Humo, ambiente irrespirable, basura por todos lados, abandono y lo peor: la inacción prolongada de muchas autoridades frente a la contaminación ambiental que golpea sin tregua al Valle de Lerma. Campo Quijano, Rosario de Lerma, Chicoana, El Carril, La Merced, Cerrillos y Coronel Moldes enfrentan un problema común: la falta de una política integral para el tratamiento de residuos y el control efectivo de los microbasurales, quema ilegal e impacto sobre los ríos de toda la región.
Por ejemplo, en Campo Quijano, la situación en el Dique Las Lomitas ha generado indignación. El lugar, que iba a ser un centro de compostaje para restos de poda, se convirtió en un microbasural a cielo abierto donde se acumulan desechos de todo tipo. La quema de residuos genera un humo espeso que afecta la salud de los vecinos y la visibilidad en las rutas. “Esto es un asco. Todos los días tenemos humo, basura y olor. Es una vergüenza que esto ocurra al lado del dique”, denunció una vecina. Aunque la ley prohíbe expresamente la incineración de residuos, la práctica persiste y lo que debía ser un proyecto con ambiental con beneficios de alto impacto, terminó siendo un problema para todo ese sector..
El intendente Lino Yonar, tras las críticas, salió al cruce de las acusaciones y aseguró que se va a erradicar ese foco de contaminación. Aclaró que el predio había sido destinado en la gestión anterior al tratamiento de restos de poda, pero el uso indebido y la acción de personas que provocaron quemas intencionales agravaron el problema. “Vamos a erradicar el basural del Dique Las Lomitas y a sancionar a quienes contaminen deliberadamente”, aseguró Yonar.
También anunció una fuerte campaña para erradicar microbasurales en todo el municipio. Sucede que en Quijano, además de la inconsciencia de algunos, también hay intencionalidad para perjudicar. “Se detectó que un vecino todos los días llegaba a este microbasural a quemar la basura que otros arrojaban de forma desaprensiva. Ambos hechos son ilegales y sancionables. En pocos días más, con maquinaría pesada vamos a erradicar de cuajo este predio que es un verdadero problema para los vecinos. Y los que no entiendan, e insisten en complicar la vida a los demás serán sancionados y denunciados”, aseguró el jefe comunal.
Hasta 200 microbasurales en Rosario de Lerma
En Rosario de Lerma la situación no es mejor. Se identificaron hasta 200 microbasurales que deben ser retirados uno por uno, además del servicio de recolección habitual para una ciudad que supera los 40 mil habitantes.
El costo de llevar la basura al vertedero San Javier de Salta Capital es de un millón de pesos por día. La ciudad tenía su propio basural municipal, pero está abandonado y junto a un río, lo que lo hace inoperable y ambientalmente peligroso por las filtraciones. Pero el lugar es usado frecuentemente como vertedero y basural a cielo abierto, pese a las prohibiciones.
La situación por los residuos se repite en casi toda la región
Espacios verdes o lechos de ríos utilizados como vertederos.
El panorama se repite en casi todas las localidades del Valle de Lerma. En Chicoana y El Carril, los basurales están junto a los ríos, generando un impacto ecológico directo. En La Merced, también se depende del vertedero San Javier, pero al mismo tiempo hay denuncias de que se arrojan residuos en espacios verdes o cuerpos de agua. En Coronel Moldes y La Viña hay un tratamiento compartido de residuos, pero sin soluciones definitivas.
Frente a este escenario, el intendente Enrique Borelli de Cerrillos, logró consolidar un sistema de recolección de residuos moderno y eficiente. El servicio cubre más de 80 barrios, con siete recorridos diarios y camiones equipados con tecnología de levantamiento automático de contenedores. La implementación de un plan de mantenimiento preventivo permite mantener operativos los camiones y asegurar la recolección incluso en zonas alejadas.
Cerrillos, con una geografía extensa y barrios dispersos, logró un equilibrio ejemplar en la gestión de residuos. Pero igualmente se debe realizar el depósito final en el San Javier en la ciudad de Salta.
El problema de fondo en el Valle de Lerma sigue siendo estructural. La ausencia de un vertedero regional, la falta de conciencia ambiental en parte de la población, y el incumplimiento de normativas ambientales agravan una situación que se hace crónica. Mientras tanto, los municipios gastan fortunas para llevar sus residuos a Salta Capital al vertedero San Javier, o en todo caso conviven con basurales a cielo abierto. La solución necesita acción conjunta, inversión seria y una política ambiental que mire a largo plazo.