“Queremos que invertir en Salta sea un buen negocio para todos”. Emiliano Durand, intendente de la Ciudad de Salta, no quiere que el tren del desarrollo pase de largo e invitó a invertir. Con un discurso directo y propuestas concretas, el intendente habló con el sector minero e industrial para delinear lo que promete ser un antes y un después en la relación entre el sector público y privado en la ciudad.
El escenario fue un encuentro con la Cámara de Proveedores de Empresas Mineras de Salta (CAPEMISA), la Cámara de Minería y la Unión Industrial de Salta, tres actores clave para cualquier proyecto de crecimiento económico sostenido. Bajo el paraguas del programa municipal “Menos impuestos, Más inversión”, Durand trazó una estrategia que busca aliviar la carga fiscal a quienes generen empleo y se animen a apostar por la capital salteña.
“Queremos que haya mayores oportunidades de empleo para los salteños y mayor rentabilidad para el inversor”, lanzó el jefe comunal, dejando en claro que su mirada apunta a una alianza donde todos ganen. Y puso sobre la mesa medidas como exenciones impositivas atadas a la creación de trabajo, iniciativas como Impulso Plaza y el programa de padrinazgo de espacios públicos.
La apuesta es clara: facilitar las condiciones para que el capital privado se convierta en el motor de una ciudad más pujante, con mejor infraestructura urbana y más empleo genuino. Y para lograrlo, Durand busca correr los obstáculos burocráticos y fiscales que históricamente desalientan la inversión.
Desde el sector empresarial, la recepción fue positiva. José de Castro, vicepresidente de la Cámara de Minería, destacó el “tono claro y propositivo” de la reunión y remarcó que los incentivos pueden “potenciar aún más el crecimiento del sector y de los proveedores locales”. Por su parte, Julio Fazio, desde la Unión Industrial, inidcó: “Reducir la presión impositiva va en línea con lo que necesita el país. Nos vamos con expectativa”.
Y si bien la letra chica todavía está en proceso de definirse, lo cierto es que este encuentro marcó un punto de partida. Porque cuando el Estado deja de ser un obstáculo y se transforma en un socio estratégico, la rueda del desarrollo puede empezar a girar.