Este lunes, en el marco del Día del Bombero Voluntario, la localidad salteña de San Luis rindió homenaje a quienes arriesgan su vida para salvar la de otros. El acto central tuvo lugar en la delegación municipal de San Luis, donde los camiones, las sirenas y los uniformes se convirtieron en símbolo de entrega y vocación.
Elia Márquez, jefa del cuartel, se mostró conmovida por el reconocimiento, y destacó el trabajo de sus compañeros en su encuentro con El Tribuno. “Es la primera vez que nos rinden homenaje en la misma comunidad donde trabajamos. Es un día hermoso y muy especial para todos”. La delegación que dirige lleva diez años de servicio y nació tras la pérdida de un compañero. “Martín Albarracín fue parte de un cuerpo de rescate. Tras su fallecimiento, decidimos crear el cuartel en su memoria. Hoy, siento que él nos ayuda desde el cielo”, contó la mujer.
Foto: Javier Rueda
El cuerpo operativo está integrado por doce personas altamente capacitadas que, además de combatir incendios, realizan rescates, atienden accidentes vehiculares y responden ante todo tipo de emergencias. “Tenemos unidades específicas para incendios forestales y estructurales, y también para rescates vehiculares. En nuestra zona, los siniestros son casi diarios, sobre todo en la madrugada, con baja visibilidad y exceso de velocidad”, explicó Márquez.
La jefa, única mujer en ocupar el cargo de directora del Comando Único de Operaciones a nivel nacional dentro de la Federación, destacó la entrega de su equipo. “Todos trabajan o estudian. No hay vagos en el cuartel. Lo que nos mueve es la vocación y el compromiso”, expresó.
Durante la entrevista, Márquez también recordó las situaciones críticas vividas en la zona: incendios durante el viento zonda, rescates de personas en malas condiciones y múltiples intervenciones en accidentes. “Por suerte, todos los rescates que hicimos en San Luis terminaron bien, con personas salvadas con vida. Eso es lo que nos motiva”, afirmó.
La jornada de homenaje incluyó actividades con la comunidad y, por la noche, la tradicional comida de camaradería: “La jefa les va a hacer un locro a los chicos. Es nuestra forma de agradecerles por tanto”, cerró con una sonrisa.
Cómo se puede ser bombero voluntario
El ingreso al cuartel requiere de una exigente capacitación de un año, y a partir de allí, los bomberos pueden seguir formándose en ámbitos federales y nacionales. “No es solo ponerse un uniforme, hay una formación específica que se va profundizando con el tiempo. Nosotros aceptamos solo mayores de 18 años. Las personas mayores también pueden sumarse desde el cuartel, sin necesidad de salir a las intervenciones”.
La Silleta también estuvo presente
Durante la conmemoración por el Día del Bombero Voluntario, el jefe del Cuerpo Operativo de La Silleta, Martín Padilla, también estuvo presente y compartió una reflexión profunda sobre los desafíos que enfrentan los bomberos rurales. Además, recordó la intervención solidaria de su delegación durante el incendio del 2 de agosto del año pasado, que afectó a varios sectores de San Luis.
“Es un honor poder estar acá en tiempos de paz, porque nos tocó venir a apoyar durante aquella emergencia. Las condiciones climáticas eran terribles y sabíamos que iba a hacer falta ayuda. Ni siquiera preguntamos: vinimos”, expresó Padilla, destacando la cooperación entre delegaciones. “Tenemos una excelente relación con San Luis. Cuando vimos lo que ocurría, sabíamos lo que se venía”, recordó.
Martín Padilla. Foto: Javier Rueda
El incendio de 2023, que movilizó a distintas brigadas de la región, dejó una marca profunda en la comunidad. Padilla señaló que su equipo actuó en coordinación con la delegación local, Cerrillos y la Brigada Forestal, bajo lineamientos del Comando Único de Operaciones (CUO). “Nos asignaron áreas de trabajo y nos integramos rápidamente. Pero más allá de estar listos para actuar, el mensaje más importante es la prevención”, remarcó.
En ese sentido, fue contundente: “Los incendios rurales y de pastizales como el que se vivió acá son totalmente evitables. Siempre está la mano del hombre detrás, sea por negligencia o por intención”.
Actualmente, el cuerpo operativo de La Silleta cuenta con entre 12 y 15 miembros activos, un número que varía según las posibilidades de cada voluntario, ya que no perciben remuneración y deben compatibilizar su tarea con responsabilidades personales y laborales.
Padilla también alertó sobre el inicio temprano de la temporada de incendios: “Ya estamos entrando en la tercera semana de trabajo atendiendo focos. Lamentablemente, hay costumbres muy arraigadas que no logramos erradicar. Prenden fuego para preparar la tierra, creyendo que mejora el suelo para la siembra. Pero no es así”.
Contó, además, que en su zona ya se registraron incidentes de gravedad. “Tuvimos un incendio en el cerro de Dávalos, donde una familia hizo un asado que se descontroló. Terminó ardiendo más de la mitad del cerro. Por eso insistimos tanto en la concientización”, explicó.
El testimonio de Padilla no solo refleja el trabajo silencioso y sacrificado de los bomberos voluntarios, sino también una advertencia clara: prevenir los incendios rurales es una responsabilidad compartida que exige conciencia y compromiso ciudadano.