem con Jorge Rial exprimieron al máximo cada una de sus posibilidades artísticas- la encontraron con un romance de perfil bajísimo.

Sabrina se puso de novia con un muchacho de origen armenio que se dedicaba a la compra venta de bebidas alcohólicas. Juampi Inigizian, quien hoy está en pareja con la modelo top Daniela Urzi. Un verdadero experto en famosas.

El romance fue duradero y parecía llevarla directo y sin escalas al altar. Había vacaciones juntos, expectativas y las ideas de la convivencia y hasta de “agrandar la familia” que se balbucean siempre en las notas que van acompañando el crecimiento de la relación de una famosa.

En el interín, en ese abanico temporal que fue de Caire a Inigizian, los rumores señalaron a Sabrina muy muy muy cerca de Mariano Martínez, otro que por entonces iba para arriba sin parar. No hubo confirmación, pero si muchas versiones, que es casi decir lo mismo.

Pero un día Sabrina dio el salto a la actuación “seria” y empezó a compartir escenarios y sets de televisión con otro tipo de gente. Y allí, hay que decirlo, conoció la de Luciano Castro y claro…se olvidó por completo de Juampi. La gracia, la amabilidad, la gentileza, la pinta, la capacidad de tener una charla, la bondad. Eso conoció, cuidado.

De Juampi no hubo más noticias y ella empezó a salir con el hombre del momento. La pareja era una bomba y a Sabri la terminó de colocar (¡guarda!) en lo más alto del firmamento mediático y farandulero.

LAS PAREJAS MAS FAMOSAS DE SABRINA ROJAS Y EL ARBOL GENEALOGICO DEL AMOR QUE FORMO

Sabrina ya era una estrella, pero la historia de amor con Luciano Castro la convirtió en una figura completa e indiscutida. A favor del vínculo, los hijos y unos cuantos años de alegría y felicidad. Hasta que las fotos que se filtraron de él terminaron desnudando un montón de diferencias que escondían abajo de la alfombra. Como en las mejores familias.

En contra del noviazgo, Sabrina “se contagió” de las pocas pulgas de Luciano para tratar con la prensa y dejó de ser aquella muchacha “1000 puntos” con la que daba gusto encarar hasta la charla más trivial. Era diferente, distinta, “las más macanuda” en un mundo lleno de soberbia y maleducación, y se volvió una más de la manada. De hecho, hasta se negó a hacer notas con Paparazzi, la misma revista que la había descubierto en aquel anonimato absoluto. En fin…

El otro hombre que signó los tiempos amorosos de Sabrina fue el Tucu López, quien con un millón de vaivenes y algunas idas y vueltas más la acompañó en el post Luciano Castro. Era todo un desafío ser su novia después de que se comiera semejante… bombón, pero el norteño se la bancó como un duque porque también está dotado de una belleza exterior y una simpleza interior que destacan todas las que estuvieron con él. Ahora están en otro impasse. Uno más, pues ya se han hecho costumbre.

Obviamente, ninguno se quedó quieto cuando ya no estuvieron con ella. Al contrario. Regaron con la semillita de la pasión el valle fertil de amoríos que es la farándula y a su alrededor, un poco más lejos o un poco más cerca, florecieron historias de todo tipo, color y condiciones. Larga. Una palabra corta pero que dice todo de Sabrina Rojas en apenas cinco letras.

Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/