Radioaficionados del mundo celebran la radio de Base Esperanza: “Un premio a la comunicación”

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LRA36 depende de Radio Nacional y trabaja con Radiodifusión Argentina al Exterior / Foto: Prensa.

“La radioafición es un servicio comunicacional que se potenció y diversificó con las nuevas tecnologías y puede garantizarse aún en medio de catástrofes y guerras” Juan Benavente

Juan Benavente / Foto: Prensa.

“Para todos los radioaficionados argentinos y del mundo comunicarse con una base antártica es como un premio a la comunicación, porque implica un enlace de radio de hasta 18 mil kilómetro, todo un logro” Juan Benavente

En 2023, por primera vez pudieron recibir desde la Antártida imágenes de la Estación Espacial Internacional / Foto: Prensa.

La audiencia de, la única radio de la Antártida que transmite desde la, está conformada en gran parte por radioaficionados de distintos localidades del país y del mundo, como Alaska y Japón, que “buscan el deslumbre de contactarse con estaciones lejanas, difíciles y exóticas”, lo que consideran “un premio a la comunicación”, ya que “implica un enlace de radio de hasta 18.000 kilómetros”, dijo desde el continente blanco, coordinador de la radiodifusora antártica.Lejos de ser solo un hobby o una tecnología en desuso, “la radioafición es un servicio comunicacional que se potenció y diversificó con las nuevas tecnologías y puede garantizarse aún en medio de catástrofes y guerras, por la gran autonomía de sus equipamientos”, contó a Télam Benavente, quien es técnico en electrónica, radioaficionado y radio operador, integrante del Comando Conjunto Antártico (Cocoantar).Tres generaciones de la familia Benavente prestaron servicio en la Antártida: su padre, él y su hijo mayor., contó el experto personal civil de la Fuerza Aérea, licenciado en Comunicación social y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, que pasó el año en Base Esperanza y transita el final de su segunda campaña anual en la Antártida.(RAE), a cargo de, “no es una estación de radioaficionados, sino de radiodifusión, pero al emitir en onda corta mucha audiencia es radioaficionada”, aclaró.Este año, por primera vez gestionaron unapor fuera de los horarios de programación de la LRA 36, en bandas de radioaficionados y contactarse con ellos a través de L36Z.El experto explicó que “desde los comienzos de la radio, lo que siempre buscan los radioaficionados es la emoción de contactarse con estaciones lejanas, difíciles y exóticas”, como la Antártida, que no tiene una población autóctona, dado que en las bases permanentes argentinas el personal se recambia todos los años., detalló.Para ser radioaficionado, Argentina otorga una(Enacom), cuyo requisito es realizar y aprobar un curso en los radio clubes o instituciones autorizadas del país, que consta de formación técnica, reglamentación, telegrafía y prácticas operativas, detalla el ente en su sitio oficial.En el último listado de radioaficionados con licencia vigente del Enacomde distintas localidades del país.”Activos hay unos 16.000 radioaficionados”, aclaró Benavente y completó que la radioafición, también está regulada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por su siglas en inglés).El reglamento detalla que en las comunicaciones las y los radioaficionados”Lo que hacemos desde Antártida es hablar con los radioaficionados sobre qué temperatura hay, cómo es la base. Cuando no hay muchos radioaficionados en frecuencia conversamos más, pero a veces hay cien personas que están esperando comunicarse, entonces no podemos ponernos a hablar de los pingüinos porque los otros también quieren hacer un contacto mínimo con nosotros”, explicó.La razón fundamental de practicar la radioafición -al igual que la radiodifusión- en la Antártida es la de, resaltó Benavente.Desde la base Esperanza realizan llamadas generales en distintas frecuencias y les responden tanto radioaficionados argentinos como extranjeros., países del continente americano, y, entre los puntos más extremos con los que mantuvieron contacto, estuvieron personas deEste año,, quien realizó su primer comunicado con la base antártica, luego de haber obtenido su licencia, y ella misma les dijo “son mis padrinos”, reconstruyó el coordinador radial.Además, remarcó la importancia de la radioafición en contexto extremos, como el del, donde fallecieron 13 personas. “Allí hubodurante la tormenta, que, junto a radioaficionados,”, destacó Benavente.Y añadió:En ese sentido, recordó, que voluntariamente fueron a las islas con sus equipos y estuvieron un mes y medio; y, en las inundaciones en Santa Fe.Los radioaficionados se comunican mediante voz y también con modos digitales. A su vez,, explicó.Entre los logros de este año, el experto contó que, por primera vez,, que en octubre emitió en bandas de radioaficionados en modo SSTV, que es televisión en barrido lento.El hito lo realizó Benavente con un sistema de campaña, un handy y una aplicación del celular para decodificar la imagen.Asimismo, entre los códigos que utilizan los radioaficionados está el “QSL”, que significa que se pudo concretar la comunicación con otra estación.Para certificar el contacto históricamente se emitía una tarjeta QSL por correo postal detallando a la persona con la que se tomó contacto: la hora, frecuencia, fecha, nivel de señal, y la otra persona enviaba lo mismo con retrasos de meses. No obstante, ahora las tarjetas QSL se intercambian por correo electrónico y LRA 36 las recibe “por centenares y a veces miles”, destacó Benavente.(Short Wave, en inglés), concluyó.

Fuente: https://www.telam.com.ar/economia