Lorena Vega: “El teatro abre mundos y permite ejercitar una mirada sensible”

0
48
“Analizando a Lorena Vega” es la charla-entrevista que la actriz, dramaturga, directora dará este viernes, a las 17, en la Usina Cultural, España 98, en la segunda jornada de la Semana de Cine en Salta ( http://saltacine.gob.ar ). La popularidad del entrañable personaje de Fernanda, la psicóloga en la serie “Envidiosa”, permite estos juegos y es la excusa perfecta para adentrarnos en la trayectoria de una artista que transita con pasión diversos registros.

“Analizando a Lorena Vega” es la charla-entrevista que la actriz, dramaturga, directora dará este viernes, a las 17, en la Usina Cultural, España 98, en la segunda jornada de la Semana de Cine en Salta (http://saltacine.gob.ar). La popularidad del entrañable personaje de Fernanda, la psicóloga en la serie “Envidiosa”, permite estos juegos y es la excusa perfecta para adentrarnos en la trayectoria de una artista que transita con pasión diversos registros.

Además, el público podrá disfrutar de su talento en la película “Retratos del Apocalipsis” (programada en el festival), y con la proyección de “Imprenteros”, creación autobiográfica que codirige con Gonzalo Zapico y que da cuenta de las potencias de los lenguajes artísticos. En diálogo con El Tribuno, Lorena compartió detalles de ésta y otras experiencias y contó que es la primera vez que visita la provincia. “No conocía, tenía muchas ganas hace un montón”, dice.

Y traés una película…

Llevo una película autobiográfica codirigida con Gonzalo Zapico. Y es el motivo por el cual finalmente se concreta mi visita a Salta. Mi visita tan demorada, siempre quise ir para el norte. Mi mamá es formoseña y, entonces, yo tengo ese vínculo afectivo con el norte. Gonzalo es patagónico, de Santa Cruz. Y desde que estamos juntos viajamos mucho para el sur. Y siempre nos quedó pendiente hacer un viaje para conocer Salta y Jujuy. Y ahora la película nos está posibilitando eso. Siempre hablamos de que estaba bueno poder viajar con las películas y, en esta oportunidad, con “Imprenteros” se empezó a dar.

Es un proyecto familiar…

Sí, es una tercera pieza de una especie de arco creativo que se inicia con una obra de teatro que se llama “Imprenteros”, sigue el libro “Imprenteros” y después llega la película, que narra toda la aventura de hacer el libro, y recupera un poco el origen del surgimiento de la obra de teatro para explicar ese libro. Cada pieza fue apareciendo a su tiempo. Y en la obra, yo cuento la relación que tuvimos con mis hermanos con el taller de imprenta de nuestro papá. Y lo que pasó después de perderlo, una vez que se murió nuestro viejo. Y mis hermanos no son actores originalmente. Así que tiene la particularidad de ser teatro documental, con este rasgo que tienen a veces las obras documentales que participan no actores.

Federico, Lorena y Sergio son hermanos y hacen una obra de teatro que evoca el taller de imprenta de su padre. Captura

En este caso, tus hermanos…

Sí… Y nuestra historia tiene que ver con haber perdido el taller, no tener más máquinas, no poder imprimir… lo que nos surgió es la necesidad de hacerlo igual, de poder imprimir. Y teníamos la posibilidad de imprimir el texto de la obra con las fotos. Se posa mucho sobre la fotografía. Hay fotos artísticas de César Capasso, un fotógrafo amigo, y fotos del archivo familiar de distintas épocas. Y el libro fue creciendo, lo empezamos a hacer con una editorial de Córdoba independiente, Documenta. Y en el encuentro con la editora, Gabriela Halac, fuimos investigando y creando el libro muy particular. No es tradicional, es un libro que tiene muchas piezas, reflexiones sobre el papel, sobre la tinta, muy construido, con mucha conciencia de su materialidad, porque tanto la editora como mi hermano Sergio, que es gráfico y fue artífice del libro, ya tenían en su gestación ese pensamiento: la materialidad también es relato en el libro.

Y con la película queda también registrado.

