Eliana Contino impulsa desde Colonia Santa Rosa una transformación ambiental basada en la economía circular y la conciencia colectiva. “La solución no está en grandes decisiones, sino en pequeñas acciones compartidas”, asegura.
“Y si les dijera que el cambio que necesita nuestro planeta no está en grandes decisiones, sino en pequeñas acciones colectivas”, lanzó Eliana Contino al iniciar su exposición sobre residuos y sustentabilidad en un nuevo encuentro de Hablemos de lo que Viene: Ambiente “La hora de la inteligencia colectiva”.
“Vengo a hablarles de algo que todos generamos, todos vemos y muchas veces evitamos pensar: los residuos. Son un problema. Un problema en la actualidad. Pero vengo a proponerles que no lo veamos como el fin de un ciclo, sino como una oportunidad del comienzo de algo nuevo”, expresó Eliana.
Contino centró su mensaje en la necesidad de asumir una responsabilidad individual y colectiva frente al manejo de los residuos. “Si algo nos enseña la inteligencia colectiva es que ningún cambio es posible sin nosotros”, afirmó.
Su proyecto nació en Colonia Santa Rosa, Salta, casi al finalizar la pandemia, cuando un grupo de mujeres comenzó a reunirse para pensar qué hacer con los basurales en los barrios. “Seguramente cada uno de ustedes en el camino a casa ha visto por lo menos uno. Entonces empezamos a preguntarnos quién era el responsable y cómo podíamos mitigar eso. ¿Cómo ayudamos desde nuestro lugar?”
A partir de ese diagnóstico inicial, decidieron investigar y descubrieron una falla clave: no tenía sentido concientizar sobre la separación de residuos si el sistema de gestión no estaba preparado para aprovechar los reciclables. “Si hacíamos una promoción de conciencia ambiental y todos separaban los residuos, igual iban a parar al mismo lugar. Solamente que separados. La contaminación iba a ser la misma”, explicó.
Frente a ese obstáculo, nació una idea concreta: crear una cooperativa. “Decíamos: ‘Hacemos una recolección diferenciada’. Vimos que había mucha gente trabajando en los basurales, recuperando lo que tenía valor. Nuestra idea era evitar eso: que los reciclables salieran desde los domicilios, limpios, directamente al reciclado. Que vayan a manos de recicladores. Esa era la idea principal. Así generamos puestos de trabajo mucho más salubres.”
Durante su exposición, Contino cuestionó el modelo de consumo actual: “Estamos en una economía lineal en la que compramos, consumimos y desechamos. Hoy estoy cerca del límite con Bolivia. La gente va, compra, todo está barato, entonces a nadie se le ocurre arreglar una heladera, una cocina. La desechamos. ¿Y qué pasa con esa heladera vieja? Ya no se reutiliza, pasa a ser un desecho. Y así con un montón de cosas que vienen de otros lugares y que generan residuos: juguetes con plásticos que no se pueden reciclar acá. ¿Qué hacemos con eso? Va a estar 500 años en un basural.”
Su propuesta es clara: migrar hacia una economía circular.
“Cuando hacemos una compra, desde antes de consumir, pensemos que ese residuo va a ser nuestro y dónde va a ir a parar. Tenemos que tener responsabilidad sobre todo lo que consumimos y generamos. Si me compré una gaseosa, es mi responsabilidad dónde va a parar esa botella. Esa conciencia es lo que tenemos como propósito instalar.”
En esa línea, comenzaron a recuperar materiales con valor económico: PET, aluminio, vidrio, papel, cartón. “Lo sacábamos limpio y seco. Lo tratábamos. Eso generaba puestos de trabajo: gente que hace la recolección, que prepara el material para venderlo como materia prima a las industrias. Promovíamos separar los residuos en dos: reciclables, y por otro lado todo lo húmedo y sucio, que no se recicla. De eso se hace cargo la municipalidad. Nosotros nos encargábamos de la parte reciclable.”
Además, trabajaron con grandes generadores de residuos: “Les pedíamos que llenen una ficha con lo que generaban y hacíamos una recolección aparte. Eso se clasifica por color, tipo de material, según lo que la industria demande. Prestábamos servicios de asesoramiento y capacitación a la dirigencia política. Pero ahí no vimos interés. Y eso genera mucho freno. Con la idea que teníamos de generar un cambio, muchas veces lo que falta son decisiones políticas.”
Contino insistió en que el reciclaje no genera grandes ingresos económicos, por eso muchas empresas no lo hacen: “La solución es que lo hagan recicladores, ambientalistas que lo hacen con amor, porque están comprometidos desde el inicio. Pero lo que falta es decisión política.”
Sobre el trabajo que realizaban, explicó: “A nosotros la gente nos pagaba con residuos, pero nosotros vendíamos educación ambiental. Concientización puerta a puerta, charlas institucionales. Se generaban vínculos con emprendedores que necesitaban frascos o botellas. Traían sus residuos y se llevaban lo que necesitaban. La idea era disminuir el daño con los residuos.”
También realizaron eventos de concientización, como plantaciones de árboles. “Y la gente queda copada con el tema. Pero, ¿qué falta? Faltan las decisiones políticas.”
Para cerrar, Contino dejó una pregunta abierta al auditorio: “¿Qué hacemos? ¿Cómo contribuimos desde nuestro lugar? Desde nuestro trabajo, desde la comunicación, desde donde estemos. Ya no alcanza con no tirar la basura al suelo. Hay que empezar a hacerse cargo real de los residuos.”