Dolor en Salta: falleció Pablo Hernández, fundador de soda Mónica y pionero de la industria local de bebidas

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Salta despide este viernes a una figura clave del desarrollo industrial local: Pablo Hernández , fundador de Soda Mónica , falleció a los 73 años dejando un legado imborrable en la historia empresarial de la provincia. Visionario y emprendedor incansable, su nombre quedó ligado para siempre a la expansión de una de las marcas de bebidas más reconocidas del norte argentino.

Salta despide este viernes a una figura clave del desarrollo industrial local: Pablo Hernández, fundador de Soda Mónica, falleció a los 73 años dejando un legado imborrable en la historia empresarial de la provincia. Visionario y emprendedor incansable, su nombre quedó ligado para siempre a la expansión de una de las marcas de bebidas más reconocidas del norte argentino.

El recorrido de Soda Mónica comenzó en 1980, cuando Hernández, con apenas unos pocos recursos y una enorme convicción, lanzó un emprendimiento familiar en la ciudad de Salta Capital. Lo que empezó como una pequeña distribuidora se convirtió, con el correr de los años, en una empresa modelo, con seis sucursales operativas en puntos estratégicos de la provincia como Cafayate, Rosario de la Frontera, J.V. González, Orán y Tartagal, además de una red de distribución que alcanzó provincias vecinas como Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Chaco y Formosa.

Uno de los hitos que marcó la historia de la empresa fue la introducción del sifón de plástico en 1986, un producto revolucionario para la época que consolidó a Soda Mónica como marca innovadora. En 1996, nuevamente rompió esquemas al lanzar bidones de 10 y 20 litros, adelantándose a la demanda de soluciones prácticas para el consumo diario de agua y soda.

Ya convertido en Soda Mónica S.R.L., y con sus hijos como socios activos, la firma no solo consolidó su liderazgo en el mercado sino que también modernizó su planta de producción, lanzando 14 nuevos productos y renovando su identidad visual con diseños exclusivos. Bajo el liderazgo de Pablo Hernández, la marca se mantuvo fiel a sus valores: calidad, cercanía con el cliente y compromiso con la región.

El legado de Hernández trasciende lo empresarial. Fue un referente del esfuerzo, el trabajo sostenido y la innovación en un contexto económico desafiante. Su impronta sigue presente en cada empleado y en cada botella que sale de las plantas de Soda Mónica, que hoy abastece a miles de hogares y comercios del norte argentino.

La noticia de su fallecimiento generó muestras de afecto y respeto en redes sociales, especialmente entre trabajadores, proveedores y clientes que lo conocieron de cerca.

Sus restos son velados este viernes en una ceremonia privada, acompañada por familiares y allegados. Desde el sector empresarial y comercial salteño se han emitido mensajes de condolencia y reconocimiento a su figura.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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