Claro, como si la película empezara a unir y a condensar todas las experiencias juntas para que quede ese testimonio. Es un documental y nos acompaña desde la intención de hacer ese libro. Incluso tiene una previa respecto a en qué estábamos antes de hacerlo y después sigue todo su derrotero con todos los vaivenes que puede tener la producción independiente, ¿no? En este caso, la producción editorial, y también está muy unida a la producción independiente teatral. Tenía que unir muchas capas de muchos momentos y de muchos sentidos. En realidad, el sentido final quizás es uno solo: la creación artística independiente y cómo la gente que se dedica con pasión a sus propios oficios hace lo que sea para poder ejecutarlos. Sea la imprenta, el teatro, el cine, la gráfica, la editorial, o cualquier negocio artesanal.

Se te referencia con el teatro off, y vivís en Buenos Aires, una ciudad con una movida independiente enorme. ¿Cómo ves este momento del Instituto Nacional del Teatro?

Con mucha preocupación… Voy atravesando distintos estados, entre la perplejidad, la bronca y la resurrección, como la reflexión y la búsqueda de ejemplos para entender que se han dado muchas luchas en muchos rubros laborales donde a derechos conquistados se los han atacado y hubo que salir a defenderlos. Y como esto pasa en distintos rubros, entiendo que somos uno más que tiene que seguir presente para no perder esto que llevó tanto esfuerzo conquistar. Escucho mucho a las personas que en su momento tuvieron que dar batalla para lograr la Ley de Teatro y la cantidad de tiempo que llevó y la cantidad de organización que demandó. Y eso me hace recuperar esperanzas en el sentido de que siempre hay que hacer. Por supuesto, que me parece un atropello descarado e inconsistente y con argumentos falsos, porque no es cierto lo que se argumenta para sacar un espacio así.

En realidad, el sentido final quizás es uno solo: la creación artística independiente y cómo la gente que se dedica con pasión a sus propios oficios hace lo que sea para poder ejecutarlos”.

¿Qué le brinda el teatro a una sociedad?

La posibilidad del encuentro con otro lenguaje, con una forma expresiva poética que permite abrir mundos, que permite ejercitar una mirada sensible. La oportunidad de descubrir otro modo de mirar las cosas, la valoración de lo diferente, de lo diverso, de lo singular. Es una forma de romper un poco el esquema, y de encontrar en eso otro modo de decir. Y cuando hay otro modo, hay libertad; y es una de las cosas más importantes que nos constituyen. Además de la integración, la sociabilidad, generar comunidad, poder ser escuchadas, digamos, entrar en vinculación con un otro. Es importante tener espacios de conexión, de vinculación, de pertenencia. Todo eso permite el teatro, en general. Y, más allá de los estilos y escuelas y profesores, es un espacio donde hay comunicación, donde tiene que haber empatía, donde tiene que haber escucha y valoración por la presencia de un otro. Y hay lugares donde eso no existe. Y cuando el teatro lo genera y lo abre y lo posibilita, te llevás esa experiencia a cualquier otro espacio. Y permite que se practique una forma de vinculación importante.

Y, más allá de los estilos y escuelas y profesores, el teatro es un espacio donde hay comunicación, donde tiene que haber empatía, donde tiene que haber escucha y valoración por la presencia de un otro”.

La invitación a la charla dice “Analizando a Lorena Vega”, y remite, por supuesto, a la popularidad que llegó a tener tu personaje de Fernanda, ¿cómo te impactó esa masividad?

En principio me sorprendió, no estaba preparada para lo que pasó, en términos conscientes, ¿no? Luego, lo empecé a habitar con mucha alegría, porque lo que recibo es afecto y agradecimiento y aguante, y mucho comentario, mucho intercambio. Genera ganas de decir a la gente, y eso me gusta. Me toca una parte linda… de recibir elogios. Y trae muchas cosas alrededor también, propuestas, gente que se acerca, ideas… y está todo bueno, pero no lo puedo abarcar, es demasiado todo junto en poco tiempo, y yo ya tengo mucha actividad con la que estoy comprometida… Y viendo de qué se trata, también; por supuesto que siempre tuve una idea de qué se trataba, una tiene información, también porque tengo amigas muy famosas o amigos, y un entiendo y sé algo de lo que implica eso… Salvo esto, de una sobrecarga de demanda, de invitaciones, de propuestas, no ha cambiado mucho más. Soy una persona que pago un alquiler, tengo que llegar a fin de mes, sigo viajando en los transportes públicos, no tengo un cambio de otro orden. Tengo que seguir haciendo mi vida de a pie.

Actuar ante una cámara y en teatro, obviamente, tiene sus diferencias, ¿cuáles marcarías?

