En una expedición científica llevada a cabo en las heladas aguas del Océano Austral, un equipo de investigadores logró documentar por primera vez en su hábitat natural al Gonatus antarcticus, una especie de calamar de aguas profundas que hasta ahora solo había sido conocida a través de restos encontrados en redes de pesca o en los estómagos de depredadores marinos.
El hallazgo, realizado a bordo del buque de investigación R/V Falkor, marca un hito en el estudio de los ecosistemas marinos polares.
De acuerdo con National Geographic, la expedición formó parte de las iniciativas del programa Rolex Perpetual Planet Ocean Expeditions, que buscan documentar los efectos del cambio climático en diversos ecosistemas del planeta.
El calamar lanzó tinta verdosa al notar la presencia del robot submarino (Video by ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute)
El equipo, que incluía científicos y técnicos del Schmidt Ocean Institute, había planeado explorar el Powell Basin, una llanura abisal ubicada a unos 3.000 metros de profundidad en el Mar de Weddell.
Sin embargo, las peligrosas condiciones del hielo marino obligaron a los investigadores a cambiar de ubicación hacia los bordes exteriores de la cuenca.
El descubrimiento ocurrió cuando el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian descendió a unos 2.100 metros (7.000 pies) de profundidad en la zona crepuscular del océano.
Manuel Novillo, investigador del Instituto de Diversidad y Ecología Animal y miembro de la expedición, relató a National Geographic, que mientras observaban la transmisión en vivo desde la sala de control del buque, una sombra apareció en la pantalla.
Al acercarse, el equipo pudo identificar al calamar, que medía aproximadamente un metro de longitud y emitió una nube de tinta verdosa al notar la presencia del vehículo.
Antes de este encuentro, solo se encontraron restos de este cefalópodo. – (Imagen Ilustrativa Infobae)
La identificación del Gonatus antarcticus fue confirmada posteriormente por Kat Bolstad, experta en cefalópodos de la Universidad Tecnológica de Auckland, quien destacó que esta es la primera vez que se registra a esta especie viva.
Una característica distintiva del calamar es la presencia de un gran gancho en el extremo de cada uno de sus tentáculos largos, utilizado probablemente para capturar y someter a sus presas. Este detalle fue visible en las imágenes capturadas por el ROV.
Según NBC News, el calamar, que permaneció frente al vehículo durante dos o tres minutos antes de desaparecer en la oscuridad, presentaba marcas de ventosas en su manto y arañazos en sus brazos, lo que sugiere que pudo haber sobrevivido a un reciente intento de depredación.
El medio estadounidense también afirma que estos animales suelen evitar los vehículos de investigación debido a las luces y el ruido que emiten, lo que hace que encuentros como este sean extremadamente raros.
Presentaba heridas que indican que sobrevivió a un ataque reciente en el fondo marino (Video by ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute)
La documentación de esta especie en su hábitat natural podría proporcionar información valiosa sobre su dieta, sus patrones de movimiento y su papel en el ecosistema marino.
El descubrimiento también subraya la importancia de continuar explorando las regiones polares, donde las condiciones extremas y la falta de acceso han limitado históricamente la investigación científica. Según Bolstad, “en el océano profundo, siempre existe la posibilidad de ver algo por primera vez”.
Además, el equipo de la expedición destacó que este no fue el único calamar raro documentado por el ROV SuBastian. Según New York Times, en una misión previa, el vehículo logró filmar por primera vez a un calamar colosal, Mesonychoteuthis hamiltoni, una especie descrita por primera vez hace más de un siglo.
El Mar de Weddell, donde se realizó el avistamiento, es conocido por albergar una biodiversidad única, incluyendo especies como arañas marinas gigantes y medusas fantasma. Sin embargo, la vida en estas profundidades sigue siendo un misterio en muchos aspectos.
Bruce Robison, ecólogo marino del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey, contó a The New York Times, que se sabe tan poco sobre esa comunidad que podría haber todo tipo de cosas ocurriendo que ni se puede imaginar.