Un estudio de Harvard busca develar cómo el ejercicio transforma las células humanas

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Investigadores de Harvard estudian muestras de más de 2.000 personas para analizar cómo el ejercicio modifica procesos moleculares en el cuerpo humano (Imagen ilustrativa Infobae)

“Desde Hipócrates se sabe que el ejercicio está asociado con la salud”, afirma Robert Gerszten, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard y jefe de medicina cardiovascular del Centro Médico Beth Israel Deaconess. “Pero no se ha descrito con precisión cómo el ejercicio es beneficioso a nivel molecular”.

Desde hace décadas el laboratorio de Gerszten en la Facultad de Medicina de Harvard ha abordado esta cuestión. Ahora, los científicos han comenzado a analizar muestras de sangre y tejido tomadas antes y después de 12 semanas de ejercicio en más de 2.000 participantes, con el objetivo de descubrir los cambios moleculares que ocurren en el cuerpo humano tras la actividad física.

Este esfuerzo forma parte del Consorcio de Transductores Moleculares de la Actividad Física, un proyecto financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, que busca responder una pregunta fundamental: ¿Cómo y por qué el ejercicio beneficia a la salud a nivel celular?

Según detalló la publicación Harvard Gazette, este estudio representa uno de los intentos más ambiciosos hasta la fecha para desentrañar los mecanismos biológicos detrás de los efectos positivos del ejercicio.

Un estudio sin precedentes sobre el impacto molecular del movimiento

La investigación se apoya en décadas de trabajo previo, incluyendo su participación en el Estudio Familiar HERITAGE, iniciado en 1992. Este proyecto emblemático de los NIH involucró a más de 650 hombres y mujeres con distintos niveles de condición física, quienes completaron un programa de ejercicios de 20 semanas.

Los hallazgos de HERITAGE continúan publicándose y han permitido a los científicos predecir con precisión la capacidad de las personas para mejorar su condición cardiovascular.

Se evalúan parámetros clínicos como el VO₂ máx., la presión arterial y la fuerza muscular antes y después del ejercicio físico en cada participante (Imagen Ilustrativa Infobae)

En 2021, Gerszten y su equipo publicaron un artículo basado en los datos de HERITAGE, donde utilizaron herramientas moleculares avanzadas para identificar biomarcadores sanguíneos relacionados con la condición física y la respuesta al entrenamiento.

De más de 5.000 proteínas analizadas, lograron identificar 147 con relaciones predictivas sólidas.

Gerszten comentó al medio: “Comenzamos a identificar algunos compuestos bioquímicos nuevos que no se habían descrito previamente en el contexto de la fisiología del ejercicio”. Estos descubrimientos abren la puerta a una comprensión más profunda de los procesos internos que se activan durante la actividad física.

El nuevo estudio del Consorcio de Transductores Moleculares de la Actividad Física amplía el alcance de HERITAGE, tanto en tamaño como en diversidad de participantes.

Gerszten subrayó a la Harvard Gazette: “El estudio HERITAGE fue el preludio de este estudio. Fue el estudio de ejercicio más grande jamás realizado, con unas 650 personas, aproximadamente un tercio del tamaño de este”.

Así se analiza el cuerpo: sangre, músculos y tecnología de punta

El consorcio incluye desde menores de 18 años hasta mayores de 60, lo que permite analizar los efectos del ejercicio en distintas etapas de la vida (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el consorcio actual, los participantes incluyen tanto menores de 18 años como adultos mayores de 60, lo que permite analizar cómo el ejercicio afecta a diferentes grupos etarios y condiciones de salud.

Durante el estudio, los investigadores recogen aproximadamente siete muestras de sangre de cada participante, además de realizar biopsias de músculo y grasa antes y después de las sesiones de ejercicio agudo.

Gerszten explicó: “Cada vez, antes y después del entrenamiento, se realizan biopsias de músculo y grasa”. Este enfoque detallado permite observar los cambios moleculares en tiempo real y comparar los resultados con las muestras basales, lo que podría revelar patrones únicos en la respuesta al ejercicio.

Uno de los objetivos principales del consorcio es entender por qué algunas personas responden mejor a ciertos tipos de entrenamiento, como correr frente a levantar pesas.

