Desde el sector de cobros extrabancarios tenemos un enorme potencial para poner a disposición de la sociedad. Somos una industria madura, con una incomparable capilaridad territorial en todos los rincones de nuestro país. En conjunto, las empresas que conformamos el sector totalizamos más de 25.000 bocas de cobro, que atienden a más veinte millones de personas, siendo el pago en sucursal la modalidad preferida por la mayoría de los clientes.
La llegada y cercanía de la red de cobros extrabancarios no tiene comparación con ningún otro sector. Hay presencia de sucursales en pueblos y parajes en los que, por diversas cuestiones, nunca habrá presencia bancaria o, incluso, una sucursal postal. Y, de más está decirlo, poseen horarios de atención mucho más extendidos (y, por tanto, cómodos para la gente) que los de bancos o correos.
Esta monumental ventaja se encuentra, en parte, desaprovechada. Esto es una lástima, ya que estamos perdiendo una gran oportunidad de simplificarle la vida a millones de personas, generando inclusión en todos los rincones de nuestro país.
Los puntos de la red tienen la capacidad y posibilidad de ser bocas de pago de los beneficios sociales y jubilaciones, evitando a miles de personas tener que trasladarse, en muchos casos, a kilómetros de su localidad de residencia para poder cobrar sus haberes. Pensemos, por ejemplo, cómo mejoraría la vida de un jubilado que hoy debe tomarse uno o más colectivos de ida y otro de vuelta solo para acceder al pago que por derecho le corresponde.
Desde el punto de vista de los pagos, también hay mucho a mejorar para facilitar la vida de la gente. Al día de hoy, hay numerosos impuestos y servicios que, por diversas normativas, solo pueden ser pagados en las sucursales de bancos o entes públicos. Permitir que esos mismos cobros se realicen en cualquier punto de la red extrabancaria implicaría una mejora sustancial en la comodidad de millones de personas.
Otro servicio que nuestras bocas pueden ofrecer, y que sería de gran utilidad para toda la sociedad, es el de la corresponsalía bancaria, es decir, que las sucursales de cobro extrabancario sirvan como locaciones subsidiarias de los bancos, lo que no solo brindaría mayor comodidad a la gente, sino que también potenciaría la bancarización de la sociedad, hoy en niveles bajísimos.
Para que estas y otras posibilidades que brinda la red de nuestra industria se hagan realidad, se necesita que el Estado avance en una serie de políticas que ayuden a potenciar el funcionamiento del sector, reduciendo sus costos y facilitando su actividad.
El fin último de las políticas gubernamentales debería ser el de simplificar y mejorar la vida y las actividades de los ciudadanos. La puesta en práctica de acciones que potencien la actividad de la industria de cobro extrabancario van justamente en este sentido, brindando a las personas más y mejores posibilidades. Y esto, en definitiva, es de lo que se trata la inclusión.
Fuente: https://www.cronista.com/