En un mundo donde los desafíos ambientales son cada vez más urgentes, el Día Mundial del Medio Ambiente nos recuerda la imperiosa necesidad de actuar con decisión, responsabilidad y coherencia. La crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas no son problemas del futuro: son realidades del presente que exigen respuestas inmediatas, profundas y sostenidas.
Desde el corazón de Sudamérica, una red multiactoral trabaja incansablemente por uno de los ecosistemas más valiosos y, al mismo tiempo, más amenazados del planeta: el Gran Chaco Americano. Esta vasta región, que se extiende por Argentina, Bolivia, Paraguay y una parte de Brasil, es hogar de miles de especies y de comunidades que mantienen una relación ancestral y vital con su entorno natural.
Redes Chaco, una articulación transfronteriza que une a más de 250 organizaciones de la sociedad civil, surge como un faro de colaboración, innovación y resiliencia ecológica. En este día tan significativo para la conciencia ambiental global, la red resalta el valor del trabajo conjunto para enfrentar los efectos del cambio climático, conservar la biodiversidad y promover modelos de desarrollo productivo que sean inclusivos, justos y sostenibles para las comunidades chaqueñas.
“El Gran Chaco no necesita ser salvado, necesita ser escuchado. Las voces de sus pueblos, sus saberes, sus modos de vida están profundamente conectados con la tierra. Proteger el medio ambiente aquí es proteger una forma de entender el mundo”, reflexiona María Esther Romero, lideresa comunitaria y articuladora de Redes Chaco.
Creada en 2008, Redes Chaco nació como el resultado de una iniciativa colaborativa entre múltiples organizaciones que comprendieron la necesidad de posicionar al Gran Chaco como un territorio biocultural único, cuya identidad compartida trasciende las fronteras nacionales. Desde entonces, la red se impulsa con la misión de articular saberes, compartir aprendizajes y coordinar estrategias orientadas a generar impacto colectivo y transformar realidades desde lo local.
En este marco, el llamado es a reflexionar sobre cómo nuestras decisiones —como ciudadanos, empresas, gobiernos o instituciones— repercuten directamente sobre los ecosistemas y las personas que los habitan. Desde el Chaco, el mensaje es claro: no hay restauración posible sin justicia ambiental, sin equidad social y sin escuchar y valorar las voces de los pueblos originarios, campesinos, comunidades urbanas y rurales que conviven día a día con el entorno.
“Muchas veces vivimos y trabajamos en el mismo espacio, a diferencia de las ciudades. Por eso, el ambiente no es solo donde estamos, sino parte de lo que somos. Para nosotros, el ambiente es el lugar de donde obtenemos los bienes para el consumo familiar, para el trueque, para las artesanías. Son los aportes de nuestro entorno natural: el monte, los ríos, los animales, la biodiversidad”, expresa Lucrecia Gil Villanueva, del Colectivo de Mujeres del Gran Chaco.
Redes Chaco propone una forma distinta de pensar y habitar el territorio. A través de iniciativas como Recuperación Verde, NANUM Mujeres Conectadas o la Iniciativa Trinacional Chaco, la red promueve un modelo de gobernanza ambiental centrado en las comunidades locales, con foco en la inclusión digital, la gestión comunitaria del agua, la revalorización de saberes ancestrales y la producción sostenible con enfoque territorial.
“El bosque chaqueño es un bosque seco tropical y subtropical, según su latitud. Tiene estaciones de sequía muy extensas que pueden durar nueve meses o incluso un año. Eso le otorga características únicas tanto en biodiversidad como en la adaptación de la flora y fauna a climas áridos y extremos. Si bien esto representa un gran desafío, también es una oportunidad para otros ecosistemas en materia de cambio climático: el Chaco ya ha desarrollado modelos de adaptación que pueden ser aprendidos y replicados”, explica Iván Arnold, director de NATIVA.
“La adaptación climática funciona mejor cuando se construye desde el territorio, con redes locales activas y modelos productivos que integran saber, economía y naturaleza. Es en esa articulación donde se encuentra la clave para lograr una transición justa y una verdadera regeneración ecosistémica”, sostiene Agostina Nicoletti, directora de ACDI.
En definitiva, el Gran Chaco Americano no solo es un ecosistema de enorme valor ambiental, sino también un territorio donde late la esperanza de un futuro diferente. Un futuro construido desde la escucha, la inclusión, la cooperación y el respeto por la diversidad cultural y natural. En este Día Mundial del Medio Ambiente, Redes Chaco renueva su compromiso con la vida, con el monte, con las comunidades y con la construcción de un mundo más justo, equitativo y regenerativo.
Códigos urbanos: con miras al futuro
Hoy se desarrollará en el Teatro Municipal el 1° plenario del Consejo Municipal de Desarrollo Urbano Ambiental (CoMDUA) para la actualización de los códigos de Planeamiento Urbano (CPUA) y de Edificación. La propuesta del Ejecutivo será debatida junto a colegios profesionales, universidades, empresas prestatarias de servicios y especialistas de distintos ámbitos.
Mariana Zoricich, coordinadora de Planificación Territorial, explicó al respecto: “El intendente nos pidió que planifiquemos la Salta del futuro. En los últimos años, la ciudad ha tenido un crecimiento dispar y desordenado. Esto tuvo que ver con la falta de gestión y con normativas desactualizadas”. Y añadió: “Nuestro objetivo a futuro es que los vecinos tengan más infraestructura, más espacios verdes, parques y mejores servicios al alcance, sin tener que trasladarse al centro de la ciudad”.
Uno de los principales focos del plenario está puesto en la descentralización del funcionamiento urbano, con la creación de nuevos nodos de desarrollo en distintas zonas del municipio. Esto permitiría que los vecinos accedan a servicios, empleo y equipamientos sin necesidad de desplazarse al centro, favoreciendo un crecimiento más equilibrado y sustentable.
También se analiza la posibilidad de facilitar el desarrollo de proyectos de construcción a través de normativas más flexibles y una reducción de trabas burocráticas. Se busca así generar un marco más atractivo para la inversión privada, con el objetivo de impulsar la edificación de viviendas, comercios y espacios comunitarios.
Otro de los ejes apunta a mejorar la infraestructura urbana mediante un esquema de articulación público-privada.