Cada persona aporta hasta siete muestras de sangre, además de biopsias musculares y de grasa antes y después de realizar ejercicio físico (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los científicos esperan que estos hallazgos puedan traducirse en aplicaciones clínicas, permitiendo personalizar los programas de ejercicio según las características individuales de cada persona.

Según la Harvard Gazette, los investigadores también buscan identificar vías moleculares específicas que expliquen los beneficios del ejercicio, lo que podría tener implicaciones para el desarrollo de intervenciones médicas.

Gerszten planteó una cuestión clave: “La idea es que, si identificas alguna vía que aporta gran parte del beneficio del ejercicio, ¿realmente necesitas el ejercicio?”. Esta pregunta cobra especial relevancia para personas con movilidad reducida, como quienes usan silla de ruedas o presentan fragilidad extrema.

Si los científicos logran aislar los mecanismos moleculares responsables de los efectos positivos del ejercicio, podrían diseñar tratamientos que reproduzcan estos beneficios sin necesidad de actividad física intensa.

El consorcio busca entender por qué algunas personas responden mejor a correr, mientras que otras obtienen más beneficios al levantar pesas (Imagen ilustrativa Infobae)

Los primeros resultados del consorcio ya se están publicando, aunque Gerszten advirtió que el análisis completo de los datos podría llevar años. Una característica distintiva de este estudio es la publicación continua de los datos, lo que permite que médicos y científicos de todo el mundo accedan a la información y la utilicen en sus propias investigaciones.

Gerszten destacó: “Esta es una de las bases de datos genómicas más grandes. Por lo tanto, muchos datos estarán bajo su control. Quiero recalcar que el verdadero objetivo es publicarla lo antes posible para que todos puedan consultarla”.

El trabajo del laboratorio de Gerszten no solo se centra en la recolección de datos, sino también en el análisis de parámetros clínicos como la presión arterial, el VO₂ máx. (una medida de la aptitud cardiorrespiratoria) y la fuerza muscular.

Estos indicadores se evalúan antes y después de los programas de ejercicio, permitiendo correlacionar los cambios moleculares con mejoras concretas en la salud física. Según la Harvard Gazette, este enfoque integral busca establecer conexiones claras entre los procesos biológicos y los resultados observados en la condición física de los participantes.

El objetivo es traducir los hallazgos en programas de ejercicio personalizados según la edad, condición física o estado de salud de cada persona (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio también destaca por la amplitud de su muestra, que incluye personas de diferentes edades y niveles de condición física. Esto permite a los investigadores analizar cómo factores como la edad, el sexo y el estado de salud influyen en la respuesta al ejercicio.

Gerszten señaló que la diversidad de la muestra es fundamental para obtener resultados aplicables a la población general y para identificar posibles diferencias en la respuesta molecular al ejercicio.

Además de los beneficios potenciales para la medicina personalizada, los hallazgos del consorcio podrían tener un impacto significativo en la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas.

El ejercicio se asocia desde hace siglos con la mejora de la salud, pero hasta ahora los mecanismos exactos detrás de estos efectos no se habían descrito con precisión. El trabajo de Gerszten y su equipo busca llenar este vacío, proporcionando una base científica sólida para las recomendaciones de actividad física y el desarrollo de nuevas terapias.

Los hallazgos podrían derivar en nuevas terapias para enfermedades crónicas como diabetes, obesidad y afecciones cardiovasculares asociadas al sedentarismo (Imagen Ilustrativa Infobae)

La colaboración entre diferentes centros de investigación y la financiación de los NIH han sido clave para el éxito del proyecto. El consorcio reúne a expertos en química, biología molecular, medicina y ciencias del deporte, lo que permite abordar la cuestión desde múltiples perspectivas.

Según la Harvard Gazette, esta colaboración interdisciplinaria es esencial para desentrañar la complejidad de los procesos biológicos involucrados en la respuesta al ejercicio.

A medida que avanzan los análisis, los investigadores esperan identificar no solo los compuestos bioquímicos responsables de los beneficios del ejercicio, sino también las vías moleculares que los regulan. Esto podría abrir la puerta a nuevas estrategias de prevención y tratamiento para enfermedades como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad, que están estrechamente relacionadas con la inactividad física.

Fuente: https://www.infobae.com/america/

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