Marcelo Molinillo, jefe del Programa de Capacitación y Educación Ambiental de la Secretaría de Ambiente, explicó los ejes del nuevo ciclo formativo destinado a consolidar la gestión ambiental en los municipios. El plan incluye desde residuos y cambio climático hasta biodiversidad y economía circular. La juventud, dice, es clave para transformar la relación con el ambiente.
Con el foco puesto en la consolidación de áreas ambientales municipales, el fortalecimiento técnico y la promoción de una conciencia colectiva en torno al cuidado del entorno, la Secretaría de Ambiente de Salta lanzó el ciclo de formación “Referentes Ambientales Municipales”, un programa que busca profesionalizar la gestión ambiental local en toda la provincia.
Marcelo Molinillo, jefe del Programa de Capacitación y Educación Ambiental, brindó detalles sobre esta iniciativa que ya reunió a representantes de 30 municipios. “Queremos consolidar los departamentos ambientales en los municipios, profesionalizar a sus agentes y reforzar el desempeño ambiental. Y, sobre todo, que se sientan apoyados por el Estado provincial”, explicó.
El plan comenzó con una reunión general en el Foro de Intendentes en mayo, a la que asistieron 30 municipios. Luego, las capacitaciones se organizaron por regiones. Ya se trabajó con los municipios del Valle de Lerma y próximamente será el turno del área de Yungas. Cada encuentro regional permite identificar problemáticas locales específicas y abordar temáticas clave como cambio climático, manejo de residuos, biodiversidad, impacto ambiental y residuos peligrosos.
“Coordinamos con técnicos especialistas que dictan capacitaciones generales y luego se avanza con contenidos específicos. Buscamos que cada municipio tenga su propio plan de gestión integral de residuos sólidos urbanos. Desde la separación inicial, pasando por el transporte y tratamiento, hasta la disposición final”, remarcó Molinillo.
Uno de los ejes transversales que atraviesa a todos los municipios es la gestión de residuos. “Queremos que vean que los residuos pueden convertirse en recursos. Se pueden reducir, reutilizar o reciclar. Es una transformación posible”, afirmó.
El programa enfrenta un desafío estructural: muchos municipios pequeños no cuentan con un departamento ambiental formal y, además, el recambio de autoridades obliga a comenzar procesos formativos casi desde cero cada cierto tiempo. “Es un trabajo dinámico. Capacitamos a personas que luego pueden ser reubicadas en otras funciones, y eso obliga a reiniciar procesos continuamente. Pero no podemos dejar de insistir”, explicó Molinillo.
La biodiversidad como recurso estratégico
Otro eje del programa es la valorización de la biodiversidad como recurso estratégico, muchas veces ignorado por los municipios debido a la urgencia de otras problemáticas. “La biodiversidad tiene un potencial enorme, desde la genética hasta el paisaje, desde lo turístico hasta lo artesanal. Tratamos de que lo vean, aunque a veces están tapados por lo inmediato, como los residuos”, indicó.
Puso como ejemplo el caso del yaguareté, muchas veces percibido como un problema en zonas rurales. “Trabajamos para mostrar que forma parte de un sistema complejo del que dependen el agua, la salud, el control de plagas, los polinizadores, los suelos. El yaguareté está en la cima de esa pirámide ecológica. Hay que insistir: sin biodiversidad no hay servicios ecosistémicos”, subrayó.
También se trabaja con ejemplos de aprovechamiento biotecnológico, como los microorganismos.