Estos términos en política tienen su origen en la Revolución Francesa. En la sesión de la Asamblea Nacional Constituyente del 28 de agosto de 1789 se sentaron a la derecha los partidarios del rey que admitían el veto de este ante cualquier ley que se promulgara; se sentaron a la izquierda los revolucionarios que no admitían el veto del rey sino el respeto por la soberanía popular.
La izquierda o la derecha no son cuerpos de doctrina ni ideologías; son modos de asumir la condición humana asociada, o no, a la capacidad de gobernar a la sociedad con esa impronta. La opción política de la izquierda quedó asociada a los que propugnaban el cambio político y social mientras que la derecha vinculó a los que se oponían a los cambios (conservadores). La derecha hacía negocios, iba a la iglesia y al estadio y enfatizaba en el sentido de lo real; era la vida misma: Dios, Patria y Hogar, se opone a la socialdemocracia, el laborismo y el socialismo. La izquierda democrática iba al teatro, compraba libros, iba al café a discutir de política, bregaba por un cambio político y social, impugnaba el orden de las cosas y sostiene que no se puede sacrificar la democracia en nombre de la eficiencia de la economía.
Hacia mediados del siglo XX se debilitó en la Argentina la meritocracia, el ascenso por el esfuerzo personal e intelectual; entramos en un eterno internismo; las decisiones pasan más por las personas que por las ideas. Esta es una época de expresiones prepotentes, exitistas y eufóricas; los argentinos sensatos y laboriosos han menguado, muchos se consideran titulares de derechos y elevan la dádiva y la regalía a la categoría de principio de gobierno y se protesta en el caso de no recibir el beneficio, la corrupción se difundió de arriba abajo.
Nuestros políticos son gente que grita, gesticula y actúa y la sociedad responde con un voto a desgano. El Estado está fundado en la ley y su legitimidad depende de que garantice los derechos individuales y del respeto a la división de poderes. Como vamos, es difícil no desconfiar de sus instituciones de los gobiernos.