River tendrá entre las semanas del 12 y 18 de agosto un rival que conoce bastante bien como es el Gumarelo, con ida en Asunción y vuelta en el Monumental: en los papeles, un adversario que no se la debería hacer fácil pero al que River debería poder pasar por historia y jerarquía (el año pasado, aún bajo el mando de Martín Demichelis, le ganó 2-1 en Paraguay y 2-0 en Núñez por la fase de grupos). En todo caso, la mayor dificultad estará inmediatamente después si el equipo de MG consigue sortear a Libertad: en unos eventuales cuartos de final (entre las semanas del 16/9 y el 23/9), si se da la lógica, estará el cuco de la actual edición de la CL. Ni más ni menos que el Palmeiras, que además define todas sus series en el Allianz Parque. El Verdao fue el mejor puntero entre todas las zonas, con seis victorias en seis partidos, con 17 goles a favor y cuatro en contra, y que ahora se medirá con Universitario de Perú, un cruce que salvo por un milagro de la U tendría que pasar sin problemas (a un par como Sporting Cristal, por caso, le ganó 3-2 en Lima y 6-0 en San Pablo).
No habrá que adelantarse demasiado, pero la proyección que hizo todo el mundo River después del sorteo pone en el camino al conjunto dirigido por un Abel Ferreira que ya eliminó al CARP en aquella increíble serie de semis de la CL20 y que, como Gallardo, ya ganó dos Libertadores en su club. En todo caso, Palmeiras tendrá que romper con la maldición de los equipos con puntaje perfecto en fase de grupos: como ocurrió en 2015 con ese Boca de Arruabarrena eliminado justamente por River, nunca logró siquiera llegar a la final un club que sacara 18/18 puntos en este formato (Vasco ‘01, Santos ‘07, Boca ‘15 y el propio Verdao ‘22).
Primero viene Libertad, pero después…
Pero el recorrido minado que virtualmente se le abrió a River no termina ahí: en caso de acceder a una semifinal, podría cruzarse con el último campeón de América, Botafogo (va con LDU en octavos), o con otro gigante brasileño como el San Pablo (se cruza con Atlético Nacional). Sí, no será un camino de rosas sino más bien de espinas, pero Gallardo sabe del tema. Por lo demás, habrá que jugar y no hay garantías para nadie: el año pasado, con un panorama bastante más amable en unos playoffs que lo cruzaron con Talleres y Colo Colo antes de Mineiro, definiendo todas las llaves como local e incluso con la final ya preestablecida en el Monumental, el sueño quedó trunco.
Esta vez el foco estará primero en un Libertad que se clasificó bien a octavos dejando por debajo a Alianza Lima y Talleres y que fue el primer rival internacional del ciclo Gallardo allá por 2014 en los octavos de la Sudamericana. Dirigido por Sergio Aquino y con referentes históricos como Tacuara Cardozo y Roque Santa Cruz, el Gumarelo será el primer escollo para un River que si quiere ganar la Libertadores ya sabe que deberá hacerlo sin tomar atajos. El Muñeco, feliz: son los desafíos que más le gustan. La Libertad, a un precio alto.
En cuartos podría haber un nuevo cruce entre Abel Ferreira y Gallardo.
El cuadro de la Copa Libertadores
Llave Libertadores.
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