Son varias. Hay una clave en cine, la relación con la cámara, la relación con ser consciente del tamaño de lo que se ve; con conocer la película completa y, sin embargo, estar actuándola de modo fragmentado, no cronológico. Todo eso es distinto. Cuando hacés una obra, tenés grandes etapas, una la de los ensayos y otra, de las funciones. Se puede dividir en más si querés, la del estreno también es una etapa, se diferencia del resto de las funciones. Y una previa a los ensayos, un trabajo de mesa. Podríamos decir que hay cuatro etapas, pero son una flecha tirada hacia adelante, en una dirección. En cambio, la película, si bien la hacés en un arco de tiempo cronológico hacia adelante, podés estar dentro de la historia yendo y viniendo en el tiempo. Y eso implica otro tipo de concentración. Y la relación con los equipos es distinta. El teatro es una convivencia a muy largo plazo. En el cine es más breve, pero recontra profunda, porque vos laburaste con alguien en una película, te volvés a encontrar y parece que lo conocés de toda la vida, que extrañas, que parecen esas primas, esos primos que saben todo, ¿no? Entonces, siempre son espacios donde se generan, eso sería algo común, equipos que son familia. Pero bueno, pasa en cualquier proyecto.

Escucho mucho a las personas que en su momento tuvieron que dar batalla para lograr la Ley de Teatro y la cantidad de tiempo que llevó y la cantidad de organización que demandó. Y eso me hace recuperar esperanzas en el sentido de que siempre hay que hacer”.

Pusiste tu voz en el último disco de Fito Páez…

También fue una experiencia muy singular, muy difícil de comparar con otras cosas. Y, sin embargo, también ese rato que estuve tan enganchada con el disco, con su mundo, con todo lo que implicaba y conectada con Fito y su equipo… ahora para mí ya son un grupo de gente que también las vuelvo a ver y hay algo en común muy fuerte. Una sensación de haber hecho un viaje juntos, ¿no?

¿Cuándo surgió el teatro en tu vida?

A los 15 años fui a un taller de teatro en mi barrio, en Flores, Capital, un taller gratuito y estuvo bueno porque si no yo no hubiese podido ir. Y cuando se hacían los talleres, no terminaba la jornada escolar, después de un colegio secundario. Era un plan de cultura en barrios. Y tomé la primera clase y fue un impacto muy fuerte, sentí una potencia total, me engancho, una diversión, una fascinación con haber estado ahí. Lo disfruté profundamente y sabía que quería seguir haciéndolo. Y ya ese año mi profesora me invitó a ensayar una obra el año siguiente, entonces yo tocaba el cielo con las manos. Después dije, “bueno, esto me lo tengo que tomar en serio”, y empecé a buscar dónde estudiar más. Y me acuerdo que tuve una entrevista con Luisina Brando para su escuela, pero al final no fui. Tuve varias entrevistas y tuve una con Víctor Laplace, fui a su escuela, estuve un mes, después sentí que tenía que ir para otro lado, él daba las clases con Néstor Romero. Y después de un curso de clown, me hice amiga de una chica que sigue siendo amiga mía y me llevó a un estudio con una profesora. Me dijo “mirá, es muy joven, pero es una genia”. Y bueno, con esa profesora, Nora Moseinco, estuve 10 años, fui su asistente, empecé a dar clases, hice mi primera obra, la segunda. Fue una experiencia hermosa y se fue multiplicando. Estudié bastante, hacía diferentes cursos, muchas veces no tenía plata y proponía a mis profesores algún tipo de canje y tomaba las clases y así me fui formando. Y hoy día yo siento que todos esos cursos de entrenamiento de distintas disciplinas tienen un rebote, son las herramientas que yo utilizo para actuar, ¿entendés? De hecho, la grabación de los de los monólogos en el disco de Fito están súper actuados, me aprendí de memoria los textos y él me había propuesto que el día de la grabación armemos una especie de escenario teatral para que yo pudiera desplegarme en la grabación, como si fuese una obra de teatro, y él me dirigía como un director de teatro. Y es muy buen director, entonces todo eso ayudó y funcionaba…

¿Qué expectativas tenés de esta visita a Salta?

Todas las expectativas: conocer gente, compartir la película, charlar sobre cine, ver qué le pasa a la gente con nuestro material, cómo lo siente, qué tiene para compartir… todo eso.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí